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viernes, 11 de agosto de 2023

El mapa de sabores de la lengua



He de reconoceros que este es uno de mis mitos científicos favoritos y os diré el motivo al final del post. 

Durante décadas, hemos visto multitud de veces, libros escolares incluidos, un mapa de sabores en la lengua, un gráfico detallado como el que he puesto y que representa las diferentes zonas de la lengua responsables de detectar los cuatro sabores básicos: dulce, salado, ácido y amargo. También hay versiones que incluyen al umami. Este concepto ha permeado en la cultura popular y también ha llegado a la enseñanza de la gastronomía. Por suerte, en las últimas décadas, parece que ha llegado algo de luz sobre la verdadera naturaleza de cómo percibimos los sabores, desmontando así este mito popular. 

La idea del mapa de sabores en la lengua se originó a principios del siglo XX, cuando el científico alemán David Pauli Hänig publicó un artículo en 1901 sobre la distribución de las papilas gustativas en la lengua. Sin embargo, sus hallazgos fueron malinterpretados y exagerados con el tiempo, dando lugar a la creencia de que ciertas áreas de la lengua eran sensibles a sabores específicos.

Investigaciones posteriores refutaron el concepto del mapa de sabores en la lengua, pero el 'daño' ya estaba hecho. Los estudios de cartografía de papilas gustativas más precisos han demostrado que las papilas que detectan diferentes sabores se distribuyen de manera uniforme en toda la superficie de la lengua. Esto significa que todas las áreas de la lengua son igualmente sensibles a todos los sabores básicos.

Además, investigaciones neurocientíficas han revelado que la percepción del sabor es un proceso mucho más complejo que simplemente activar áreas específicas de la lengua. Nuestro sentido del gusto involucra una interacción intrincada entre las papilas gustativas, las neuronas sensoriales y varias áreas del cerebro. Diferentes sabores desencadenan respuestas en múltiples partes del cerebro, lo que crea una experiencia de sabor rica y completa.

El desmontaje del mito del mapa de sabores de la lengua tiene implicaciones significativas en la gastronomía y la percepción culinaria. La idea de que ciertos sabores se deben experimentar en áreas específicas de la lengua ha llegado a influir en la forma en que algunos chefs diseñaban sus platos y cómo combinaban los ingredientes. O eso dicen.

¿Y por qué este mito me gusta tanto? Pues muy sencillo, al contrario que otras falsas creencias que puede ser más o menos complicado comprobar, aquí basta coger un poco de sal, azúcar, zumo de un cítrico o un poco de vinagre para ir probando el mapa... En fin.

martes, 2 de julio de 2019

Michael Faraday y el espiritismo



Como bien saben los seguidores de esta humilde bitácora, algo abandonada durante los últimos meses, considero a Michael Faraday (1791-1867) como uno de los mejores científicos (y divulgadores) de la Historia de la Ciencia, con una vida de entrega y superación digna de una película de Hollywood.

Hoy no hablaré de su obra científica o divulgadora, sino de una faceta menos conocida de su vida. La de escéptico. Sí, porque aunque Faraday fue una persona muy religiosa, ya que pertenecía a la Comunidad Sandemaniana, una escisión de la Iglesia protestante que creía en la literalidad de la Biblia, cultivó el escepticismo, y en concreto, el relativo al surgimiento del movimiento espiritista en el siglo XIX.

Ahora nos puede parecer exótico, pero lo cierto es que a mediados del siglo XIX, el espiritismo era seguido por grandes figuras de la cultura e incluso la ciencia. Y despertó el interés de Michael Faraday.

Una de las demostraciones más impactantes era la de las mesas giratorias, una sesión en la que los participantes se sentaban alrededor de una mesa, colocando sus manos sobre ella y guiados por la fuerza de los espíritus la mesa comenzaba a rotar. En ocasiones se elevaba en el aire e incluso podía utilizarse para comunicarse con el otro mundo inclinándose hacia un alfabeto y deletreando mensajes. 



Esta energía misteriosa llamó la atención de Faraday y en 1852 reunió a un grupo de practicantes de esta modalidad espiritista para hacer un experimento en tres etapas. En la primera de las fases, pegó una serie de materiales sobre la mesa como cartones, madera, papel de lija, vidrio, goma, láminas de estaño... para después comprobar que los 'espíritus' movían la mesa de esa forma inquietante como la había visto en otras ocasiones. En esta etapa Faraday concluyó que los materiales no afectaban al movimiento. 

En una segunda fase, el sagaz científico utilizó los materiales de la primera fase del experimento para fabricar unas láminas de cinco capas separadas por unas bolitas pequeñas de caucho a modo de unión, una unión lo suficientemente fuerte para mantener las láminas en una nueva posición pero también lo suficientemente débiles para ceder ante una fuerza ininterrumpida. Faraday colocó las láminas sobre la mesa, sujetó la base al tablero y dibujó una línea de lápiz sobre las esquinas de las láminas. 

La idea era que, si realmente había una fuerza espiritual, la mesa debería moverse antes que las láminas que preparó Faraday. ¿Y qué ocurrió? Que tanto a simple vista como observando las líneas marcadas las manos se movían antes que la mesa. Los participantes imaginaban que la mesa se movía y, sin percibirlo, ejecutaban coordinada e inconscientemente, los pequeños movimientos de manos y dedos necesarios para hacer realidad sus intenciones. No había fraude por parte de los ejecutores, solo una interpretación errónea atribuyendo a los espíritus lo que era explicable de una forma natural.

Por último, y para zanjar definitivamente la supuesta influencia de los espíritus en el movimiento de la mesa, quedaba comprobar que si se retiraban las manos la mesa ya no podía moverse. Y para esto, el gran Faraday ideó unas láminas separadas por barras de cristal unido por gomas elásticas que asoció a una caña de unos cuarenta centímetros de forma que se conectaba a modo de palanca, amplificando los minúsculos movimientos de los dedos y manos. Algo así:


Fuente


Faraday reunió a los 'rotadores de mesas' y les pidió que invocaran a los espíritus para mover la mesa sin que la caña perdiera su verticalidad. Fue imposible. La mesa no se movió. Era la prueba de lo que ahora conocemos como respuesta ideomotora, el movimiento de los músculos independientemente del pensamiento deliberado.

