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domingo, 30 de junio de 2024

Hans Bethe

 


Hans Albrecht Bethe (1906-2005) fue un físico teórico alemán-estadounidense cuyas contribuciones a la física y la astrofísica fueron fundamentales en el siglo XX. Bethe nació en Estrasburgo, que en ese momento formaba parte del imperio alemán. Su padre era un anatomista judío y su madre provenía de una familia cristiana alemana.

Bethe estudió física en la Universidad de Frankfurt y la Universidad de Múnich, donde obtuvo su doctorado en 1928 bajo la supervisión de Arnold Sommerfeld. Tras obtener su doctorado, Bethe trabajó en diversas instituciones académicas en Europa, incluyendo el Instituto de Tecnología de Karlsruhe y la Universidad de Tubinga.

En 1933, con el ascenso del nazismo en Alemania, Bethe, siendo de ascendencia judía, se vio obligado a abandonar su país. Emigró primero al Reino Unido, donde trabajó en la Universidad de Manchester, y luego a Estados Unidos en 1935, donde se unió a la Universidad de Cornell, en Ithaca, Nueva York. En Cornell, Bethe se convirtió en una figura destacada en la física teórica.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Bethe fue un miembro clave del Proyecto Manhattan, trabajando en el Laboratorio Nacional de Los Álamos. Fue jefe de la División Teórica y jugó un papel crucial en el desarrollo de la bomba atómica. Su trabajo incluyó la teoría de la difusión y la fusión nuclear, que fueron vitales para el éxito del proyecto. Aparece brevemente en la película Oppenheimer (2023).

Después de la guerra, Bethe volvió a Cornell y continuó haciendo importantes contribuciones a la física. En 1967, recibió el Premio Nobel de Física por su trabajo sobre la producción de energía en las estrellas. Bethe desarrolló la teoría del ciclo de Bethe-Weizsäcker, que explica cómo las estrellas convierten hidrógeno en helio y generan energía a través de la fusión nuclear.

Bethe también tuvo un papel activo en la política científica y el desarme nuclear, abogando por el control de armas y el uso pacífico de la energía nuclear. Fue asesor científico de varios gobiernos y un firme defensor de la responsabilidad ética de los científicos.

A lo largo de su carrera, Bethe recibió numerosos honores y premios, incluyendo la Medalla Nacional de Ciencia de Estados Unidos y la Medalla Enrico Fermi. Continuó activo en la investigación y la enseñanza hasta su muerte, siendo una fuente de inspiración para generaciones de físicos.

Hans Bethe falleció el 6 de marzo de 2005 en Ithaca, Nueva York, a la edad de 98 años. Su legado perdura a través de sus contribuciones fundamentales a la física y su compromiso con la ética científica. Un grande. Y como muestra de ello, no os perdáis esta lista de reproducción de vídeos de Youtube. 


sábado, 18 de mayo de 2024

'Hard-luck' Scheele



Carl Wilhelm Scheele nació el 9 de diciembre de 1742 en Stralsund, Suecia (actual Alemania) y se le considera como uno de los químicos más influyentes del siglo XVIII. A pesar de que su nombre no es tan conocido como otros gigantes de la química, sus descubrimientos tuvieron un impacto significativo en la ciencia y la industria. Su vida y obra ofrecen una fascinante visión de la química en su estado naciente, y sus logros fueron cruciales para el desarrollo de la química moderna.

Primeros años y formación

Scheele nació en el seno de una familia de comerciantes. Desde joven mostró un interés notable por la química, influenciado en gran parte por su hermano, quien también se dedicaba a esta disciplina. A los 14 años, Karl Wilhelm fue enviado a Gotemburgo como aprendiz del farmacéutico Martin Anders Bauch. Durante este periodo, Scheele aprovechó cada oportunidad para aprender y experimentar con sustancias químicas.

La formación que recibió de Bauch fue fundamental, proporcionándole acceso a un laboratorio y la libertad para realizar sus propios experimentos. Scheele se convirtió en un autodidacta excepcional, estudiando obras de renombrados químicos como Johann Rudolf Glauber y Andreas Marggraf. La curiosidad insaciable y la dedicación de Scheele lo llevaron a realizar experimentos con sustancias que otros químicos de la época apenas se atrevían a tocar.

Descubrimientos notables

Oxígeno

Uno de los logros más importantes de Scheele fue el descubrimiento del oxígeno. Aunque comúnmente se acredita a Joseph Priestley y Antoine Lavoisier con este descubrimiento, Scheele lo aisló de manera independiente alrededor de 1772, antes que Priestley y Lavoisier. Scheele denominó al oxígeno «aire de fuego» debido a su capacidad para sostener la combustión. Sin embargo, debido a retrasos en la publicación de sus hallazgos, no obtuvo el reconocimiento inmediato por este descubrimiento.

Cloro

Scheele también fue el primero en identificar y describir el cloro en 1774. Lo descubrió a través de la reacción del ácido clorhídrico con el mineral pirolusita (dióxido de manganeso). Llamó al gas resultante "aire de ácido marino desflogisticado". Más tarde, Sir Humphry Davy confirmaría que se trataba de un elemento nuevo, dándole el nombre de cloro.

Ácido Cítrico

En 1784, Scheele aisló el ácido cítrico de los limones (no sabemos si los de Murcia), lo que tuvo importantes implicaciones para la química y la industria alimentaria. Este descubrimiento permitió una mejor comprensión de los ácidos orgánicos y sus propiedades, y facilitó su uso en diversas aplicaciones industriales.

Glicerina

Scheele descubrió la glicerina en 1779 al calentar una mezcla de aceite de oliva y óxido de plomo. Este compuesto, que él llamó "aceite dulce de Scheele", se convirtió en un componente vital en la industria farmacéutica y cosmética.

Otros descubrimientos

Scheele tuvo una carrera prolífica con numerosos otros descubrimientos, incluyendo el ácido láctico, el ácido tartárico, el ácido oxálico y el ácido arsénico. Además, fue el primero en identificar varios compuestos de mercurio y bario. Su habilidad para aislar y caracterizar nuevas sustancias fue incomparable en su época, y su trabajo sentó las bases para la química analítica moderna.

Contribuciones a la química moderna

Los métodos experimentales de Scheele y su enfoque sistemático para la investigación química influyeron profundamente en la química moderna. Fue uno de los primeros en adoptar y perfeccionar técnicas como la destilación y la cristalización para purificar compuestos. Su trabajo ayudó a establecer la importancia de la experimentación precisa y repetible en la investigación científica.

Oliver Sacks y Scheele

El gran neurólogo y escritor Oliver Sacks escribió sobre Scheele en su libro El tío Tungsteno: Recuerdos de un niño químico. Sacks admiraba profundamente a Scheele, considerándolo uno de los grandes héroes de la química. Destacaba la increíble capacidad de Scheele para realizar descubrimientos significativos con recursos limitados y en un ambiente relativamente aislado.

