domingo, 28 de noviembre de 2010

La rueda de la ciencia

Hace un par de días tuiteé la siguiente cita del grandísimo Santiago Ramón y Cajal

"Al carro de la cultura española le falta la rueda de la ciencia."

Bueno, pues su difusión ha tenido tanto éxito que ha llegado hasta Microsiervos gracias a un RT de @alexvega. El mérito es de Don Santiago.


¿Aún hay esperanza?... Me reservo mi opinión. :-(

sábado, 27 de noviembre de 2010

El diccionario del diablo define: Profético

Profético: soñar con el diablo la noche anterior a la boda.



Fuente: "El Diccionario del diablo".  Ambrose Bierce. Ed Galaxia Gutemberg. ISBN: 84-8109-359-9
Imagen: Dosis diarias (Alberto Montt)

viernes, 26 de noviembre de 2010

Why work doesn't happen at work

Aviso, esta Ted Talk no está aún subtitulada. Avisaré en cuanto lo esté. Aun así se entiende bastante bien.

Jason Fried tiene una teoría un tanto radical de lo que es el trabajo: que la oficina no es un buen lugar para hacerlo. ¡Gran descubrimiento!, por cierto. Con el símil de los M&Ms, Jason nos ofrece tres sugerencias para extenderlas a nuestro trabajo.




Menos mal que es viernes.

jueves, 25 de noviembre de 2010

La influencia de la mitología en la ciencia (3ª Parte): Perseo

La astucia del héroe que evitó la mirada petrificante

Hubo una época en que las diosas y los dioses se unían libre y apasionadamente a los ingenuos mortales. Fruto de esas extrañas uniones románticas nacían unos niños especiales, seres distintos, admirables, valientes y fuertes, sublimes semidioses. Cuando crecían se convertían en héroes y heroínas.

Uno de ellos fue Perseo.
Hijo de la mortal Dánae y del promiscuo Zeus, Perseo fue engendrado mediante una original artimaña urdida por su padre. El padre de Dánae, Acrisio el rey de Argos, había encerrado a su bella hija en una torre de bronce, temeroso de una profecía que auguraba que su nieto -el hijo de Dánae- le mataría. Dánae permanecía aislada y recluida en la torre pero el hábil Zeus se manifestó en forma de lluvia de oro y accedió a Dánae, dejándola embarazada. Perseo nació en el cautiverio de su abuelo, y no fue hasta que tuvo cuatro años, cuando las risas y travesuras del pequeño le descubrieron ante Acrisio. Furioso ante este descubrimiento y traición, Acrisio ordenó construir un gran cofre de madera. Madre y niño fueron arrojados al mar y abandonados a una muerte segura.

Nadie escapa a su destino, y las profecías de los oráculos rara vez fallaban, para desgracia de Acrisio. Perseo y su madre sobrevivieron a las tormentas y tempestades, y fueron rescatados por un pescador cerca de la isla de Sérifos. El pescador, Dictis, recogió a Dánae y su hijo y los llevó a la corte de su hermano Polidectes, el rey-tirano que gobernaba en la isla. Polidectes se encaprichó apasionadamente de Dánae y la cortejó sin éxito durante años. Dánae rechazaba sistemáticamente a su pretendiente con la excusa de que sólo vivía para su hijo.

Un día, Dánae acudió a una fiesta que organizó el rey, con su hijo Perseo convertido ya en un fuerte y valeroso chicarrón. La fiesta comenzó a animarse, la bebida corría sin mesura y el rey Polidectes hizo una propuesta: pidió a los presentes que le entregasen un caballo cada uno como regalo para poder ofrecérselo a la princesa Hipodamía para conquistarla. Perseo no tenía caballo, pero animado por el exceso de vino, prometió al rey que haría cualquier cosa por complacerlo, incluso traer la cabeza de Medusa, una de las temibles gorgonas capaz de convertir a cualquier hombre en piedra con su mirada. Justo lo que Polidectes pretendía, una hazaña suicida que le despejaría el camino hacia Dánae.