Faraday publicó el resultado de sus conclusiones un año después en la revista Athenaeum, lo que provocó el ataque furibundo de los creyentes espiritistas. Pero ninguno de ellos accedió a acudir al laboratorio de Faraday para someterse a una sesión en condiciones controladas.

No sé a vosotros, pero a mí estos experimentos de Michael Faraday me recuerdan a los que más recientemente hacía el gran James Randi. Y para muestra, este ejemplo:



Para leer un poco más:

- ¿Esto es paranormal? Por qué creemos en lo invisible, Richard Wiseman, 2011.
- El peligro de creer, Luis Alfonso Gámez, 2015.
Investigación experimental del profesor Faraday sobre el movimiento de mesas
La tarde en la que Darwin fue a una sesión espiritista.

jueves, 13 de junio de 2019

'Ciencia, pseudociencia y pensamiento mágico' [Curso de verano en la UBU]


Amigos y amigas de Burgos y alrededores (incluye Murcia), el mes que viene se celebrará la cuarta edición del curso de verano Ciencia, pseudociencia y pensamiento mágico en la Universidad de Burgos. Se trata de una oportunidad única para adquirir una visión multidisciplinar de la anticiencia que nos rodea, de la mano de grandes expertos en su campo, todos ellos dirigidos bajo la batuta de Luis Alfonso Gámez, leyenda viva del escepticismo y el periodismo. 

Estoy contento y muy agradecido por el hecho de que Luis Alfonso haya contado conmigo para tratar el tema de la quimiofobia. Y espero estar a la altura, todo sea dicho. En cualquier caso, el programa es absolutamente espectacular. Juzgadlo vosotros mismos:

Lunes, 8 de julio
9.30 h. Apertura del curso.
9.45 h. “Sesgos cognitivos, ciencia, y pseudociencia”, por Helena Matute, catedrática de Psicología en la Universidad de Deusto (Bilbao) y autora de Nuestra mente nos engaña.
10.45 h.: “Política: ciencia y anticiencia”, por Mauricio-José Schwarz, periodista científico, youtuber y autor de La izquierda fengshui.
12.15 h.: “Abro hilo. Guía para cazar falacias pseudocientíficas en las redes sociales”, por Raúl Urbina Fonturbel, profesor de Lengua Española de la Universidad de Burgos.
13.15 h.: mesa redonda con los tres ponentes: “¿Cómo nos protegemos de los engaños?”.
Martes, 9 de julio 
9.45 h. “Quimiofobia. Origen, evolución y estado actual”, por Daniel Torregrosa, químico y divulgador científico. Autor del libro Del mito al laboratorio.
10.45 h.: “De qué hablamos cuando hablamos de seguridad alimentaria”, por Dolores Coll, veterinaria y responsable de programas de salud en la Dirección de Salud Pública y Adicción del Gobierno vasco.
12.15 h.: “Mitos (y falacias) de la microbiota”, por Guillermo Quindós, catedrático de Microbiología de la Universidad del País Vasco.
13.15 h.: mesa redonda con los tres ponentes: “¿Cómo nos protegemos de los engaños?”.
Miércoles, 10 de julio
9.45 h. “Pseudohistoria e inventos del poder antes de las fake news». Antonia de Oñate, historiadora y directora ejecutiva de ARP-Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico.
10.45 h.: “¡Es una conspiración!”. Vicente Prieto, biólogo de la Xunta de Galicia y presidente del Círculo Escéptico.
12.15 h.: “¿Pero de verdad fuimos a la Luna?”. Luis Alfonso Gámez, periodista del diario El Correo y autor del blog Magonia.
13.15 h.: mesa redonda con los tres ponentes: “¿Cómo nos protegemos de los engaños?”.
El curso solo cuesta 45€, supone medio crédito para los alumnos de la UBU y la oportunidad es única, así que apuntaros porque merece mucho la pena. Toda la información está en este enlace de la universidad y también tenéis un tríptico con más información. 

Ah, se me olvidaba, en este curso hay que agradecer también el apoyo de Círculo Escéptico

¡Nos vemos en Burgos!

miércoles, 20 de diciembre de 2017

La quimiofobia nuestra de cada día [Conferencia]

Os dejo la conferencia que impartí en la Universidad de Alicante dentro del curso Internacional La ciencia toma la palabra, que se celebró hace unos meses y en el que compartí cartel con grandes divulgadores y científicos como María Blasco, Fernando Frías, José Pío Beltrán, Alberto Nájera... Espero que os guste. ;)




NOTA: Esta entrada participa en la LXV edición terbio del Carnaval de Química, alojada en el blog @quimidicesnews, que recomiendo encarecidamente por su rigor y frescura. Gracias por resucitar el Carnaval :)

martes, 20 de junio de 2017

Los riesgos de las pseudociencias, a debate [Artículos de opinión en el periódico La Verdad]


El pasado domingo 18 de junio el periódico La Verdad de Murcia publicaba en su edición impresa un excelente reportaje titulado De vuelta a la cuevafirmado por el periodista especializado en sanidad y política social Javier Pérez Parra. Un artículo directo y sin equidistancias sobre el auge de las pseudociencias y pseudoterapias, del que os recomiendo su lectura.

Unos días antes, y sin haber leído este reportaje, me pidieron desde el periódico que si podía escribir un artículo de opinión sobre las pseudociencias en general y sus riesgos. Acepté encantado, cómo no.

El resultado lo tenéis a continuación. Como se puede comprobar, mi compañero de opinión es mi más que admirado divulgador y coordinador de la Unidad de Cultura Científica de la UMU Jose López Nicolás, cuya columna es para enmarcarla. Nadie como Jose con la valentía para azotar a la anticiencia, nadie como él para agitar las conciencias y decir las verdades a la cara. ¡Basta ya! Algo que lleva haciendo sin descanso los últimos años de forma pública. Gracias de nuevo. 