Sacks mencionó cómo Scheele, trabajando en su modesto laboratorio de farmacia, realizó experimentos que desentrañaron los misterios de la química. Admiraba la creatividad y la intuición de Scheele, así como su incansable dedicación a la ciencia. Para Sacks, Scheele representaba la esencia misma de la curiosidad científica y el deseo de entender el mundo natural.

Desafíos y peligros de su trabajo

La vida de Scheele no estuvo exenta de desafíos. A lo largo de su carrera, enfrentó numerosos peligros debido a la toxicidad de los materiales con los que trabajaba. Sin las precauciones de seguridad modernas, Scheele manipulaba compuestos peligrosos como el mercurio y el cianuro, lo que eventualmente afectó su salud.

En 1786, Scheele falleció a los 43 años, probablemente debido a su constante exposición a sustancias tóxicas. A pesar de su temprana muerte, su legado perdura en la vasta cantidad de descubrimientos que realizó y en la inspiración que brindó a futuras generaciones de químicos.
El Legado de Carl Wilhelm Scheele

El impacto de Scheele en la química es incuestionable. Sus descubrimientos de elementos y compuestos químicos fundamentales proporcionaron la base para numerosos avances científicos y tecnológicos. Su enfoque meticuloso y su habilidad para identificar nuevas sustancias cambiaron la manera en que se entendía y practicaba la química.

Scheele fue un pionero cuya obra influyó en figuras clave de la química como Antoine Lavoisier, quien revolucionó la química con la teoría del oxígeno y la combustión. Aunque Scheele no recibió el mismo nivel de reconocimiento que Lavoisier durante su vida, sus contribuciones fueron cruciales para el desarrollo de la química como ciencia moderna.

Podéis verme hablando del bueno de Hard-luck Scheele, como lo llamaba Asimov, en esta charla de 2015: https://www.eitb.eus/es/divulgacion/naukas-bilbao/videos/detalle/3467928/video-naukas-bilbao-2015--daniel-torregrosa/

viernes, 5 de abril de 2024

'Ese punto azul pálido' cumple catorce años

Catorce años que han pasado volando. Y la sensación de que aunque el blog no se actualice con la frecuencia que os merecéis, seguís ahí. ;)

Si el año pasado os contaba una novedad en el post de aniversario, este año no va a ser menos... Y pensaréis: ¿Otro libro? Pues va a ser que sí. 

En apenas dos semanas estará en vuestra librería de barrio favorita El olor de las almendras amargas. Un paseo por la ciencia de los venenos y su presencia en el arte y la ficción, publicado por Menoscuarto. Os dejo la cubierta en primicia. :)



Y poco más que decir, que espero os guste. Iré informando sobre el lanzamiento por aquí y por las redes sociales. 

Mil gracias por todo, queridos supervivientes de la blogosfera. 

Besos y abrazos


viernes, 10 de noviembre de 2023

'Parásitos', de Concha Mesa y José Antonio Garrido [Reseña]



Este excelente libro que acaba de publicar la editorial Pinolia arroja luz sobre un tema a menudo pasado por alto, pero muy importante en nuestras vidas: los parásitos. Parásitos. Los actores secundarios en nuestra historia ofrece una perspectiva única y extensa, dentro del género de la divulgación científica, sobre cómo los parásitos han jugado un papel importante en la historia de la humanidad y del mundo natural.

Concha Mesa y José A. Garrido, profesores de la universidad de Almería, nos regalan un análisis científico e histórico riguroso y detallado de la presencia de todo tipo de parásitos en nuestro entorno: suelo, agua, productos de alimentación (carne y pescado), mascotas... Y nos explican de manera brillante, como la mejor de las novelas, cómo estas criaturas microscópicas no solo afectan la salud de las plantas y los animales, sino que también tienen un impacto inesperado en nuestra sociedad,  la agricultura y los ecosistemas terrestres.

El capítulo que más me ha gustado es el que dedican a la malaria. Mesa y Garrido profundizan, con un grado de lirismo inigualable, en el papel de las especies del género Plasmodium y su influencia en la historia de la humanidad. 

Solo pondré una pega: el subtítulo del libro no le hace justicia una vez leído. Estas criaturas tienen un papel protagonista en nuestra historia, para bien o para mal. 

En definitiva, es una lectura de lo más recomendable. No os la perdáis. :-)

sábado, 14 de octubre de 2023

'Diccionario del asombro', de Antonio Martínez Ron [Reseña]

Hace mucho tiempo llegué por casualidad a una web (o blog) que hizo renacer mi curiosidad por la cultura. Tras años de sequía lectora de ensayos, aquel blog (o web) me reconcilió con el género, me animó a leer otros libros, a ver documentales, escuchar podcast, y a algo más importante que llegaría pocos años después. Fue una de mis inspiraciones para crear mi propio blog (sigue siendo un blog). Este blog que está delante de ti, querido/a lector/a, ahora mismo. 

La web era Fogonazos. Un espacio inclasificable que prometía un asombro diario. Y lo conseguía. Y el autor, Antonio Martínez Ron. El resto es historia de la divulgación en nuestro país y germen de decenas de proyectos, bifurcaciones, sinergias y la forja de una leyenda. Desde aquí, mi agradecimiento personal al trabajo de dos décadas de Antonio, del que me siento orgulloso de poder llamarlo amigo. A él y a su fabulosa familia.

Su último libro, Diccionario del asombro. Una historia de la ciencia a través de las palabras, es una delicia tanto en la redacción como en la edición. Respecto a esto último, la edición, os dejo unas fotos (soy mal fotógrafo) para que os hagáis una idea. 




Ficha del libro

Aunque lo mejor es que acudáis a vuestra librería favorita para tocarlo y comprarlo.

En cuanto a su contenido, se trata de un diccionario de la A a la Z, con apéndices que amplían los asombros. Antonio nos propone un paseo, bendecido por las musas de las artes y las ciencias, con un capítulo por palabra. Todo ello documentado de forma cronológica para obtener un contexto y perspectiva histórica. Encontraremos términos científicos que sirven como puentes hacia historias fascinantes que nos transportan a lo largo de la historia de la ciencia, nos emocionaremos con sus personajes, sus retos, motivaciones... Y disfrutaremos con el estilo evocador, de amor a la ciencia, al que nos tiene acostumbrados Antonio. 

Eclipse, fósforo, índigo, microscopio, neurona, ultravioleta, xenobiótico..., son solo algunas de las puertas hacia el asombro. Unas puertas que, cuando éramos pequeños, nos abrían nuestros padres...



domingo, 17 de septiembre de 2023

'Química asombrosa' en A HOMBROS DE GIGANTES (RNE)

Hace un par semanas volví al programa de divulgación científica más longevo de la radio española. Si ya estuve en la Casa de la Radio cuando salió a la venta mi libro Del mito al laboratorio, ahora le ha tocado el turno a Química asombrosa.  Me sentí muy cómodo en esta entrevista. Manuel Seara lo hace fácil. Espero que os guste. :-)



Enlace en la web de RTVE: https://www.rtve.es/play/audios/a-hombros-de-gigantes/hombros-gigantes-vida-fisica-quimica-02-09-23/6946713/

sábado, 2 de septiembre de 2023

Una pequeña reflexión sobre los libros de divulgación [Ft. Bertrand Russell]

 


Los supervivientes lectores y lectoras de esta humilde bitácora conocen mi particular admiración por la vida y obra de Bertrand Russell, al que he dedicado casi una decena de entradas (podéis encontrarlas usando el buscador del blog). 