A la mañana siguiente, y enviados por Zeus, Atenea (Minerva) y Hermes (Mercurio) le proporcionaron a Perseo consejos y armas para su valiente cruzada. Atenea le entregó un brillante escudo y el casco de Hades (Plutón), dios del inframundo. Un casco que otorgaba invisibilidad a quién lo llevara puesto. Hermes le regaló una espada curvada en forma de hoz y unas sandalias aladas. Para encontrar el escondite de Medusa, Perseo fue en busca de las Grayas, tres horribles ancianas que compartían un mismo ojo y un mismo diente, pasándoselos una a la otra alegremente. Perseo les arrebató el ojo y el diente, imponiéndoles la condición de que le revelaran dónde podía encontrar a Medusa. Las Grayas no tuvieron otra opción que mostrarle el camino a Perseo.
Una vez en la residencia de las gorgonas, Perseo utilizó su casco de invisibilidad y el escudo reflectante para buscar a Medusa de forma indirecta, mirando su reflejo mientras se acercaba a ella. El cabello sinuoso de Medusa se contorsionó al percibir su presencia, pero ella no veía a nadie a quién atacar. Perseo cortó la cabeza de Medusa con su espada evitando su mirada. Introdujo la aún caliente cabeza en su bolsa y salió de aquella morada a toda prisa -utilizando sus sandalias aladas- perseguido por las furiosas hermanas de Medusa. De la sangre que brotaba de la cabeza decapitada de Medusa nacieron el caballo alado Pegaso y el gigante Crisaor.

Durante su viaje de regreso, Perseo se encontró con el titán Atlas que le entorpeció el camino. Al ver que Atlas no le permitía seguir, le mostró la terrible cabeza de Medusa que aún mantenía su poder. Atlas quedó transformado en una enorme cordillera de montañas, que hasta el día de hoy sostienen al cielo con sus cumbres.

Perseo siguió volando, atravesando el océano, hasta que encontró encadenada a una roca a una bellísima joven totalmente desnuda. Herida en brazos y piernas, la indefensa chica estaba a punto de ser devorada por Ceto, un gigante y terrible monstruo marino, hijo de Gea y Ponto. Perseo descendió a toda velocidad desde el cielo y atacó a Ceto en una lucha sin cuartel que se zanjó de nuevo con el arma secreta de Perseo, la cabeza de Medusa.

Una relación que empieza así, no puede terminar más que en matrimonio. La aliviada rescatada de la muerte era Andrómeda, hija del rey Cefeo y de la reina Casiopea. Al igual que Níobe, Andrómeda y su madre habían osado equipararse en belleza a las Nereidas, las ninfas del mar y encontraron la cruel ira de Poseidón. La única manera de calmar al dios del mar y que no destruyera su reino era ofreciendo a Andrómeda en sacrificio al monstruo Ceto.

Al final, Poseidón perdonó a Casiopea y le regaló una constelación en el cielo próxima a la constelación de Cefeo.

Tras resolver algunos malentendidos con el tío de Andrómeda y vengarse de Polidectes (utilizando de nuevo la dichosa cabecita de Medusa), Perseo y Andrómeda se casaron, fueron felices, y tuvieron seis hijos: Perses, Alceo, Heleo, Méstor, Esténelo, Electrión, y una hija llamada Gorgófone.

A su muerte, Perseo y Andrómeda recibieron por los dioses sendas constelaciones en su honor, con la inquietante presencia de la estrella Algol, que brilla de forma variable evocando al mortífero ojo de Medusa.


Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia

Las míticas hazañas de Perseo fueron muy populares entre los antiguos griegos, los cuales llenaron el cielo de
constelaciones que representaban a muchos de los personajes que hemos citado en esta mítica historia.



La constelación de Perseo representa a nuestro héroe y sus armas: el casco de Hades, el escudo de Atenea, y la espada en forma de hoz. Perseo porta en su mano la cabeza de Medusa, cuyo ojo corresponde a la estrella Algol también llamada Beta Persei.

Una estrella variable que cada 68 horas aproximadamente pierde de forma instatánea casi todo su brillo, el cual recobra al cabo de unas cinco horas.

