lunes, 25 de septiembre de 2023

'Homo viator', de Pepe Pérez-Muelas [Reseña]

Ficha del libro 

HOMO VIATOR. El descubrimiento del mundo a través de los viajeros, la ópera prima del filólogo Pepe Pérez-Muelas, es un fascinante libro de viajes por territorios de espacio y tiempo, que nos regala una colección de relatos cortos que recuerdan a la maestría del gran Stefan Zweig, en la narración de experiencias y encuentros en lugares atemporales.

La obra comienza en los países donde nace el sol, para continuar por las cunas de las civilizaciones orientales y occidentales, tierras prometidas, infiernos de hielo y el cielo sin límite. A medida que avanzamos en la lectura, emprendemos un viaje, sin escalas, a los rincones más remotos y exóticos no ya del mundo, sino de la naturaleza humana. Al igual que el jardín de senderos que se bifurcaban en un relato de Borges —quien inaugura este libro a modo de cita—, HOMO VIATOR es lo que se suele denominar un libro de libros: un Aleph de 451 páginas, en una edición cuidada y preciosa.

Cada relato de viaje es una pequeña joya literaria que captura la esencia del lugares visitado, nos sumerge en el ambiente, los olores y colores, nos cruza referencias de la cultura clásica o la cultura popular y, como la inspirada Sherezade hizo con el cruel rey Shahriar, nos obliga a continuar con la siguiente historia

La prosa de Pepe Pérez-Muelas es exquisita. Sus descripciones son vívidas y sensoriales, haciendo que los paisajes, sus recuerdos y sus desvelos, cobren vida en las páginas del libro. Además, su habilidad para tejer una narrativa cohesiva a través de esta  colección de relatos cortos es admirable. 

HOMO VIATOR, no solo es un libro de viajes, como nos pudiera parecer en apariencia, sino también es una reflexión profunda sobre la condición humana y nuestra relación con el mundo que habitamos. Navegando en sus páginas, seremos testigos de la belleza y fragilidad de la diversidad cultural, así como de la importancia de preservarla. Aquí he de decir que la serie encadenada de relatos con protagonistas como Antonio de Ulloa, Malaspina, Mutis, Balmis, Zendal y Darwin, me dejaron absolutamente fascinado. También hay lugar en este libro un espacio para otros gigantes de la ciencia y la exploración espacial, por barrer hacia mi casa. Una maravilla detrás de otra. 

En resumen, es una obra que no solo entretiene, sino que también inspira y conmueve. Un libro imprescindible para los amantes de los viajes, la literatura, la ciencia y la belleza, que no os dejará indiferentes. Su destino es el ser un clásico. Al tiempo...

viernes, 22 de septiembre de 2023

Popeye y las espinacas



Los dibujos animados favoritos de mi infancia eran los de Mazinger Z y la Pantera Rosa, pero también recuerdo con cariño a Popeye "El Marino" y soñaba con una poción mágica como la que utilizaba él para conseguir una fuerza brutal. pero algo que supiera mejor que las insufribles espinacas que mi madre intentaba colarme con la excusa del hierro que contenían.

El mito del hierro en las espinacas proviene de un descuido en la interpretación de un estudio realizado en la década de 1930. En este estudio, se encontró cierto contenido de hierro en las espinacas, pero debido a un fallo en la calibración del equipo de medición, la cantidad de hierro fue informada de manera exagerada. Y el error se fue transmitiendo de texto en texto.

Popeye aparece en 1929. En aquella época se acababa de descubrir el importante papel que tenía el hierro en la nutrición y la relación entre la falta de hierro y la anemia, por lo que un suplemento de hierro podría ser la clave para recuperar la fuerza perdida. El error era pensar que cuanto más hierro, más fuerza, un error justificado si pensamos que en el año 1929, con el crac de la bolsa en Estados Unidos, había grandes bolsas de pobreza y se pasaba hambre, con lo que las anemias eran frecuentes.

Las medidas de la cantidad de hierro en los alimentos empezaron a realizarse a finales del siglo XIX empleando una reacción química con un compuesto llamado "tiocianato". El primero que midió el contenido de hierro de las espinacas fue el químico alemán Erich von Wolf en 1870 y se equivocó poniendo la coma: lo que eran 0,35 miligramos por cada 100 gramos acabaron siendo 3,5 miligramos por cada 100 gramos, es decir, diez veces más. Además, para asimilar el hierro necesitamos vitamina C, así que no solo tenemos que tener en cuenta el contenido de hierro, sino con qué lo comemos.