A Russell le debo mi pasión por la lectura, a la que considero una actividad central en mi vida. Desde las primeras inscripciones en las paredes de las cavernas hasta la proliferación de libros y medios digitales en la era contemporánea, la lectura ha sido un vehículo fundamental para la transmisión de conocimiento y la expansión de la mente. Russell, con La perspectiva científica y Asimov con sus ensayos cortos fueron los que me iniciaron en la lectura, en particular, de libros de divulgación.

Uno de los aspectos que más valoro de los libros de divulgación, a lo largo de toda su historia, es su capacidad para democratizar el conocimiento. En un mundo donde la información estaba en manos de unos pocos y en la actualidad es dispersa y confusa, los libros de divulgación actúan como faros de sabiduría accesibles para todos. Al permitir que las complejidades de la ciencia, la filosofía, la historia y otros campos se presenten de manera accesible, estos libros llevan el conocimiento a la sociedad. Lo importante es, como estarás pensando, elegir bien. Obvio, pero de eso ya hemos hablado por aquí y en mil sitios más. Hoy no toca. 

La lectura de libros de divulgación no solo proporciona información, sino que también estimula el pensamiento crítico al presentar diferentes enfoques y argumentos. Los lectores son desafiados a cuestionar sus creencias y a explorar nuevas ideas.

Otro aspecto importante de la lectura de libros de divulgación es su capacidad para inspirar el interés por la exploración intelectual. Los libros de divulgación, al llevar al lector a un viaje de descubrimiento, despiertan esa curiosidad innata. Ya sea explorando los misterios del universo en un libro de astronomía o desentrañando la complejidad de la mente humana en un libro de neurociencia, la lectura de divulgación nos puede embarcar en un viaje de fascinación, emoción y diversión.

Además, la lectura de libros de divulgación puede servir como un puente entre los campos académicos y el público en general. Russell, a lo largo de su vida, abogó por la necesidad de comunicar ideas complejas de manera accesible para el público fuera de los ámbitos más académicos. Los libros de divulgación cumplen con este propósito al traducir conceptos complejos en un lenguaje comprensible y con la utilización de analogías y ejemplos cotidianos. De esta manera, amplían la audiencia interesada en el conocimiento y crean un espacio donde el público no especializado puede participar en conversaciones intelectuales de cierto nivel.

En este mundo cada vez más disparatado y complejo, repleto de información, la lectura de libros de divulgación se erige como una luz en la oscuridad, parafraseando a Carl Sagan, un faro que guía a las mentes ávidas de conocimiento hacia un horizonte más iluminado y comprensible... Solo es un deseo. 

martes, 29 de agosto de 2023

Giordano Bruno

 

Campo de' Fiori, agosto 2018


En el vasto panorama de la historia del pensamiento, pocos nombres han inspirado tanto como Giordano Bruno. Nacido en 1548 en Nola, Italia, este pensador renacentista desafió con valentía los confines de la ortodoxia religiosa y los límites de la razón en una época en que los desafíos tenían consecuencias trascendentales. La vida de Bruno es una mezcla cautivadora de exploración intelectual audaz y lucha implacable contra las convicciones arraigadas de su tiempo.

Desde sus primeros años, Bruno mostró una inclinación innata hacia el cuestionamiento y la búsqueda de la verdad. Ingresó a la Orden Dominicana, pero pronto se encontró en desacuerdo con las enseñanzas dogmáticas de la Iglesia Católica. Su búsqueda lo llevó a recorrer Europa, entablando debates fervientes y menudo políticos con las figuras más influyentes de su época. Bruno sostenía la creencia en la infinitud del universo y la existencia de múltiples mundos habitados, ideas que lo llevaron a colisionar con las opiniones establecidas de un cosmos centrado en la Tierra.

Fue en sus años de estancia en Londres donde Bruno desarrolló una relación peculiar con la Universidad de Oxford y su escena intelectual. Aunque sus enseñanzas radicales y su estilo provocativo generaron tanto admiración como antagonismo, no cabe duda de que su influencia dejó una huella duradera en el pensamiento de la época. Sus escritos sobre la naturaleza de la realidad, la relación entre la razón y la fe, y la necesidad de una libertad de pensamiento sin restricciones allanaron el camino para la transformación de la filosofía y la ciencia en los siglos venideros.

Sin embargo, el legado de Giordano Bruno no se limita únicamente a su apoyo al pensamiento libre y racional. Su postura contraria a la religión tradicional y su rechazo de las doctrinas eclesiásticas lo llevaron a enfrentar las consecuencias más sombrías de su época. En 1600, Bruno fue acusado de herejía por la Inquisición Romana y llevado a juicio. Su defensa apasionada de sus ideas y su negativa a retractarse de sus creencias lo condenaron a la hoguera. Aunque su martirio dejó una marca indeleble en la historia, también sirvió como un sombrío recordatorio de los peligros inherentes a la lucha por la verdad en un mundo donde la ortodoxia religiosa aún sostenía un poder abrumador.

La vida de Giordano Bruno nos presenta un relato complejo de determinación, rebeldía y coraje intelectual. A través de su enfrentamiento con las autoridades religiosas y sus innovadoras exploraciones filosóficas, Bruno encarnó la esencia misma de la lucha por la libertad de pensamiento y la búsqueda incansable de la verdad. Su legado perdura como un faro de inspiración para quienes se atreven a cuestionar las normas impuestas y se esfuerzan por ampliar los límites del conocimiento humano.

En última instancia, Giordano Bruno nos recuerda que el camino de la razón a menudo está marcado por obstáculos y peligros, pero es una senda que no debe ser evitada. Su espíritu inquebrantable y su disposición a enfrentar la adversidad en favor de la verdad nos invita a cuestionar, a explorar, y a no aceptar nunca un mundo donde la mente esté aprisionada. En ese sentido, Bruno sigue siendo un referente de la razón y un modelo de valentía intelectual para una época convulsa como la que estamos viviendo.

sábado, 12 de agosto de 2023

El viaje de Earendel, la estrella más lejana (con permiso de Tolkien)

Salve, Earendel, el más brillante de los ángeles.
Enviado a los hombres sobre la tierra media.
          —«Christ I», anónimo (versos 104-105).

El telescopio espacial James Webb no deja de sorprendernos y de darnos alegrías. La última es esta imagen de Earendel, la estrella más lejana que conocemos.

Earendel fue descubierta el año pasado por el telescopio espacial Hubble. La luz que vemos de esta estrella ha tardado 12.900 millones de años en llegar a la Tierra, lo que significa que la existía solo mil millones de años después de que el Big Bang diera origen a nuestro universo. Sin embargo, Earendel no se encuentra a 12.900 millones de años luz de nosotros, ya que la expansión del universo (del espacio) hace que lo que fue esa estrella, porque desaparecería hace mucho tiempo, está a 28.000 millones de años luz de la Tierra. Cifras abrumadoras, sin duda. Pensad en ello.