En el esquema celeste, Perseo o Perseus se incluye en el conjunto que engloba a otras constelaciones con nombres como Cefeo, Casiopea, Andrómeda, el caballo alado Pegaso y el monstruo Cetus. Todo queda en casa.

Pero en esta constelación podemos encontrar algo más lírico. Podemos incluso hablar de lágrimas. Me estoy refiriendo a las Perseidas o Lágrimas de San Lorenzo, una popular lluvia de meteoros o meteroides que todos los que vivimos en el hemisferio norte hemos observado alguna vez durante las noches de verano. Las lluvias de meteroides se denominan con el nombre de la constelación en donde se encuentra el radiante y tienen la particulariedad de que se repiten anualmente durante un período de tiempo concreto. El radiante de las Perseidas se halla localizado en la constelación de Perseo y Casiopea. El origen de las Perseidas o progenitor es el cometa 109P/Swift-Tuttle. Cuando este cometa, cuya órbita elíptica está en resonancia 1:11 con la del planeta Júpiter, pasa por el exterior del Sistema Solar, la interacción con el viento solar hace que su superficie se active. Los gases y materiales de la superficie del cometa salen despedidos al espacio, y pasan a orbitar al Sol en órbitas muy similares a las de su cometa de origen. Se forma lo que se denomina anillo de partículas o enjambre de meteoros. Cuando la órbita terrestre cruza los enjambres de cometas de periodo corto, se producen las lluvias de meteoros.

Uno de los primeros mártires del catolicismo fue San Lorenzo, uno de los siete diáconos de Roma que acabó sus días de forma terrible abrasado en una parrilla de fuego. La tradición dice que en medio de su letal condena, mientras se consumía su carne en el hierro candente exclamó: "Assum est, inqüit, versa et manduca" (¡Dadme la vuelta, que por este lado ya estoy hecho!)

En la Edad Media y el Renacimiento la lluvia de las Perseidas tenía lugar con mayor esplendor la noche de la festividad del 10 agosto, en la que se recordaba y veneraba a este irónico santo, de tal manera que se asociaron con las lágrimas que vertió el propio San Lorenzo cuando fue martirizado. 

Cada verano que pasa, cuando observamos en una despejada noche las maravillosas Perseidas, ya sean como lágrimas de dolor o lágrimas de otro tipo, la sensación es la misma...la misma dolorosa sensación que tuvo el replicante Roy Batty. La pérdida de una experiencia en un tiempo que jamás volveremos a recuperar. Un verano más en la vida, un septiembre acechante, la cuenta atrás..., Medusa mirando de frente. Y seguimos aquí. Somos héroes como Perseo, durante un año más. Disfrutemos del espectáculo. :-)


NOTA: Esta entrada partcipa en la XIII edición del Carnaval de la Física, organizada en esta ocasión por el blog  Gravedad cero.

Referencias:
Wikipedia

Mitología. Todos los mitos y leyendas del mundo. Ed. Círculo de lectores. ISBN:84-672-1262-4.


Imágenes:
http://www.esacademic.com/dic.nsf/eswiki/166019
http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Giorgio_Vasari_-_Persues_and_Andromeda.jpg
http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Sidney_Hall,_Perseus_and_Caput_Medus%C3%A6,_1825.jpg
http://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Perseus_Hevelius.jpg

martes, 23 de noviembre de 2010

7 maneras en que los videojuegos recompensan al cerebro

El diccionario del diablo define: Conocido



Conocido: persona a la que conocemos lo bastante como para pedirle prestado pero no tanto para prestarle. Grado de la amistad denominado superficial cuando su objeto es pobre o desconocido e íntimo cuando el amigo en cuestión es rico o famoso.




Fuente: "El Diccionario del diablo".  Ambrose Bierce. Ed Galaxia Gutemberg. ISBN: 84-8109-359-9
Imagen: Walt Disney Company.

lunes, 22 de noviembre de 2010

La Nanotecnología y sus riesgos para la salud laboral


Desde el descubrimiento del fuego hasta nuestros días, el hombre ha modificado las condiciones ambientales del medio que le rodea como consecuencia del trabajo, con la consiguiente generación de contaminantes de tipo físico, químico o biológico. Gracias a la ciencia y la tecnología hemos progresado como civilización en mejorar cada vez más nuestra calidad de vida, eso es indiscutible, pero también hemos sufrido accidentes y enfermedades en el camino.