Espero que os guste también mi artículo, con un enfoque distinto pero complementario. 800 palabras dan para lo que dan.

Salud, nunca mejor dicho.


Clic en la imagen para ampliar


Actualización: Parece que no se ve bien la imagen. El artículo de Jose lo podéis leer aquí y el mío os lo transcribo a continuación:

«Las hay clásicas como la astrología, la ufología, el espiritismo, la telepatía, la videncia, el reiki o la homeopatía; de moda, como la terapia con ventosas (cupping), la dieta alcalina o la bioneuroemoción; surrealistas como la orinoterapia, cuyo nombre ya lo dice todo o incluso están las que afirman alegremente y sin fundamento que las vacunas causan autismo, olvidando que quizá, junto con la cloración del agua de consumo y los antibióticos, la vacunación sea uno de los inventos que más vidas ha salvado en la historia de la humanidad.
Pero todas comparten una denominación común: son las llamadas pseudociencias, o pseudoterapias cuando se postulan como alternativa a la medicina convencional. Se trata de conjuntos de creencias o tratamientos que se presentan con la intención de parecer científicos pero que en la realidad carecen de evidencia contrastable y no siguen el método científico. Realizan afirmaciones que pretenden producir conocimiento científico pero sin cumplir con las características asociadas con la ciencia y su metodología.

Somos crédulos por naturaleza. Desde la infancia aceptamos las advertencias que nos hacen nuestros padres o maestros sin cuestionar directamente la validez de las mismas. Si nos dicen que meter los dedos en un enchufe o comernos cualquier seta del campo es peligroso, nos lo creemos y no se nos ocurre aplicar la experimentación directa para comprobarlo. Nuestros ancestros del Paleolítico tenían más probabilidades de sobrevivir si estaban convencidos de que estaban expuestos a un peligro pese a que sus sentidos no lo detectaran. A lo largo de la evolución humana las creencias han permanecido como algo vital para la supervivencia, lo que nos ha dejado de forma residual y a nivel adaptativo un terreno fértil para el surgimiento de las pseudociencias. Siempre hemos sido presas fáciles.

La ciencia adquiere sus conocimientos siguiendo los pasos del método científico, que, en resumen podemos definirlo como aquel que se basa en la observación o detección de un fenómeno, su medición, la recopilación de datos y la repetición del experimento de forma independiente. Con los datos obtenidos se establece una hipótesis cuya validez se confirma o se rechaza de acuerdo a su capacidad de predecir los resultados de nuevos experimentos. Es la forma más objetiva que tenemos de conocer la realidad y en el que confiamos cada vez que cogemos un avión o abrimos una lata de conservas sin miedo a morir intoxicados. Y por el contrario, las pseudociencias basan su doctrina en anécdotas, evidencias imposibles de verificar, testimonios aislados sin ninguna fundamentación o ideas delirantes que contradicen las leyes de la química. Todas con el denominador común de ir siempre dirigidas a las emociones y la promesa de proporcionarnos algún beneficio físico o de complacencia espiritual, que no podemos adquirir por los medios convencionales.

Cuentan que el rey Ptolomeo I, angustiado por las dificultades que sufría al iniciarse en las Matemáticas, le preguntó al gran Euclides si no había otra forma más rápida de aprender Geometría que no fuera el estudio profundo de los trece volúmenes de sus Elementos. Y el sabio Euclides le respondió: «Majestad, no hay atajos reales para la Geometría».

Las pseudociencias nos prometen «atajos» para curarnos de enfermedades sin sufrir largos o duros tratamientos, para mejorar el rendimiento intelectual o deportivo con poco esfuerzo, para cambiar nuestro destino escrito en los cielos o en la palma de la mano, nos quieren hacer sentir especiales. En definitiva, nos ofrecen el camino corto y fácil para resolver nuestros pequeños o grandes problemas cotidianos, aprovechándose en algunas ocasiones de la desesperación y el sufrimiento.

Las afirmaciones extraordinarias de las pseudociencias requieren pruebas extraordinarias, parafraseando la famosa máxima atribuida al filósofo escocés David Hume y que popularizó doscientos años después el científico y divulgador Carl Sagan. Cuanto más extraña y asombrosa sea una afirmación o promesa, más contundente y evidente tiene que ser la prueba y no vale el mero testimonio o igualar el efecto placebo. Hay que convencer con pruebas.
Donde las pseudociencias producen el mayor daño es el ámbito de la salud. Es cierto que muchas de ellas no tienen efectos secundarios -porque no los tienen primarios- y los casos de enfermos que abandonan un tratamiento convencional por otro alternativo con el resultado de su muerte son por desgracia cada vez más frecuentes.

En las últimas semanas hemos leído que la Organización Médica Colegial de España ha denunciado un centenar de webs a la Fiscalía General del Estado por promover falsas terapias, la Real Academia Nacional de Farmacia se ha pronunciado tajantemente (¡ya era hora!) sobre la ineficacia y el riesgo de la homeopatía, el reiki ha sido expulsado de los hospitales públicos por la Consejería de Sanidad de Madrid… Parece que algo se está moviendo pero queda mucho trabajo por hacer.

Cuestiónese todo, pida pruebas, y no crea en los «atajos». El mundo real no funciona así.»

sábado, 1 de octubre de 2016

La penúltima entrevista a Carl Sagan

Aunque lleva algunos años circulando por las redes sociales he decidido traer al blog este fin de semana la penúltima entrevista televisiva a Carl Sagan pocos meses antes de morir. Fue el 27 mayo de 1996 y se acababa de publicar su obra maestra de la divulgación y el escepticismo El mundo y sus demonios. Esta entrevista se ha ido citando como la última pero en realidad la última fue el 4 de diciembre del mismo año en la cadena ABC. [Aquí un extracto que he podido encontrar (a partir del minuto 1:15). Ojo, que impresiona].