A pesar de que se corrigió este error décadas después, la idea de que las espinacas son una fuente extremadamente rica de hierro se había convertido en un mito popular. Este mito se popularizó aún más en los años siguientes a través de la cultura popular, incluyendo la famosa tira cómica de Popeye el marinero, que mostraba a Popeye comiendo espinacas para aumentar su fuerza.

Aunque las espinacas contienen hierro, no son una fuente extremadamente rica de hierro si las comparamos con otras verduras y alimentos. Además, el hierro presente en las espinacas es de un tipo que no se absorbe tan fácilmente por el cuerpo como el hierro presente en otros alimentos.

Si queremos hierro, los alimentos más ricos en este compuesto son la carne de hígado, las almejas o la levadura de cerveza. También hay legumbres ricas en hierro como las judías o los garbanzos, aunque su absorción no es tan buena debido al alto contenido en fibra que contienen.

Las espinacas son una fuente excelente de potasio, un mineral implicado en muchos procesos metabólicos, y contienen ecdisterona, una sustancia que aumenta el rendimiento en deportistas de élite. Aunque para conseguir sus efectos se necesitan más de 4 kilos de espinacas... Sobran los comentarios. :)

domingo, 17 de septiembre de 2023

'Química asombrosa' en A HOMBROS DE GIGANTES (RNE)

Hace un par semanas volví al programa de divulgación científica más longevo de la radio española. Si ya estuve en la Casa de la Radio cuando salió a la venta mi libro Del mito al laboratorio, ahora le ha tocado el turno a Química asombrosa.  Me sentí muy cómodo en esta entrevista. Manuel Seara lo hace fácil. Espero que os guste. :-)



Enlace en la web de RTVE: https://www.rtve.es/play/audios/a-hombros-de-gigantes/hombros-gigantes-vida-fisica-quimica-02-09-23/6946713/

miércoles, 13 de septiembre de 2023

Sacarina y cáncer


La sacarina es un edulcorante artificial que se utiliza diariamente en todo el mundo como sustituto del azúcar. Pero seguro que habrán escuchado en alguna ocasión alguna advertencia sobre su peligro o su carácter como cancerígeno. A veces, solo basta teclear en un navegador web la palabra “sacarina” para que el texto predictivo nos lleve a la terrible palabra “cáncer” o “cancerígena”.

El mito sobre la sacarina y su relación con el cáncer viene de un estudio realizado en ratas en la década de 1970. En el estudio, se encontró que las ratas alimentadas con grandes cantidades de sacarina desarrollaron más tumores que las ratas alimentadas con una dieta normal. Esos estudios se replicaron y se comprobó que la ingestión de grandes cantidades de sacarina en animales de experimentación producía cáncer de vejiga. 

EL PAÍS, 7 de noviembre de 1978


Sin embargo, y aunque los resultados de este estudio no se hicieron en humanos, y que los niveles de consumo de sacarina en los que se produjeron tumores en las ratas eran mucho más altos de lo que un ser humano podría consumir, las agencias de seguridad alimentaria clasificaron a la sacarina como potencialmente cancerígena. Y así se pudo ver en los etiquetados de aquellos años 70 y en los 80. 




Pero, ¿esto es así? ¿Causa cáncer la sacarina? La respuesta está en una máxima muy importante de la ciencia que dice CORRELACIÓN NO IMPLICA CAUSALIDAD (ojalá alguien ponga esta frase en una camiseta). Sí es cierto que hay una correlación entre la ingestión de sacarina y el cáncer de vejiga en ratas y ratones. Y los estudios la percibieron. Pero no se observó este efecto en los humanos. El pH de la orina de ratas y ratones es distinto al de los humanos y en ellos las grandes cantidades de sacarina formaban unos precipitados minerales que irritaban la membrana de la vejiga, producían un daño en ella, una inflamación, que hacía que en los procesos de reparación hubiera una mayor probabilidad de mutación y por tanto de cáncer.

Además, numerosos estudios realizados desde entonces han demostrado que la sacarina es segura para su uso y no causa cáncer. La Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC) y la Agencia de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) han evaluado la seguridad de la sacarina y han concluido que no es cancerígena.

En resumen, no hay evidencia científica sólida que respalde la afirmación de que la sacarina es cancerígena, siempre y cuando se tome con absoluta moderación. Los reguladores de alimentos y bebidas de todo el mundo consideran que la sacarina es segura para su uso y no hay evidencia de que cause cáncer en humanos. Es importante basar las decisiones sobre la seguridad de los alimentos en evidencia científica rigurosa y actualizada. 

Tampoco significa que sea inocua, porque el consumo de edulcorantes artificiales tiene efectos poco saludables de los que hablaremos otro día. Hasta entonces, el café preferiblemente sin azúcar ni edulcorantes. O vamos, lo que os guste. :)


lunes, 4 de septiembre de 2023

¿Puede matarnos una moneda que caiga desde lo alto de un rascacielos?