Ha sido el precio a pagar con multitud de avances desde tiempo inmemorial, unas veces por desconocimiento inicial del peligro y otras por imprudencias o negligencias. Los ejemplos a lo largo de la historia son innumerables: desde la toxicidad de los metales en los inicios de la metalurgia hasta la radioactividad, pasando por el amianto, los productos orgánicos de síntesis, etc.

           Sigue en Amazings.es

jueves, 18 de noviembre de 2010

La influencia de la mitología en la ciencia (2ª Parte): Níobe


El horror, el horror…

Hija de Tántalo (de quién hablaremos otro día) y Díone la pléyade, Níobe se casó con Anfión, rey de Tebas. Un matrimonio que resultó ser muy prolífico, pues algunas historias dicen que tuvo hasta siete hijos y siete hijas. Lejos de disfrutar de tan entretenida vida con tanta prole y dedicarse a lo suyo, a Níobe le gustaba vanagloriarse de su fertilidad. Sobre todo ante Leto, una diosa que fue amante de Zeus y que era madre de los gemelos Apolo y Artemisa (Diana). Las comparaciones cuantitativas y los comentarios sistemáticos enfurecieron a Leto, quién fue a quejarse a sus hijos de los desagravios y menosprecios que le propinaba la mortal Níobe en los actos sociales de la época. Apolo y su hermana Artemisa no se andaron por las ramas. Buscaron a los hijos de Níobe uno por uno y les dieron muerte con sus arcos y flechas en el palacio real de Tebas. Apolo a los varones y Artemisa a las mujeres. Algunas versiones dicen que sobrevivieron a la masacre dos hijos: Anfión (hijo) y Cloris (antes llamada Melibea).

Cuando el rey de Tebas, Anfión, presenció lo ocurrido, no pudo soportar el dolor y se quitó la vida (otras versiones dicen que fue en busca de venganza y pereció en el intento). La pobre Níobe, quedó tan afligida que sólo pudo sentarse y llorar…días y días, hasta que la final quedó convertida en piedra. Una piedra que nunca cesó de verter lágrimas de dolor. Un río, que algunos ubican en el monte Sípilo…y que brota del mismo corazón de las tinieblas.



¡Es clavadita a su padre! y el asteroide
71

El niobio (Nb) es un elemento químico de número atómico 41 situado en el grupo V de la tabla periódica de los elementos. Es un metal de transición dúctil, gris, blando y poco abundante. Se encuentra en la niobita, y se utiliza en aleaciones diversas. Se emplea principalmente para aumentar la resistencia de las aleaciones de acero.

Charles Hatchett fue un químico inglés que en 1801 creyó haber descubierto un nuevo elemento químico en una roca. Denominó al nuevo elemento “columbio”, basándose en la ciudad de Columbia (Conneticut, EEUU).

Se produjo una polémica científica en torno a su descubrimiento, en relación al tremendo parecido del nuevo elemento en cuanto a su apariencia y propiedades con otro elemento químico recientemente descubierto, el tantalio o tántalo. Se creyó durante mucho tiempo que se trataba del mismo elemento.

Heinrich Rose despejó las dudas en 1846, bastantes años después, y determinó que el columbio era similar al
tántalo, pero no era idéntico. Rose propuso el nombre de niobio, con el fin de reflejar la similitud con el tántalo o tantalio en alusión a Tántalo, padre de Níobe. En Estados Unidos se siguió denominando culombio durante algunos años a este elemento químico, al contrario que en el resto del mundo, pero al final triunfó la mitología. Y definitivamente, en 1950 la IUPAC aceptó al niobio y zanjó la discusión.





 


En astronomía, Níobe es un asteroide que orbita en nuestro sistema solar (entre Marte y Júpiter) y que ocupa el número 71 en la lista de asteroides . Fue descubierto por Karl Theodor Robert Luther en 1861. Más información sobre este asteroide en esta página de la NASA: aquí.