Después de veinte años los problemas que le inquietaban en su día a Sagan siguen con nosotros. Seguimos creciendo en una sociedad científica y tecnológica espectacular donde la ciencia básica es ignorada -o caricaturizada convirtiéndola tan solo en un espectáculo- por gran parte de la sociedad, que se sigue entreteniendo con supersticiones y charlatanería. Seguimos embutidos en sesgos de todo tipo y carentes de herramientas para identificar y huir de la equidistancia. Seguimos con nuestra arrogancia y falta de humildad... Sagan nos dejó pero nosotros seguimos.

Buen fin de semana.











martes, 22 de septiembre de 2015

La tarde en la que Darwin fue a una sesión espiritista

Shhh... No se lo digáis a nadie

Londres, 16 de enero de 1874. Aquella fría y lluviosa tarde de invierno Charles Darwin, quién quince años antes había publicado su obra cumbre El origen de las especies, acudió a la casa de su hermano Erasmus en el número 6 de Queen Anne Street, muy cerca de la plaza Cavendish y sus maravillosos jardines. ¿El motivo de su visita? Asistir a una sesión de espiritismo.

Allí le esperaban su primo Francis Galton, entusiasta defensor de la eugenesia y padre de la psicología diferencial acompañado de Mary Anne Evans, más conocida por su seudónimo George Eliot, una importante novelista de la época victoriana y conocida por traducir la Ética de Baruch Spinoza al inglés. Otros asistentes a la sesión espiritista en casa de Erasmus fueron George Henry Lewes la pareja de Eliot en aquel momento, Hensleigh Wedgwood, etimólogo y primo de Darwin, y Frederic W.H. Myers, el inventor de la palabra «telepatía» y fundador de la aún existente Sociedad para la investigación psíquica

El grupo había contratado los servicios del médium norteamericano Charles Williams, recordado por el ser el maestro de Florence Cook, la famosa médium espiritista londinense que consiguió la atención de su época y engañó a todo un grande de la química como William Crookes, que la estudió durante tres años en «condiciones de laboratorio» cuando supuestamente conseguía materializar el ectoplasma de la fallecida Katie King.

Lo que ocurrió en aquella sesión de espiritismo varía ligeramente según la fuente que se consulte, pero todo apunta a que Darwin se marchó antes de que concluyera sin ver ningún efecto espectacular o sobrenatural. De hecho, definió la experiencia como «sofocante y fatigosa». Once días después tuvo lugar otra sesión en el mismo lugar a la que no asistió él pero sí su hijo George, que ya despuntaba como un gran astrónomo, y Thomas H. Huxley también conocido como el Bulldog de Darwin por la defensa de la teoría de la evolución de su gran amigo. 

Poco después Darwin escribió a Huxley: «Aunque la sesión de espiritismo me cansó mucho, realmente mereció la pena el esfuerzo... Ahora mi mente precisaría una evidencia de gran peso para hacerme creer que no se trata de simples trucos... Me complace pensar lo que declaré anteayer a toda mi familia, que cuanto más pensaba en lo que había ocurrido en Queen Anne Street, más convencido estaba de que todo era una impostura».

Darwin fue bastante crítico con el espiritismo desde entonces, algo que le venía ya de lejos con su alejamiento de la fe religiosa a raíz de la muerte de su hija Anne con tan solo diez años de edad. Dos años después de aquella tarde lluviosa en casa de Erasmus, siguió bastaste de cerca, e incluso participó, en la primera demanda judicial a un espiritista profesional de la que se tiene constancia en Inglaterra promovida desde el mundo de la ciencia. La del catedrático de Zoología Edwin Ray Lankester contra el médium Henry Slade, un supuesto doctor este último que se dedicaba a saquear los bolsillos de los londinenses aprovechándose de la desesperación de aquellos que habían perdido a un ser querido. Cuatro años antes Slade fue desenmascarado en Nueva York y probó fortuna en Londres donde tras un periodo de éxito se las vio con Edwin Lankester. Charles Darwin se enfrentó en este caso con su apreciado colega Alfred Wallace, defensor del espiritismo y otras causas disparatadas. Tras un mediático y accidentado juicio, Slade fue condenado a tres meses de trabajos forzados que nunca cumplió.

Puede que hayan transcurrido más de cien años pero a estas alturas no hemos aprendido todavía la lección. En nuestro entorno más cercano seguimos conviviendo con aquellos charlatanes y estafadores de la época victoriana, ahora reciclados y modernizados, y la mayoría de las veces, por no decir todas, se escapan de rositas como Slade y tantos otros, dejando a su paso la frustración, el sufrimiento y los bolsillos vacíos en sus víctimas. 

«Nada hay más importante que la difusión del escepticismo o el racionalismo durante la segunda mitad de mi vida (...)» afirmaba Darwin en su Autobiografía no censurada. Sin duda, una máxima que merece la pena recordar. Palabra de Darwin. 


FUENTES:

- The Invention of Telepathy, Roger Luckhurst. Oxford University Press (2002)
- La comisión para la inmortalización, John Gray. SextoPiso (2014)
Charles Darwin y Alfred Wallace ante el espiritismo
- Autobiografía, Charles Darwin. Laetoli (2008)
- Enlaces del post: Wikipedia.org

sábado, 16 de mayo de 2015

Carl Sagan y los ovnis


Carl Sagan creía firmemente en los ovnis
Así lo cuenta William Poundstone en su libro de 1999 Carl Sagan. Una vida en el cosmos que acaba de publicarse traducido al español hace unas semanas. 

Para matizar un poco la demoledora afirmación con la que he empezado hay que remontarse en el tiempo. Como conté hace unos meses en Carl Sagan y Hermann Muller, durante el verano de 1952 el joven Sagan, que contaba entonces con 17 años de edad, pasó un verano entero trabajando como asistente del premio Nobel en sus laboratorios de Bloomington. 