Seguro que alguna vez habéis escuchado la expresión «Cuidado, una moneda que cae desde un rascacielos puede matarte». Esta afirmación, aunque está aceptada como un hecho, es en realidad un mito que carece de una base científica. Vamos a explicar por qué una simple moneda, o al menos las pequeñas como los céntimos de euro, no representan un peligro mortal cuando cae desde alturas considerables. 

El mito del impacto letal

La idea de que una moneda puede convertirse en un proyectil mortal al caer desde un rascacielos se basa en la creencia errónea de que su velocidad aumenta proporcionalmente a medida que cae. Sin embargo, esto no es cierto. Para entender por qué, es comprender esencial algunos pequeños conceptos básicos de la física.

La caída libre y la resistencia del aire.

Cuando un objeto cae en la Tierra, está sujeto a dos fuerzas principales: la gravedad, que lo atrae hacia el suelo, y la resistencia del aire, que se opone a su movimiento. La resistencia del aire aumenta a medida que aumenta la velocidad del objeto. Esto significa que, a medida que cae una moneda, la resistencia del aire comienza a contrarrestar la aceleración debida a la gravedad, limitando finalmente la velocidad máxima que puede alcanzar.

Velocidad terminal

Es la clave. Cuando cae una moneda, alcanza lo que se conoce como velocidad terminal. Esto significa que llega a una velocidad constante en la que la fuerza de la gravedad y la resistencia del aire se equilibran. La velocidad terminal de una moneda es relativamente baja, ya que su pequeña masa y perfil aerodinámico limitado no permiten alcanzar velocidades extremadamente altas.

El peligro relativo

Para que una moneda cause daño significativo a una persona, debería caer a una velocidad considerable, pero esto es altamente improbable. Incluso desde un rascacielos, una moneda alcanzaría su velocidad terminal relativamente rápida y no podría causar lesiones graves. 

Comparación con otros objetos en caída libre

Si bien una moneda es poco probable que cause daño al caer desde un rascacielos, algunos objetos más grandes y pesados ​​podrían representar un peligro real si caen desde grandes alturas. Por ejemplo, herramientas, ladrillos o incluso objetos más grandes pueden alcanzar velocidades peligrosas debido a su mayor masa. 

Hasta aquí perfecto, pero ¿y una bala? Pues bien, la bala pesa el doble o triple que una moneda. Puede hacernos más daño, obviamente, pero es difícil que nos pudiera matar pero no imposible. Y digo difícil porque caería de lado con mucha probabilidad. Todo lo anterior teniendo en cuenta que es una caída vertical y no proveniente de un tiro parabólico. ¿Y el granizo? Pues si se trata de una bola grande, la velocidad terminal es relevante y puede matarnos. Algo que por desgracia ha sucedido en alguna ocasión. 


sábado, 2 de septiembre de 2023

Una pequeña reflexión sobre los libros de divulgación [Ft. Bertrand Russell]

 


Los supervivientes lectores y lectoras de esta humilde bitácora conocen mi particular admiración por la vida y obra de Bertrand Russell, al que he dedicado casi una decena de entradas (podéis encontrarlas usando el buscador del blog). 

A Russell le debo mi pasión por la lectura, a la que considero una actividad central en mi vida. Desde las primeras inscripciones en las paredes de las cavernas hasta la proliferación de libros y medios digitales en la era contemporánea, la lectura ha sido un vehículo fundamental para la transmisión de conocimiento y la expansión de la mente. Russell, con La perspectiva científica y Asimov con sus ensayos cortos fueron los que me iniciaron en la lectura, en particular, de libros de divulgación.

Uno de los aspectos que más valoro de los libros de divulgación, a lo largo de toda su historia, es su capacidad para democratizar el conocimiento. En un mundo donde la información estaba en manos de unos pocos y en la actualidad es dispersa y confusa, los libros de divulgación actúan como faros de sabiduría accesibles para todos. Al permitir que las complejidades de la ciencia, la filosofía, la historia y otros campos se presenten de manera accesible, estos libros llevan el conocimiento a la sociedad. Lo importante es, como estarás pensando, elegir bien. Obvio, pero de eso ya hemos hablado por aquí y en mil sitios más. Hoy no toca. 

La lectura de libros de divulgación no solo proporciona información, sino que también estimula el pensamiento crítico al presentar diferentes enfoques y argumentos. Los lectores son desafiados a cuestionar sus creencias y a explorar nuevas ideas.