Más información:
Wikipedia
Libro: Mitología. Todos los mitos y leyendas del mundo. Ed. Círculo de lectores. ISBN:84-672-1262-4.

Imágenes:
http://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Abraham_Bloemaert_-_Niobe_beweent_haar_kinderen.jpg
http://www.pbase.com/adamstuart/image/38912720/original

martes, 16 de noviembre de 2010

La influencia de la mitología en la ciencia (1ª Parte): Prometeo


Los mitos clásicos hablan de personajes extraordinarios que han vivido en un mundo que no se corresponde con la realidad que conocemos. Un mundo habitado por dioses, animales increíbles, hombres inmortales, bellas guerreras, gigantes, sirenas, épocas y lugares imposibles.
La mitología ofrece una cosmogonía propia, una interpretación acerca de cómo funciona el universo en un espacio temporal que desafía toda lógica y sentido común. Absurdo, pero tremendamente lírico. Algunos mitos se nos muestran como respuesta a las eternas preguntas sobre el origen de la vida, o nos dicen qué hay tras la muerte o cuál es el sentido último de nuestra existencia. Otros mitos surgen con un carácter etiológico, intentando explicar todo lo que sucede en nuestro mundo terrenal, nos cuentan la causa o el origen de los fenómenos naturales: los eclipses, las estaciones climáticas, los elementos, el fuego, las mareas, los planetas, las estrellas, el universo... Por este motivo, no es de extrañar que la Ciencia haya usado a la mitología –principalmente en la nomenclatura de nuevos descubrimientos- más allá del componente meramente poético; la usa quizá porque en realidad busca lo mismo: Respuestas.
La mitología ha servido de inspiración a pintores, escultores, arquitectos, escritores y en general a todas las Artes. Y también a la Ciencia. Y de eso trata esta nueva serie que inauguro hoy en el blog: “La influencia de la mitología en la ciencia”. Una sección sin muchas pretensiones, salvo la de divertirme, aprender contándolo y recoger vuestros comentarios. No soy un experto en mitología ni siquiera un aficionado a la misma, pero intentaré ser lo más riguroso posible, tanto como lo sea la Wikipedia (hay varias versiones de cada mito, según quién las cuente o la cultura de donde provengan) y un par de libros como referencia, que utilizaré de vez en cuando. La idea de esta serie es la de presentar un personaje mitológico –normalmente de la mitología grecorromana- que haya sido utilizado por la Ciencia en su terminología específica para nombrar algún descubrimiento o fenómeno. En definitiva, dar a conocer el origen de algunos términos científicos con un toque distinto y personal.
 
Escucharemos grandes historias, conoceremos a esos héroes y sus hazañas, admiraremos su creatividad y su genio, contemplaremos su miseria y esplendor, reviviremos su tragedia. Y que cada uno juzgue por sí mismo la interpretación y el mensaje implícito de cada mito, ese mensaje que hizo que alguien un buen día, algún científico inquieto, se fijara en él y bautizara a su criatura en su honor.
Espero que os guste. 

Sin más, comenzamos con un Titán, amigo de los mortales, que robó el fuego a los dioses para dárnoslo a nosotros, los pobres mortales.

Prometeo

Hijo de Jápeto y la ninfa del mar Clímene, Prometeo era un Titán, un poderoso dios. En griego el nombre de Prometeo significa “mirar adelante”, mientras que el de su hermano Epimeteo significa “mirar atrás”. Tras una serie de altercados con Zeus en donde nuestro mítico personaje favoreció a los mortales contrariando al gran dios de dioses y haciendo que prohibiera usar el fuego a los humanos, Prometeo escaló el monte Olimpo y robó el fuego a los dioses. Lo mantuvo ardiendo en un tallo de hinojo mientras descendía hacia el mundo terrenal, entregando a su paso su regalo a todos los hogares con los que se encontraba. Tanta fue la dispersión del fuego en las casas de los mortales, que los dioses se vieron incapaces de sofocar cada uno de ellos. 