Muller y Sagan mantenían largas charlas sobre el origen de la vida en la Tierra y la posibilidad de vida extraterrestre en otros planetas. El boom de los ovnis vivía su apogeo en la sociedad de los años cincuenta del siglo pasado. Desde que en 1947 el piloto civil estadounidense Kenneth Arnold narrara el avistamiento de una formación de nueve objetos con forma de bumerán que volaban a una velocidad descomunal, la moda en la ficción literaria y cinematográfica eran los platillos volantes. Y los extraterrestres.

Para Sagan, firme defensor de la existencia de vida en otros mundos, la existencia de ovnis era la confirmación de que realmente no estábamos solos en el universo. Incluso, como cuenta Poundstone en su libro, Sagan escribió ese verano una carta al secretario de Estado, que en aquel entonces era Dan Acheson, preguntándole seriamente qué pensaba hacer el gobierno si se demostraba que estos vehículos extraterrestres suponían una amenaza para su país. La respuesta llegó a través de un subalterno del Departamento de Estado de forma breve y contundente: «Bajo las circunstancias de una situación puramente hipotética, el Departamento no tiene ningún comentario que hacer sobre los temas de su consulta».

Carl Sagan tardó poco tiempo en percatarse de su equivocación y descartar la posibilidad de que los ovnis sean naves tripuladas por extraterrestres, pero nunca se avergonzó de su pasado. Es algo que nos ha ocurrido a muchos durante una etapa de nuestra vida, un etapa donde lo verdaderamente interesante estaba en el misterio. Supongo que todo forma parte de un proceso personal. Sagan fue muy combativo con el fenómeno ovni durante toda su vida y hay anécdotas de todo tipo. 

Hay una poco conocida donde el propio Sagan tuvo que escribir una carta contestando al millonario Laurance Rockefeller, hermano de Nelson, que insistía en que el gobierno ocultaba datos del fenómeno ovni y que tantos testimonios escondían algo... La respuesta del genial Carl la podéis leer a continuación:


Fuente

«Un millón de informes que digan que la Tierra es plana no aporta ninguna prueba sobre la forma de la Tierra».

Para terminar, qué mejor forma que con este vídeo extraído de la serie Cosmos donde Sagan expresa su mítica frase «Afirmaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias». Una frase, por otro lado, que ya pronunció antes de forma parecida Marcello Truzzi.


[Quién lo necesite puede activar los subtítulos]

sábado, 18 de abril de 2015

'A way of thinking' by Carl Sagan [Vídeo]

«Vivimos en una sociedad basada en la ciencia y la tecnología en la que nadie entiende nada sobre la ciencia y la tecnología» - Carl Sagan -

miércoles, 18 de febrero de 2015

'Medicina sin engaños' de J.M. Mulet [Reseña]


¿Sabes como llaman a la medicina alternativa cuando se prueba que funciona? El británico Tim Minchin se hacía esta pregunta en su archiconocido Storm, una divertida canción/poema de este excéntrico genio del humor que compartí por aquí hace ya la friolera de casi tres años. Tendrás que ver el monólogo para saber la respuesta a la pregunta. O leer el último libro de Mulet. Te recomiendo las dos cosas, pero especialmente el libro si quieres pasar un buen rato y te gustaría tener rigurosas herramientas para, llegado el caso, enfrentarte a seguidores u opinadores defensores de este grupo de terapias.

De todas las pseudociencias que nos rodean, las relacionadas con la salud están cada vez más en auge y presentan un serio peligro para los que caen en sus redes como también de forma indirecta para resto de la sociedad. No es algo nuevo, los bálsamos de Fierabrás han coexistido con la medicina desde siempre, pero sorprende especialmente el regreso al oscurantismo, la superchería disfrazada de buenrrollismo y sobre todo la pasividad de las autoridades. Pero ese es otro tema.

¿Qué nos vamos a encontrar en Medicina sin engaños que no sepamos ya o que no podamos encontrar en otros sitios? Es una pregunta que bien podría hacerse cualquier lector de este blog, al que se le presupone que tiene clara la eficacia de la medicina alternativa. Pues bien, os lo recomiendo especialmente a vosotros, queridos escépticos militantes, consumados o iniciados. En sus páginas nos encontraréis con la historia de la medicina y de las pseudoterapias (es la parte que más me ha gustado y la considero muy útil para desmontarlas), con la descripción de algunas terapias irrisorias, con un profundo análisis del porqué podemos caer en ellas, con mucha ciencia, más humor, y un decálogo final de los que merecen grabarse a fuego en plazas de los pueblos.

Me lo he pasado muy bien leyendo el libro de JM. Lo he devorado. He aprendido mucho con la información que lo inunda, muy rigurosa y contrastada, y con las anécdotas y referencias cinéfilas que siempre encontramos en sus libros. 

El humor es un excelente recurso para la denuncia de un tema como este, que en sí no tiene mucha gracia, por el sufrimiento que puede ocasionar y ha ocasionado a tantas personas. Hay casos dramáticos que también se cuentan en el libro. Y no es un libro que vaya a despertar muchas simpatías en ciertos sectores, pero lo considero necesario y por ello le agradezco sinceramente a su autor y a su editorial la valentía por publicarlo. Gracias.

Como le escuché una vez decir al propio Mulet, citando una conocida escena de la película Camino a la perdición: «Esta es la vida que llevamos, la que elegimos. Y hay una cosa segura, ninguno veremos el cielo». Tan segura como que la única medicina alternativa que funciona es... ;-)

lunes, 9 de diciembre de 2013

Don´t be a dick [Charla de Phil Plait]

Aunque tenga ya más de tres años, nunca está de más recordar esta charla del gran Phil Plait (@BadAstronomer) que impartió en el Amazing Meeting 8 celebrado en 2010. 