En su momento, el telescopio Hubble fue capaz de detectar Earendel gracias a un fenómeno conocido como lente gravitatoria (o gravitacional), en el que la gravedad de un objeto masivo en primer plano actúa como una lente al deformar el tejido mismo del espacio y el tiempo, curvando y haciendo más brillante la luz de un cuerpo más distante a medida que pasa. El equipo del James Webb utilizó como lente el cúmulo WHL0137-08, que actúa como una suerte de gigantesco espejo cósmico que dobla y amplifica la luz proveniente de Earendel, permitiendo a los instrumentos captar imágenes y datos mucho más detallados y profundos de lo que sería posible de otra manera. El resultado es brutal. 

Earendel debe su nombre a un personaje de la obra de J.R.R. Tolkien que aparece en El viaje de Eärendel y luego se incorporó a El Silmarillion, precuela de El Hobbit y de la inmortal trilogía de El Señor de los Anillos. Y puede que no esté sola. Basándose en los colores de la estrella, los astrónomos ven indicios de la potencial presencia de una estrella compañera, más fría y roja.

La presencia de una compañera estelar no sería en absoluto una revelación inesperada. Más bien, sería un hermoso añadido a la sinfonía celestial que nos recuerda la riqueza y diversidad que el universo tiene para ofrecernos con los ojos de este prodigio tecnológico que tenemos orbitando a más de un millón y medio de kilómetros de la Tierra. Ahora la pregunta es... ¿cuándo veremos un poco más lejos?

sábado, 5 de agosto de 2023

El Hubble sigue vivo [Imagen del cúmulo globular NGC 6652]


Pues sí, ya sé que nuestro 'ojito derecho' es el telescopio espacial James Webb, y con motivo porque es brutal, pero nuestro querido Hubble sigue vivo. Y tan vivo. 

Mirad con atención y ampliad esta imagen porque merece la pena:

Fuente | NASA


La imagen anterior muestra el resplandeciente y deslumbrante contenido del cúmulo globular NGC 6652, un conjunto de estrellas capturado por el Telescopio Espacial Hubble de la NASA/ESA. La región central del cúmulo brilla con un suave tono azul, iluminada por una multitud de estrellas, mientras que algunas estrellas cercanas resplandecen intensamente, presentando puntas de difracción que se entrecruzan. NGC 6652 se localiza en la constelación de Sagitario dentro de nuestra propia galaxia, la Vía Láctea, a una distancia de casi 30.000 años luz de la Tierra y a solo 6500 años luz del núcleo galáctico.

Los cúmulos globulares son agrupaciones estables y fuertemente unidas por la gravedad, compuestas por un rango de decenas de miles a millones de estrellas. La intensa fuerza gravitatoria entre estas estrellas cercanas es lo que confiere a estos objetos su característica forma esférica.

Según la NASA, esta imagen es el resultado de la combinación de información recopilada por dos de las cámaras más avanzadas del Hubble: la Cámara Avanzada para Encuestas y la Cámara de Campo Amplio 3. Además, se aprovecharon los datos obtenidos de dos programas de observación distintos, llevados a cabo por equipos de astrónomos diferentes. Uno de los equipos se enfocó en el estudio de los cúmulos globulares de la Vía Láctea, con el propósito de arrojar luz sobre aspectos que abarcan desde la edad de estos objetos hasta el potencial gravitatorio de la galaxia en su conjunto. El segundo grupo de astrónomos empleó tres filtros altamente sensibles en la Cámara de Campo Amplio 3 del Hubble para analizar las proporciones de carbono, nitrógeno y oxígeno en cúmulos globulares como NGC 6652. Impresionante, sin duda. Gracias, Hubble. :-)

viernes, 4 de agosto de 2023

Mijaíl Lomonósov, el hijo del pescador





Una de las figuras más desconocidas de la historia de la ciencia es la del polímata ruso Mijaíl Vasilyevich Lomonósov (1711-1765). Al menos para la mayoría de la población, incluso la más implicada en la ciencia y su divulgación. Muchos de los descubrimientos realizados por Lomonósov destacan por adelantarse a los avances científicos posteriores durante varios siglos. Los estudios llevados a cabo por Lomonósov dejaron una impronta indeleble en la configuración de la ciencia en Rusia. La pena es que en aquella época la transmisión de conocimiento no es como ahora. Vamos a recordarlo.

Lomonósov nació en 1711 en la costa del mar Blanco, en una pequeña localidad que ahora lleva su nombre. Era hijo de un pescador y vivió la pobreza en primera persona. A los diez años empezó a trabajar con su padre, pescando, en unas condiciones muy duras. En diciembre de 1730, cuando los pocos libros que pudo conseguir ya no satisfacían su creciente sed de conocimientos y el mar se le había quedado pequeño, abandonó su aldea natal, a pie y sin dinero, rumbo a Moscú. Su ambición era educarse para unirse a los sabios a los que el zar Pedro I el Grande llamaba para transformar Rusia en una nación moderna.

Antes de ser aceptado en la Academia eslavo-greco-latina, tuvo que esconder su origen humilde. Los hijos de las familias nobles se burlaban de él y apenas tenía dinero suficiente para cubrir sus necesidades básicas. Sin embargo, su buena salud y sus habilidades intelectuales excepcionales le permitieron completar el equivalente de ocho años de estudio en solo cinco años. Durante este periodo, logró aprender griego por sí mismo y explorar las obras clásicas de la antigüedad. 

Su talento no pasó desapercibido y finalmente, en enero de 1736, Lomonósov fue admitido como estudiante en la Academia de San Petersburgo. Poco después, en un lapso de siete meses, se trasladó a Alemania para estudiar en la Universidad de Marburgo, donde se sumergió en la vida estudiantil alemana. A pesar de esta experiencia, su dedicación al trabajo no disminuyó. En un plazo de tres años, logró abordar los principales logros en filosofía y ciencia occidental. Su mente, despojada de prejuicios, reaccionó en contra de la visión estrecha del empirismo que limitaba las ciencias naturales según los discípulos de Isaac Newton. A través de ensayos enviados a San Petersburgo, abordó el desafío de comprender la estructura de la materia.

En 1739, mientras se encontraba en la universidad alemana de Freiberg, Lomonósov se sumergió en un estudio práctico de las tecnologías relacionadas con la minería, la metalurgia y la manufactura de vidrio. Además, cultivó amistades con destacados poetas de la época, permitiéndose expresar libremente su inclinación por la poesía.