Zeus enfureció, pero esta vez no utilizó su rayo para vengarse. Fue más sutil. Ordenó a Hefesto (Vulcano), el dios herrero, que diera vida a una mujer a partir de arcilla, y la llamó Pandora

Zeus infundió vida a Pandora y se la presentó al hermano de Prometeo, Epimeteo. 
Pandora era bellísima e irresistible y Epimeteo sucumbió, se casó con ella, pese a las advertencias de Prometeo, que veía venir la venganza de Zeus. Así, el propio Zeus puso en manos de su hijo Hermes (Mercurio) una caja (o ánfora) cerrada y sellada que debía ser entregada a Epimeteo como regalo de los dioses. Hermes advirtió a Epimeteo que nunca, bajo ninguna circunstancia, abriera la caja. 
Pero Pandora no pudo resistirse y creyendo que la caja contenía maravillosas joyas o algo aún mejor, la abrió pasados unos días. De la caja brotaron todas las enfermedades, dolores, miserias y tragedias para la humanidad. Pandora intentó cerrar la caja, pero sólo consiguió conservar dentro la Esperanza.

La humanidad sufrió el castigo del contenido de la caja de Pandora, y el siguiente objetivo para Zeus fue Prometeo. Además de haber robado el fuego a los dioses, Prometeo era conocedor de la profecía que daría fin al propio Zeus a través de un hijo suyo con una diosa. Y no quiso nunca desvelar el nombre de la diosa en cuestión (Tetis). Prometeo se reiteró en su negativa y Zeus pensó en arrancarle el secreto mediante otros métodos. 

Encadenó a Prometeo a una de las laderas del monte Cáucaso y fue condenado a una cruel y terrible tortura: Una inmensa águila volaba por el día hasta la roca y le arrancaba el hígado a picotazos; por la noche la herida sanaba y al día siguiente la atroz visita del ave volvía a causar un indescriptible dolor a Prometeo. 
Tras varias generaciones de sufrimiento, Heracles (Hércules) llegó al monte Cáucaso y abatió al águila con su arco y flechas. Prometeo quedó libre.

El Prometio, una luna de Saturno y la hija de un animal muy extraño.

A finales de la Segunda Guerra Mundial, en 1945, los químicos Jacob Marinsky y Glendenin Larry, bajo la dirección de Charles Coryell, aislaron un nuevo elemento químico de nº atómico 61, mediante la fisión de uranio.

Unos años después y terminada la guerra, en 1948, y cuando ya estaban trabajando en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, propusieron el nombre de Prometio para este nuevo elemento. La idea fue de Grace Mary, esposa de Coryell. El nombre fue aceptado por la Unión Internacional de Química Pura y Aplicada (IUPAC) en 1949. No es de extrañar la elección de ese nombre en una época en donde la energía atómica se vislumbraba como el nuevo fuego robado a los dioses. 








Prometeo es también el nombre de un satélite del planeta Saturno, descubierto en 1980 por la sonda espacial Voyager I (una sonda bastante conocida para los seguidores de este blog). Orbita alrededor del planeta de los anillos a una distancia de unos 140.000 kilómetros y tiene 86 kilómetros de envergadura en su punto más ancho. La luna Prometeo está muy próxima y es muy similar a otro satélite llamado Pandora. Si recordamos otros satélites de este planeta, seguro que nos sonarán bastante. ;-) Más información aquí.




Y también existe una larva que se denomina larva Prometeo, hija de una extraña criatura llamada, qué casualidad, Symbion pandora. Con casi medio milímetro de longitud y forma de botellita, fue descubierta por biólogos daneses en 1995. Tenemos una magnífica información sobre este peculiar animalillo aquí.
  


Más información:
Wikipedia
Libro: Mitología. Todos los mitos y leyendas del mundo. Ed. Círculo de lectores. ISBN:84-672-1262-4.

Imágenes:

http://danielmarin.blogspot.com/2010/07/la-construccion-de-los-anillos-de.html
http://copepodo.files.wordpress.com/2010/04/symbion3.jpg