Cada vez que la veo, y es algo que suelo hacer a menudo, recuerdo este refrán con el que comienza Carl Sagan su genial obra El mundo y sus demonios:
"Es mejor encender una vela que maldecir la oscuridad"
Que la disfrutéis ;-) 

martes, 26 de marzo de 2013

Carta de Roald Dahl a los antivacunas

Dahl, su esposa Patricia y sus hijos Theo, Tessa y Olivia en 1961 

Sin duda el británico Roald Dahl es un escritor principalmente conocido por títulos dirigidos al público infantil como Charlie y la fábrica de chocolate, James y el melocotón gigante, Matilda y un largo etcétera. Menos conocida es su obra para adultos con títulos imprescindibles como Relatos de lo inesperado o Mi tío Ostwald, libro que ya reseñé en su día y que recomiendo encarecidamente. Y aún menos conocida fue su ingeniosa aportación a la neurocirugía cuando participó en el desarrollo de la válvula Wade-Dahl-Till tras el terrible accidente de su hijo Theo. En 1960, el pequeño Theo de apenas cuatro meses fue atropellado en su carrito por un taxi y sufrió graves lesiones que le provocaron hidrocefalia. Necesitó la colocación de una válvula y ante los problemas que surgieron con la misma, Dahl buscó ayuda y consiguió pasar a la historia de la medicina por su contribución (Podemos leer la historia completa en este artículo de JoF).

Pero hoy quiero traer al blog una terrible historia de la vida de Dahl que he descubierto recientemente. Dos años después del accidente de Theo, en noviembre de 1962, la tragedia volvería a la vida de la familia Dahl. Su hija Olivia, con apenas siete años de edad, falleció por las complicaciones de un sarampión. Un Roald Dahl, que según sus biógrafos nunca pudo superar la pérdida de su hija, publicó este desgarrador texto en 1986. Unas palabras que todos deberíamos leer y que me permito reproducir a continuación (la traducción está sacada de aquí y la fuente original es esta):


«SARAMPIÓN: Una enfermedad peligrosa, por Roald Dahl
Olivia, mi hija mayor, cogió el sarampión cuando tenia 7 años. En tanto la enfermedad seguía su curso habitual recuerdo leerle a menudo mientras estaba en cama y no sentirme particularmente alarmado. Una mañana, mientras se encontraba bien camino de recuperarse, estaba sentado en su cama mostrándole cómo crear animalitos con escobillas limpiadoras de colores, y cuando le tocaba el turno a ella de hacer uno, me di cuenta de que sus dedos y su mente no estaban coordinados y que no podía hacer nada.
“¿Te encuentras bien?” Le pregunté
“Tengo sueño”, me contestó
Una hora después estaba inconsciente. Doce horas más tarde estaba muerta.
El sarampión se había convertido en una terrible cosa llamada encefalitis por sarampión y no había nada que los médicos pudieran hacer por salvarla.
Eso fue hace 24 años, en 1962, pero incluso ahora, si un niño con sarampión desarrolla la misma reacción mortal que Olivia, sigue sin haber nada que los médicos puedan hacer para ayudarle.
Por otra parte, hay algo que los padres pueden hacer para asegurarse que este tipo de tragedia no les ocurre a sus hijos. Pueden insistir en que sus hijos sean inmunizados contra el sarampión. Yo no pude hacerlo por Olivia en 1962 porque en aquella época no se había descubierto aun una vacuna efectiva contra el sarampión. Hoy existe al alcance de todas las familias una vacuna segura y eficaz y lo único que tienes que hacer es pedirle a tu médico que la administre.
Todavía no está generalmente aceptado que el sarampión pueda ser una enfermedad peligrosa.
Creedme, lo es. En mi opinión, los padres que ahora rechazan que sus hijos sean inmunizados están poniendo sus vidas en peligro.
En Estados Unidos, donde la vacunación contra el sarampión es obligatoria, tanto el sarampión como la viruela han sido virtualmente erradicados.
Aquí en Gran Bretaña, donde muchos padres rechazan, bien por obstinación, ignorancia o miedo, que sus hijos sean inmunizados, todavía padecemos 100.000 casos de sarampión cada año.
De entre ellos, mas de 10.000 sufrirán efectos secundarios de un tipo u otro.
Al menos 10.000 desarrollarán infecciones de oído o de pecho.
Alrededor de 20 morirán.
ACABEMOS CON ESO.
Cerca de 20 niños morirán de sarampión cada año en Gran Bretaña.
¿Y qué riesgos corren tus hijos al ser vacunados?
Son casi inexistentes. Atiende. En un distrito de aproximadamente 300.000 personas, ¡solo habrá cada 250 años un niño que desarrolle efectos secundarios graves por vacunarse! La probabilidad es de uno entre un millón. Se puede pensar que hay más probabilidad de que tu hijo se atragante hasta morir con una barra de chocolate que de resultar gravemente enfermo por ser vacunado contra el sarampión.
¿De qué narices te preocupas?
Es casi un crimen permitir que tus hijos no estén vacunados.
El momento ideal es alrededor de los 13 meses de edad, pero nunca es tarde. Todos los niños en edad escolar que todavía no han sido vacunados deberían pedirle a sus padres hacerlo lo antes posible.
A propósito, dediqué dos de mis libros a Olivia, el primero fue “James y el melocotón gigante”. Eso fue cuando todavía estaba viva. El segundo fue “El Gran Gigante Bonachón -The BFG”, dedicado a su memoria después de morir de sarampión. Verás su nombre al principio de cada uno de esos libros. Y se lo feliz que se sentiría si pudiera saber que su muerte ha ahorrado una buena cantidad de enfermedad y muerte entre otros niños.»

Tomemos nota. ACABEMOS CON ESO (LET THAT SINK IN), como afirma Dahl en mayúsculas. Personalmente en esta nueva época de oscurantismo que estamos volviendo a vivir (como dice Salvador Macip en este artículo) sigo viendo con estupor y asombro como el movimiento antivacunas tiene cada vez más adeptos. Me parece asombroso que se le dé crédito y me entristece. Solo se me ocurre una frase para terminar: Nescencia necat.  

¡Salud!