Después de algunos desacuerdos con uno de sus mentores, el químico Johann Henckel, y tras atravesar varios desafíos, incluyendo su matrimonio en Marburgo, Lomonósov regresó a San Petersburgo en julio de 1741. En ese momento, la dirección de la Academia estaba en manos de nobles que carecían de competencia, lo que generó un problema para Mijaíl, al no recibir el reconocimiento que merecía. Esta situación de injusticia y ostracismo lo impulsó a tomar parte en acciones de protesta. Su temperamento vehemente y su valentía lo llevaron a rebasar las normas de etiqueta de la época. Como resultado, en mayo de 1743 fue arrestado. Sin embargo, gracias a dos odas que envió a la emperatriz Isabel, logró ser liberado en enero de 1744, ganándose así un prestigio poético dentro de la Academia. La poesía al servicio de la ciencia, quién lo diría. 

Su obra científica es impresionante. En 276 Notas sobre Filosofía y Física Corpusculares expuso las ideas dominantes de su obra científica. Fue profesor por la Academia en 1745, y ese año tradujo los Estudios de filosofía experimental, de Christian Wolff, al ruso; y escribió, en latín, importantes obras sobre el calor y la electricidad. Su buen amigo, el genial matemático suizo Leonhard Euler, reconoció la originalidad creativa de sus publicaciones. 

En 1748 se le concedió el laboratorio que Lomonósov venía solicitando desde 1745 y comenzó una etapa productiva descomunal.  Registró en tres años más de 4.000 experimentos en su laboratorio. Y aquí fue donde desarrolló uno de los aportes más ampliamente reconocidos y de mayor trascendencia que Lomonósov realizó al campo de la ciencia natural: la formulación de la teoría cinético-molecular del calor. Esta teoría surgió en una época en que prevalecía la noción de la "caloría" como entidad que cedía calor de manera específica. Según esta teoría, la masa de un objeto aumentaba durante su calentamiento debido a que la caloría penetraba en sus poros y allí quedaba retenida. No obstante, Lomonósov, a través de un análisis minucioso de eventos físicos particulares, refutó con contundencia la teoría calórica y, en consecuencia, evidenció la eliminación de las especulaciones desordenadas en torno a la naturaleza de la materia que se desplaza de manera anárquica. En su concepción teórica, Lomonósov optó por emplear la denominación "átomo" en lugar de "elemento", término predominante en la época, y sustituyó "corpúsculo" por "molécula" (1748).

Obsesionado en la formación de los estudiantes, escribió en 1752 una introducción al un curso de química física que iba a establecer en su laboratorio. Las teorías sobre la unidad de los fenómenos naturales y la estructura de la materia que expuso en Origen de la luz y los colores y en sus trabajos teóricos sobre la electricidad, en 1753 y 1756, también maduraron en este nuevo laboratorio.

En 1755 funda la primera universidad rusa, que hoy lleva su nombre. Fue miembro de la Real Academia Sueca de Ciencias y de la de Bolonia. Sus teorías sobre el calor y la constitución de la materia fueron rechazadas por los científicos empiristas de Alemania, aunque fueron analizadas con interés en revistas científicas europeas.

Las persecuciones que sufrió, particularmente después de la muerte de la emperatriz Isabel en 1762 lo agotaron físicamente y murió en 1765. La emperatriz Catalina II la Grande hizo enterrar a este genio de la historia con gran ceremonia, pero confiscó todas las anotaciones donde plasmó las grandes ideas humanitarias que había desarrollado. Las publicaciones de sus obras fueron purgadas del material que constituía una amenaza para el sistema de servidumbre feudal, en particular por todo lo relacionado con sus ideas materialistas y humanistas. Se le recordó más como un poeta de la corte y un defensor de la monarquía y la religión que como un enemigo de la superstición y un pionero de la educación popular. Sin embargo, la injusta reescritura de su vida y obra no lograron extinguir su recuerdo. Fue la publicación de su "Polnoye sobraniye sochineny" (Obras completas), entre 1950 y 1983, por parte de eruditos soviéticos lo que finalmente reveló al mundo las contribuciones integrales de Lomonósov. Durante un largo período, este insigne pensador, el hijo de un humilde pescador, había sido malinterpretado por los historiadores de la ciencia. Y la pena es que, a día de hoy, siga siendo un desconocido en occidente.

domingo, 30 de julio de 2023

La poesía de la materia


La química y la poesía nos pueden parecer dos disciplinas muy alejadas entre sí. Una es una ciencia y la otra un arte, pero tras la primera impresión, lo cierto es que ambas comparten un lugar de encuentro común. Química y poesía pueden unirse como una amalgama que nos acerca al lado más lírico de la ciencia, una destilación de sentimientos, evocaciones, belleza, matraces y cromatógrafos. Y con la música de los versos actuando como catalizador de la reacción.

Cuando se habla de los puentes entre química y poesía, siempre sale a relucir el nombre del químico teórico estadounidense Roald Hoffmann y, en particular, su poemario Los hombres y las moléculas. Su obra literaria es el ejemplo más citado cuando se habla sobre cómo la química y la poesía pueden complementarse y enriquecerse mutuamente. Hoffmann nació en 1937 en la ciudad polaca de Zólochiv, que actualmente pertenece a Ucrania, y emigró a los Estados Unidos en 1949, donde estudió química en la Universidad de Columbia. Se le conoce por sus contribuciones a la teoría de la estructura molecular y ha recibido numerosos reconocimientos por sus investigaciones científicas, destacando el Premio Nobel de Química en 1981.

En su obra, Hoffmann utiliza la poesía para explorar temas científicos, utilizando metáforas y analogías que nos ayudan a comprender la complejidad de la química. En Vino viejo, ánforas nuevas utiliza la química como una fuente de inspiración para explorar la experiencia humana. Y en sus poemas, ha utilizado el lenguaje de la química para abordar temas como el amor, la muerte y la identidad. Los versos de Hoffmann son un ejemplo de cómo la creatividad y la imaginación pueden ser fundacionales, tanto en la creación científica como en la literaria. Y nos enseña que la poesía puede ser una herramienta muy valiosa para despertar la curiosidad hacia la ciencia y convertirla en accesible y emocionante para las personas sin formación científica.

Hoffmann es un superviviente del Holocausto. Tras la ocupación alemana de su ciudad natal, toda su familia fue encerrada en un campo de concentración. Su madre y él pudieron escapar sobornando a unos guardias y permanecieron escondidos en el altillo de una escuela hasta el final de la guerra. Peor suerte tuvo su padre, que fue asesinado por los nazis cuando descubrieron su participación en un complot para armar a los prisioneros de los campos.

Otro químico y poeta que sobrevivió a la infamia de la Solución Final fue el italiano Primo Levi. Durante la Segunda Guerra Mundial, Levi se unió a un grupo de partisanos italianos que luchaban contra la ocupación nazi de su país. En 1943, fue capturado por los alemanes y enviado al campo de concentración de Auschwitz, donde pasó más de un año. Levi sobrevivió en Auschwitz gracias a sus conocimientos de química. Encontró en el laboratorio, en el que trabajaba junto a su amigo Alberto, unos cilindros de ferrocerio, que utilizó para fabricar piedras de mechero que cambiaba por comida. Lo contó en su libro El sistema periódico de esta manera: «Una piedrecita de mechero se cotizaba lo mismo que una ración de pan, es decir, valía tanto como un día de vida. Yo había robado por lo menos cuarenta cilindros, de cada uno de los cuales se podían sacar tres piedras de mechero acabadas. En total, ciento veinte piedrecitas, dos meses de vida para mí y dos para Alberto». Después de la guerra, Levi regresó a Italia y se doctoró en química en la Universidad de Turín. Durante tres décadas, compaginó su trabajo en la industria química con la escritura. En la obra de Primo Levi encontramos sus memorias, novelas, ensayos y mucha poesía.

En el enlace covalente entre poesía y química destaca también la unionense María Cegarra, una brillante poetisa que fue amiga de Miguel Hernández. Ejerció como perito químico, siendo la primera mujer en serlo en España, antes de dedicarse plenamente a la enseñanza. La evocación química en los poemas de María Cegarra alcanzan su máxima conexión en su libro Cristales míos, con versos como «Hidrocarburos que dais la vida: Sabed que se puede morir aunque sigáis reaccionando; porque no tenéis risa, ni mirada, ni voz. Sólo cadenas» o «La sonoridad de las ebulliciones y de los alambiques, es como un viento sin mar y sin molinos».

Dylan Thomas dijo en una ocasión que el mundo no vuelve a ser el mismo cuando le agregamos un buen poema. Pongamos poesía en nuestras vidas. No hay mejor química que la lírica.

[Una versión de este artículo se publicó en el diario La Verdad el día 5 de marzo de 2023]

sábado, 29 de julio de 2023

J. Robert Oppenheimer [Documental]

Otro día (o quizá no) os dejaré mi crítica sobre el reciente biopic de Oppenheimer perpetrado por Christopher Nolan, pero ahora quiero compartir con vosotros un documental de apenas 30 minutos, que comparados con las tres horas del metraje de Nolan supongo que no os supondrá un esfuerzo. Y sin necesidad de inventarse (aunque se lo inventaran antes en el libro Prometeo americano) el tema de la manzana envenenada, sin retratar —y volver a caer en el tópico— del científico 'weird', como pasó con la película de Alan Turing de hace unos años, sin ningunear a las mujeres (fueron pocas, pero las hubo) del proyecto... Bueno, me callo y aquí tenéis la recomendación (vía Veritasium). Podéis activar los subtítulos o verlo directamente en español en este enlace



Juzgar a Oppenheimer es muy complicado. E injusto. La sombra de la Segunda Guerra Mundial lo llevó a cruzar su brillante carrera científica con uno de los proyectos más polémicos de la humanidad: el Proyecto Manhattan. Al frente de un equipo de científicos cuyos nombres han pasado a la historia de la ciencia, Oppenheimer se embarcó en una tarea monumental y polémica para desarrollar una nueva arma, la bomba atómica.

La detonación de la primera bomba en Alamogordo, Nuevo México, el 16 de julio de 1945, marcó un punto de quiebre en su vida y en la historia. La conciencia del poder destructivo de su creación lo sumió en una profunda reflexión personal. Recordando las palabras del antiguo texto hindú, el Bhagavad Gita, expresó un sombrío temor por haberse convertido en «la Muerte, el destructor de mundos».

Conforme el mundo se enfrentaba el amargo legado de la guerra y el surgimiento de la Guerra Fría, Oppenheimer luchó con las sugerencias éticas de sus acciones. Sus sospechas y su activismo a favor del control de armas nucleares lo pusieron en un conflicto constante con los estamentos de su país, llevándolo a la sospecha y a cuestionar su lealtad.

Aunque su legado como visionario científico y defensor de la paz perdura todavía, pese a su protagonismo en la infame historia de la guerra, la década de 1950 representó un capítulo oscuro en su vida. Se vio sometido a una investigación por presuntos lazos comunistas, lo que afectó su carrera y reputación.

Su vida es un recordatorio inquietante de la ambivalencia inherente en el conocimiento científico y de los dilemas morales que acompañan los avances tecnológicos.

En el vasto lienzo cósmico de los personajes de la historia de la ciencia, J. Robert Oppenheimer fue una estrella que ardió con intensidad luminosa, pero también tuvo sus sombras. Su legado nos recuerda que debemos enfrentar el poder del conocimiento con sabiduría y responsabilidad, guiados por un firme compromiso con la humanidad y la búsqueda de un futuro de paz y comprensión en este punto azul pálido que habitamos.

Buen finde, folks.

viernes, 17 de junio de 2022

El 'Einstein' escocés [Documental sobre James Clerk Maxwell]

El pasado lunes 13 de junio se cumplieron 191 años del nacimiento de una de las figuras más importantes de la ciencia del siglo XIX, un titán de la física y las matemáticas al que le debemos la unificación de la electricidad, el magnetismo y la luz como propiedades distintas de un único fenómeno de la naturaleza, entre otros muchos logros. Su nombre, James Clerk Maxwell

Sobre Maxwell se han escrito ríos de tinta, incluso sobre su peculiar personalidad. Yo mismo me atreví a ello en este blog hace doce años: ¿Fue James Clerk Maxwell lo que calificaríamos ahora como un "nerd"? Resulta curioso porque el término 'nerd' ya prácticamente no se usa... Pero no nos desviemos, porque mi propuesta para este caluroso finde es un documental de la BBC que he descubierto esta tarde y que me ha encantado. 

El presentador es el geólogo escocés Iain Stewart, que comienza el programa preguntando por la calle a los transeúntes con la foto de James Clerk Maxwell en la mano. Y lo hace junto a la estatua de Maxwell en su Edimburgo natal. Os podéis imaginar el resultado... 

Aquí está el documental en inglés, pero si activáis los subtítulos automáticos de Youtube se puede seguir perfectamente. Que no os asuste el acento scottish. ;)

lunes, 6 de junio de 2022

Antonio de Ulloa y Newton

 



El 25 de marzo de 1726 se publica en la ciudad de Londres la tercera edición del libro Philosophiæ naturalis principia mathematica (conocido como los Principia), del gran Isaac Newton, una de las obras más importantes, revolucionarias e influyentes de la historia de la ciencia, por no decir la más importante. Se imprimieron 1250 copias, en total, cuidadosamente encuadernadas en piel de Marruecos. Y una de de estas copias llegó dos décadas después a las manos de un joven e intrépido marino español, que permanecía apresado por corsarios ingleses cuando participaba en una expedición científica, y que acabó siendo nombrado miembro de pleno derecho de la Real Sociedad de Londres para el Avance de la Ciencia Natural, la Royal Society. Su nombre, Antonio de Ulloa.



Antonio de Ulloa y de la Torre-Giralt (Sevilla, 1716 – San Fernando, 1795) fue una de las figuras más destacadas de la Ilustración española como escritor, científico y naturalista. Hijo del aristócrata Bernardo de Ulloa, con solo catorce años se embarcó en el galeón San Luis hacia las Antillas para regresar dos años más tarde al puerto de Cádiz. Ingresa unos meses después en la recién creada Real Academia de Guardias Marinas y en 1735 fue destinado, con diecinueve años y el rango de teniente de fragata, como representante de la corona española junto a Jorge Juan y Santacilia en la Misión geodésica francesa, una ambiciosa expedición científica que pretendía medir un grado del arco de meridiano en el ecuador terrestre.