Más información:
Roald Dahl's secret notebook reveals heartbreak over daughter's death

sábado, 21 de abril de 2012

El mejor antídoto para la pseudociencia


"El examen crítico y escéptico de los problemas es el método aplicado cotidianamente en los asuntos prácticos y en la ciencia. Cuando compramos un coche, ya sea nuevo o usado, considerarnos una medida prudente exigir garantías escritas sobre su buen funcionamiento junto con la verificación del mismo mediante pruebas de conducción y la comprobación de determinadas partes de la maquinaria. Solemos desconfiar de los vendedores de automóviles que muestran reticencia en estos puntos. Y sin embargo los cultivadores de la mayor parte de pseudociencias se muestran visiblemente ofendidos cuando se desea someterles a un tipo de análisis similar. Muchas personas que afirman sentir percepciones extrasensoriales sostienen asimismo que sus habilidades desaparecen cuando se les observa cuidadosamente. El mago Uri Geller se siente feliz doblando llaves y cucharas ante un auditorio de científicos, quienes al enfrentarse con la naturaleza se hallan ante un adversario que juega limpio, pero se muestra enormemente desairado ante la idea de efectuar sus demostraciones frente a una audiencia de magos escépticos, quienes sabedores de las limitaciones humanas son también capaces de obtener efectos similares empleando trucos adecuados. Cuando se veda la posibilidad de efectuar observaciones críticas y de entrar en discusión, se está ocultando la verdad. Cuando se sienten criticados, los defensores de las creencias pseudocientíficas suelen recordar que en tiempos pasados fueron muchos los genios ridiculizados por sus coetáneos. Pero el hecho de que algunos genios se vieran escarnecidos con burlas, no supone ni de lejos que todas las personas de las que se han burlado fueran genios. Se burlaron de Colón, de Fulton y de los hermanos Wright, pero la gente también se ha reído de los innumerables payasos que en el mundo ha habido.
Tengo la firme creencia de que el mejor antídoto para la pseudociencia es la ciencia (...)

Estoy convencido de que un conocimiento incluso superficial de los más recientes descubrimientos de la ciencia y la matemática modernas es más asombroso y excitante que la mayor parte de doctrinas pseudocientíficas. Sus practicantes ya fueron adjetivados en época tan lejana como el siglo V a.C. por el filósofo jónico Heráclito de «sonámbulos, magos, sacerdotes de Baco, traficantes de misterios». La ciencia es algo más intrincado y sutil, nos revela un universo mucho más rico, evoca nuestra capacidad de asombro. Además, tiene una importante virtud adicional - y el término tiene pleno significado sea cual sea el ámbito en que se aplique-, la de ser verdad".
                                                  --Carl Sagan, El cerebro de Broca--


sábado, 14 de abril de 2012

Storm [Tim Minchin]

Seguro que todos los lectores de EPAP conocen a Tim Minchin y su Storm..., pero por si acaso... Si todavía hay alguien que no lo haya visto, si no sabes de qué va esto, deja todo lo que estés haciendo en este momento y prepárate para un rato muy divertido y estimulante. Buen fin de semana :-) 




miércoles, 28 de diciembre de 2011

Herramientas para la detección de chorradas

Hoy es un día propicio para las chorradas varias, lo triste es que durante el resto del año también nos la quieren colar por todos lados: pseudomedicinas, productos milagro, autoayuda, etc. Un conocido de este blog, Michael Shermer, nos enseña en el siguiente vídeo a detectarlas. Imprescindible.







sábado, 17 de diciembre de 2011

¿Esto es paranormal? Por qué creemos en lo imposible [Libro]

Después de enseñarnos algunas técnicas -con un pretendida base científica- para mejorar nuestra vida en 59 segundos, Richard Wiseman vuelve a la carga. En ¿Esto es paranormal? Por qué creemos en lo imposible (cuyo título original es Paranormality) nuestro psicólogo/mago escéptico favorito nos desvela, de forma amena y con mucho sentido del humor, la inexistencia de los fenómenos supuestamente paranormales.
El libro es un paseo a través de la historia de multitud de investigaciones -sí, investigaciones, porque contrariamente a lo que se suele pensar, se han investigado seriamente gran cantidad de ellos- realizadas sobre algunos fenómenos presuntamente paranormales y cómo fueron desenmascarados. Pero no solo es eso. No, Wiseman nos llevá más allá; nos explica cómo nuestro cerebro se equivoca, por qué somos crédulos y cuales son las trampas cognitivas o de percepción en las que inevitablemente caemos. Y además nos desvela algunos truquillos muy interesantes que no voy a desvelar por aquí, pero que me han sorprendido bastante por no decir alucinado.

En resumen, tanto si te gusta Wiseman como si no, es una lectura muy recomendable y entretenida. Si eres un habitual de EPAP sabrás que pocas veces me equivoco al recomendar libros... [Alerta escéptica: ¿Estaré influyendo sobre tu mente con la afirmación anterior para que lo leas?] Ten por seguro que sí. :-P

lunes, 5 de diciembre de 2011

50 grandes mitos de la psicología popular [Libro]

¿Crees que un actitud positiva en la vida puede evitar el cáncer? ¿Utilizas solo el 10% de tu cerebro? ¿Eres de los que pone música de Mozart a sus hijos pensando que los hará más inteligentes? ¿Piensas que es mejor exteriorizar la ira que reprimirla? ¿Confías en la grafología como ciencia? ¿El rasgo definitorio de la dislexia es el hecho de invertir las letras? ¿Las personas mayores necesitan más horas para dormir? ¿Es fiable el polígrafo como detector de mentiras? ¿La hipnosis es un estado de trance excepcional distinto a la vigilia?...

Si has respondido afirmativamente a alguna de estas preguntas, lamento comunicarte que estás equivocado. Ninguna es cierta. Todos nosotros, en algún momento de nuestra vida, hemos escuchado ideas parecidas pero pocas veces nos hemos visto con argumentos para rebatirlas e incluso algunas de ellas las hemos creído -a fuerza de repetición- como afirmaciones científicamente demostradas. O quizá en este momento aún lo creas...