 


Fuente | BNE


El fin último de esta expedición era el de zanjar la discusión por la forma de la Tierra que enfrentaba a la comunidad científica entre los newtonianos, que sostenían la forma achatada por los polos, y los cartesianos (como los franceses Piccard, La Hire y Cassini), que decían que lo estaba por el ecuador. 

En paralelo, se envió otra expedición a Laponia encabezada por el astrónomo Pierre Louis Maupertuis y en la que participó activamente el sueco Anders Celsius, creador de la escala de temperatura centígrada que lleva su nombre. Y fue esta segunda expedición en las frías regiones del Ártico la que demostró que la Tierra está achatada en los polos, dando la razón a los newtonianos. El filósofo francés Voltaire, que estuvo muy atento al desarrollo de estas misiones por el alcance científico y político, escribió: «Han confirmado con mucha transpiración lo que Newton descubrió sin salir de su habitación».         

Durante la expedición francesa en Perú de 1735, un marinero galo descubrió casualmente unos nódulos de arcilla grisácea mientras caminaba por un estuario y se lo entregó a Ulloa. En la arcilla se encontraban unos trozos de un extraño metal plateado que ya era conocido desde tiempo atrás en América del Sur. Ulloa se dio cuenta inmediatamente de que se encontraba delante de un nuevo elemento metálico, el platino, y se le considera su descubridor, pero no sin cierta polémica porque no llegó a aislarlo o a estudiar sus propiedades. El joven teniente de fragata bautizó al metal como platina del Pinto («plata pequeña del río Pinto»), o simplemente platina, y fue posteriormente el insigne químico británico Humphrey Davy el que le dio el nombre definitivo con el que lo conocemos en la actualidad.

Pese al adelanto y el éxito de la misión en Laponia, los resultados científicos de la expedición en Perú y Ecuador fueron muy importantes y productivos para la ciencia del siglo XVIII. Se midió con más exactitud el arco del meridiano, se hicieron medidas de la gravedad a varias altitudes y se realizaron valiosas medidas de la velocidad del sonido.

En agosto de 1745, durante el viaje de regreso a España a bordo de la fragata Délivrance, Antonio de Ulloa fue capturado por un navío británico y enviado preso a Inglaterra. Se le incautó toda la documentación científica que traía de su expedición y se la remitió a la Royal Society. Varios miembros se interesaron por el trabajo de Ulloa, entre ellos se encontraba el entonces presidente Martin Folkes, un brillante matemático que fue nombrado vicepresidente por el mismísimo Isaac Newton en 1923. Folkes entabló amistad con Ulloa en el proceso de recuperación de su trabajo requisado y quedó asombrado con la recopilación de datos científicos en su década de investigación en las Américas. Tanto es así, que Ulloa fue nombrado miembro de la Royal Society en diciembre de 1746 en justicia con su trabajo y sus descubrimientos. Un poco antes, a mitad de ese año de 1746, Martin Folkes le regaló a su amigo sevillano un ejemplar de los Principia de Newton, en su tercera edición, con la siguiente dedicatoria en un latín poco ortodoxo: «Viro doctrina simul et moribus spectabili Dº Antonio de Ulloa, Hispalensi, auspicatum in patriam reditum omniaque dein felicia ex animo precatur. Martinus Folker, Regalis Societatis Londini Praeses, et Regia Scientiarum Academiae Parisiensis Socies. 3º Eid. May Anno salutis reparatae M.DCCC.XLVI».

Ese ejemplar de los Principia se encuentra en la actualidad en la Biblioteca de la Universidad de Sevilla y era uno de los seis libros de Isaac Newton de la fabulosa biblioteca personal del gran Antonio de Ulloa, el marino que leía a Newton.

Recordadlo cuando veáis su nombre en alguna calle o centro educativo de la región de Murcia. ;)


sábado, 28 de mayo de 2022

El enigma cartagenero de Turing

Alan Turing| Fuente


Con más de 2.500 años de historia, la ciudad de Cartagena es uno de los mejores destinos turísticos culturales de nuestro país, una visita imprescindible que nunca defrauda. El imponente Teatro Romano, construido en tiempos del emperador Augusto en el siglo I a.C., el Barrio y Museo del Foro Romano junto con el recién inaugurado Parque Arqueológico del Molinete, o los refugios de la Guerra Civil, ocupan merecidamente los primeros lugares en prácticamente todas las guías para el visitante. Pero esta ciudad esconde rincones más desconocidos, aunque no por ello menos interesantes.

Fuente: Wikimedia Commons


El Museo Histórico Militar (Plaza de las Puertas de La Serreta, s/n) recoge la historia de la artillería y de las unidades asentadas en la ciudad de Cartagena desde el siglo XV hasta la actualidad. Situado en un imponente edificio neoclásico que albergaba un antiguo cuartel militar, la actividad expuesta ocupa dos plantas alrededor de un patio central. Cañones de todo tipo y procedencia, municiones, armas ligeras, uniformes y una impresionante colección de maquetas de vehículos militares, llenan los espacios y salas de este magnífico museo. Y es precisamente en una de esas salas donde podemos contemplar un curioso artilugio que puede pasarnos desapercibido ante la imponencia bélica de otros objetos. Se trata de un instrumento con teclado alfabético, que se asemeja a una máquina de escribir antigua, que esconde una de las hazañas más apasionantes de la ciencia y la historia de la Segunda Guerra Mundial.

Tras la Primera Guerra Mundial, los alemanes Arthur Scherbius y Richard Ritter fundaron una empresa de ingeniería en la que mejoraron para su comercialización una ingeniosa máquina compuesta de rotores, a la que llamaron Enigma, utilizada para cifrar y descifrar mensajes codificados. La máquina Enigma, en sus distintas versiones, salió inicialmente a la venta para un uso militar pero también estaba disponible para empresas que buscaban una comunicación interna entre sus sedes que no pudiera ser captada por la competencia.

Durante la Guerra Civil, el bando sublevado del general Franco utilizó una veintena de estas máquinas para las comunicaciones entre los altos mandos militares, aunque como los alemanes no se fiaban mucho de que pudieran caer en manos enemigas proporcionaron a los franquistas el modelo de la gama comercial. Y es precisamente una de estas máquinas de uso civil la que podemos contemplar en el Museo Histórico Militar de Cartagena, según fuentes del propio museo.

Fuente propia

Sin embargo, fue en la Segunda Guerra Mundial donde la Enigma tuvo su uso más relevante, con su merecida fama de ser indescifrable, como medio habitual de comunicación codificada de las tropas nazis por. Hasta que llegó nuestro protagonista de hoy, Alan Mathison Turing, un brillante matemático que nació en Londres en 1920 y al que se le considera como uno de los padres de la ciencia de la computación y de la informática moderna.

Alan Turing lideró en Bletchley Park —un emplazamiento militar secreto ubicado en una mansión victoriana al sureste de Londres— a un equipo multidisciplinar de criptógrafos que consiguieron descifrar el código de la máquina Enigma, con la consiguiente y vital ventaja bélica de anticipación de maniobras del enemigo. A finales de 1939 y mediados de 1940, Turing y el también matemático Gordon Welchman, desarrollaron una máquina a la que bautizaron como Bombe, con la que consiguieron descifrar con éxito algunas de las transmisiones con la Enigma.

Algunos historiadores estiman que gracias a Alan Turing la Segunda Guerra Mundial duró dos años menos de lo que realmente duró y se salvaron millones de vidas. Lejos de ser aclamado y reconocido como un héroe de guerra, Turing tuvo un triste e infame final.

En 1952, siendo ya un científico de prestigio, fue arrestado por mantener relaciones con otro hombre. Con la convicción de que no tenía por qué ocultar su condición sexual ni arrepentirse de nada, no se defendió de los cargos y reconoció su homosexualidad. Fue condenado por ello. Para evitar la cárcel, se sometió a un tratamiento hormonal de castración química con estrógenos sintéticos para reducir la libido, algo que lo destrozó en su aspecto físico y lo condujo a una profunda depresión. Dos años después, Turing apareció muerto en su casa de Wilmslow. Tenía 41 años.

Sabemos que su muerte fue debida a una intoxicación aguda con cianuro potásico, pero nunca se ha podido aclarar si fue de forma voluntaria o accidental. Alan Turing murió envenenado lentamente por los prejuicios y el odio de la sociedad que lo señaló y condenó por su condición sexual, algo que es más letal que el peor cianuro.

Y para terminar, si habéis visto la película Descifrando Enigma ('The imitation game'), con el gran Dr. Strange-Benedict Cumberbatch en el papel de Alan Turing, no hagáis ni caso a la personalidad histriónica y freak de Turing, porque no se parece en nada a la realidad histórica del personaje, que era precisamente todo lo contrario. En fin, lo de siempre. 

sábado, 21 de mayo de 2022

Los catasterismos de la Ciencia murciana

María Cascales tuvo su merecido
'catasterismo' en 2018| Fuente


Si salimos a la calle para preguntar por ilustres personajes de la historia de la ciencia en España, ¿cuántos nombres escucharíamos?... Santiago Ramón y Cajal, Margarita Salas o Severo Ochoa son quizá los más conocidos, aunque este último obtuviera el premio Nobel de Medicina con la nacionalidad estadounidense. Quizá también es posible que aparecieran nombres como Miguel Servet, Jorge Juan, Celestino Mutis, Blas Cabrera, Torres Quevedo… Y a lo mejor hasta el cardiólogo Valentín Fuster, que ahora mismo es nuestro investigador nacional más citado en la literatura científica.

Pero no lo dejemos aquí y pensemos ahora en personalidades de la ciencia y la tecnología que nacieron en la Región de Murcia o estuvieron vinculadas de forma relevante con esta calurosa región del sureste, donde nació un servidor. 

Hay dos colosos de la ingeniería a los que todos conocemos o deberíamos conocer en profundidad. Se trata de Isaac Peral y Juan de la Cierva, a los que debemos, respectivamente, la invención del submarino eléctrico y el autogiro. Ambos son reconocidos y admirados más allá de nuestras fronteras. Pero, ¿podemos citar más nombres?

Aunque no encajaría en la definición moderna de científico, es razonable destacar al rey Alfonso X de Castilla, conocido como «el Sabio», gran promotor de la astronomía de su época y de la que participó activamente. Hasta hay un cráter en la Luna, llamado Alphonsus, en homenaje a este monarca.

Puede que los más avanzados hayan escuchado que José Echegaray, Premio Nobel de Literatura en 1904, pasó parte de su infancia en la ciudad de Murcia y la recordaba con cariño siempre que se la mencionaban. Echegaray fue uno de los mejores matemáticos españoles de su época. Otro insigne de las matemáticas, el riojano Julio Rey Pastor, afirmó sobre él: «Para la Matemática española, el siglo XIX comienza en 1865, y comienza con Echegaray».

¿Alguien más? Pero sin mirar internet... Vamos allá.

El cartagenero Marcos Jiménez de la Espada fue uno de los zoólogos más prestigiosos en la Europa del siglo XIX. El biólogo José Loustau, primer rector de la universidad de Murcia, aparte de su importante producción científica fue todo un renovador de la institución universitaria y consiguió su consolidación definitiva.

Si Santiago Ramón y Cajal es la voz más universal de la ciencia española, hay que mencionar que tuvo cuatro discípulos murcianos: Luis Calandre Ibáñez, Román Alberca Lorente, Luis Valenciano Gayá y Antonio Pedro Rodríguez Pérez, a los que dediqué este post en 2017. A Calandre se le considera como la persona que introdujo las técnicas modernas de la cardiología en nuestro país, Román Alberca y Luis Valenciano renovaron la psiquiatría murciana, y el ciezano Pedro Rodríguez dejó una amplia obra científica sobre histología, nutrición, neumología, endocrinología y medicina interna.

Y tenemos a la bioquímica cartagenera María Cascales Angosto, la primera mujer que ingresó como académica de número en la Real Academia Nacional de Farmacia. Y también la primera mujer científica que pertenece al Instituto de España (IdeE).

El término catasterismo es un cultismo que proviene del griego y significa «colocar entre las estrellas». Es una manera de referirse al proceso a través del cual un personaje de la mitología clásica se transforma en una constelación u objeto estelar, pasando así al paseo de la fama de la bóveda celeste, al eterno recuerdo cósmico. No tenemos a científicas y científicos murcianos dando nombre a regiones del firmamento, pero sí que los tenemos más cerca, en avenidas, calles y centros educativos o sanitarios de nuestras ciudades y pueblos.

Todos los nombres propios que acabáis de leer denominan a uno o varios de estos emplazamientos de nuestro paisaje. Han pasado a la posteridad, como un catasterismo urbano permanente, para recordarnos su vida y obra. Pese a todo, algunos de ellos siguen siendo desconocidos, incluso para los que viven en una calle o avenida que lleven sus nombres.

¿Y hay más? Pues sí, y no son pocos. El Diccionario biográfico y bibliográfico de la Ciencia y la Medicina en la Región de Murcia (Editum, 2016), es una obra de 1.500 páginas en dos volúmenes, que recoge más de trescientas biografías de figuras murcianas de los siglos VII al XX, todas ellas con trabajos científicos publicados o patentes de reconocido interés. Habéis leído bien, ¡más de trescientas biografías! Y faltan los protagonistas del panorama científico más actual, que no son pocos.

La ciencia constituye el mejor instrumento del que disponemos para entender todo lo que nos rodea, pero también nos sirve para facilitarnos vivir más tiempo y con más calidad. Y aquellas y aquellos que lo han hecho posible, con sus nombres y apellidos, merecen su catasterismo.

Mientras tanto, podéis ir mirando nombres de calles, plazas, institutos, etc. a ver si reconocéis alguno. 

Buen finde ;)