"La ciencia tiene que empezar con los mitos y con la crítica de los mitos." Con esta demoledora cita de Karl Popper comienza el libro 50 grandes mitos de la psicología popular escrito por los psicólogos norteamericanos Scott O. Lilienfeld, Steve Jay Lynn, John Ruscio y Barrry Beyerstein.

Con tan solo leer la introducción titulada El ancho mundo de la Psicomitología, ya nos queda claro que estamos ante un gran libro, desmitificador y riguroso, a la vez que muy prometedor para dotar de argumentos a cualquier escéptico que se precie. Y lo consigue.


El título es un tanto "engañoso" en el sentido de que no se limita tan solo a 50 mitos. En realidad, al finalizar cada capítulo, los autores sugieren a modo de extensión otros muchos psicomitos para explorar y profundizar sobre ellos, algunos bastante sorprendentes. Las alusiones a científicos, conocidos psicólogos como Richard Wiseman, o grandes divulgadores de la ciencia como Carl Sagan, planean de forma brillante por sus páginas. Y como se puede leer en el epílogo, que precede a una extensísima bibliografía, que mejor final que las palabras de Sagan para acabar esta breve reseña: "Uno de los mejores antídotos contra la pseudociencia es la ciencia verdadera."

Ahí lo dejo. Muy recomendable :-)

lunes, 21 de noviembre de 2011

¿Nos interesa la verdad? [Extracto de El mundo y sus demonios]



¿Nos interesa la verdad? ¿Tiene alguna importancia? 

... donde la ignorancia es una bendición es una locura ser sabio, 
escribió el poeta Thomas Gray. Pero, ¿es así? Edmund Way Teale, en su libro de 1950 Círculo de las estaciones, planteó mejor el dilema: 

Moralmente es tan malo no querer saber si algo es verdad o no, siempre que permita sentirse bien, como lo es no querer saber cómo se gana el dinero siempre que se consiga. 
Por ejemplo, es descorazonador descubrir la corrupción y la  incompetencia del gobierno, pero ¿es mejor no saber nada de ello? ¿A qué intereses sirve la ignorancia? Si los humanos tenemos, por ejemplo, una propensión hereditaria al odio a los forasteros, ¿no es el autoconocimiento el único antídoto? Si ansiamos creer que las estrellas salen y se ponen para nosotros, que somos la razón por la que hay un universo, ¿es negativo el servicio que nos presta la ciencia para rebajar nuestras expectativas?

En La genealogía de la moral, Friedrich Nietzsche, como tantos antes y después, critica el «progreso ininterrumpido en la autodesvalorización del hombre» causado por la revolución científica. Nietzsche lamenta la pérdida de la «creencia del hombre en su dignidad, su unicidad, su insustituibilidad en el esquema de la existencia». Para mí es mucho mejor captar el universo como es en realidad que persistir en el engaño, por muy satisfactorio y reconfortante que sea. ¿Qué actitud es la que nos equipa mejor para sobrevivir a largo plazo? ¿Qué nos da una mayor influencia en nuestro futuro? Y si nuestra ingenua autoconfianza queda un poco socavada en el proceso, ¿es tan grande la pérdida, en realidad? ¿No hay motivo para darle la bienvenida como una experiencia que hace madurar e imprime carácter?


Descubrir que el universo tiene de ocho mil a quince mil millones de años y no de seis mil a doce mil mejora nuestra apreciación de su alcance y grandeza; mantener la idea de que somos una disposición particularmente compleja de átomos y no una especie de hálito de divinidad, aumenta cuando menos nuestro respeto por los átomos; descubrir, como ahora parece posible, que nuestro planeta es uno de los miles de millones de otros mundos en la galaxia de la Vía Láctea y que nuestra galaxia es una entre miles de millones más, agranda majestuosamente el campo de lo posible; encontrar que nuestros antepasados también eran los ancestros de los monos nos vincula al resto de seres vivos y da pie a importantes reflexiones -aunque a veces lamentables- sobre la naturaleza humana.

Sencillamente, no hay vuelta atrás. Nos guste o no, estamos atados a la ciencia. Lo mejor sería sacarle el máximo provecho. Cuando finalmente lo aceptemos y reconozcamos plenamente su belleza y poder, nos encontraremos con que, tanto en asuntos espirituales como prácticos; salimos ganando.

Pero la superstición y la pseudociencia no dejan de interponerse en el camino para distraenos, proporcionar respuestas fáciles, evitar el escrutinio escéptico, apelar a nuestros temores y devaluar la experiencia, convirtiéndonos en practicantes rutinarios y cómodos además de víctimas de la credulidad.

               --Carl Sagan, El mundo y sus demonios--

miércoles, 1 de junio de 2011

¿Cómo reconocer la verdad cuando se nos presenta?

Una pregunta simple: ¿cómo reconocemos la verdad? Por supuesto es difícil. Pero hay unas cuantas reglas sencillas. La verdad tiene que tener coherencia lógica. No debe contradecirse; es decir, hay algunos criterios lógicos. Tiene que estar en concordancia con lo que ya sabemos. Ése es un aspecto más que hace que los milagros sean cuestionables. Sabemos muchas cosas del universo: una diminuta parte, sin duda, una parte lamentablemente diminuta, pero en todo caso sabemos algunas cosas con bastante fiabilidad. Así, cuando buscamos la verdad, deberíamos estar  seguros de que no está en desacuerdo con todo lo demás que sabemos. También deberíamos prestar atención a las ganas que tenemos de dar crédito a una opinión determinada. Cuanto más deseemos creerla, más escépticos tenemos que ser. Eso implica cierta autodisciplina valerosa. Nadie dice que sea fácil. Creo que esos tres principios al menos aventarán una gran cantidad de paja. No hay garantía de que lo que quede sea verdad, pero al menos reducirá significativamente el campo del discurso.

Carl Sagan (1934-1996)
La diversidad de la ciencia