Otro aspecto importante de la lectura de libros de divulgación es su capacidad para inspirar el interés por la exploración intelectual. Los libros de divulgación, al llevar al lector a un viaje de descubrimiento, despiertan esa curiosidad innata. Ya sea explorando los misterios del universo en un libro de astronomía o desentrañando la complejidad de la mente humana en un libro de neurociencia, la lectura de divulgación nos puede embarcar en un viaje de fascinación, emoción y diversión.

Además, la lectura de libros de divulgación puede servir como un puente entre los campos académicos y el público en general. Russell, a lo largo de su vida, abogó por la necesidad de comunicar ideas complejas de manera accesible para el público fuera de los ámbitos más académicos. Los libros de divulgación cumplen con este propósito al traducir conceptos complejos en un lenguaje comprensible y con la utilización de analogías y ejemplos cotidianos. De esta manera, amplían la audiencia interesada en el conocimiento y crean un espacio donde el público no especializado puede participar en conversaciones intelectuales de cierto nivel.

En este mundo cada vez más disparatado y complejo, repleto de información, la lectura de libros de divulgación se erige como una luz en la oscuridad, parafraseando a Carl Sagan, un faro que guía a las mentes ávidas de conocimiento hacia un horizonte más iluminado y comprensible... Solo es un deseo. 

martes, 29 de agosto de 2023

Giordano Bruno

 

Campo de' Fiori, agosto 2018


En el vasto panorama de la historia del pensamiento, pocos nombres han inspirado tanto como Giordano Bruno. Nacido en 1548 en Nola, Italia, este pensador renacentista desafió con valentía los confines de la ortodoxia religiosa y los límites de la razón en una época en que los desafíos tenían consecuencias trascendentales. La vida de Bruno es una mezcla cautivadora de exploración intelectual audaz y lucha implacable contra las convicciones arraigadas de su tiempo.

Desde sus primeros años, Bruno mostró una inclinación innata hacia el cuestionamiento y la búsqueda de la verdad. Ingresó a la Orden Dominicana, pero pronto se encontró en desacuerdo con las enseñanzas dogmáticas de la Iglesia Católica. Su búsqueda lo llevó a recorrer Europa, entablando debates fervientes y menudo políticos con las figuras más influyentes de su época. Bruno sostenía la creencia en la infinitud del universo y la existencia de múltiples mundos habitados, ideas que lo llevaron a colisionar con las opiniones establecidas de un cosmos centrado en la Tierra.

Fue en sus años de estancia en Londres donde Bruno desarrolló una relación peculiar con la Universidad de Oxford y su escena intelectual. Aunque sus enseñanzas radicales y su estilo provocativo generaron tanto admiración como antagonismo, no cabe duda de que su influencia dejó una huella duradera en el pensamiento de la época. Sus escritos sobre la naturaleza de la realidad, la relación entre la razón y la fe, y la necesidad de una libertad de pensamiento sin restricciones allanaron el camino para la transformación de la filosofía y la ciencia en los siglos venideros.

Sin embargo, el legado de Giordano Bruno no se limita únicamente a su apoyo al pensamiento libre y racional. Su postura contraria a la religión tradicional y su rechazo de las doctrinas eclesiásticas lo llevaron a enfrentar las consecuencias más sombrías de su época. En 1600, Bruno fue acusado de herejía por la Inquisición Romana y llevado a juicio. Su defensa apasionada de sus ideas y su negativa a retractarse de sus creencias lo condenaron a la hoguera. Aunque su martirio dejó una marca indeleble en la historia, también sirvió como un sombrío recordatorio de los peligros inherentes a la lucha por la verdad en un mundo donde la ortodoxia religiosa aún sostenía un poder abrumador.

La vida de Giordano Bruno nos presenta un relato complejo de determinación, rebeldía y coraje intelectual. A través de su enfrentamiento con las autoridades religiosas y sus innovadoras exploraciones filosóficas, Bruno encarnó la esencia misma de la lucha por la libertad de pensamiento y la búsqueda incansable de la verdad. Su legado perdura como un faro de inspiración para quienes se atreven a cuestionar las normas impuestas y se esfuerzan por ampliar los límites del conocimiento humano.

En última instancia, Giordano Bruno nos recuerda que el camino de la razón a menudo está marcado por obstáculos y peligros, pero es una senda que no debe ser evitada. Su espíritu inquebrantable y su disposición a enfrentar la adversidad en favor de la verdad nos invita a cuestionar, a explorar, y a no aceptar nunca un mundo donde la mente esté aprisionada. En ese sentido, Bruno sigue siendo un referente de la razón y un modelo de valentía intelectual para una época convulsa como la que estamos viviendo.

domingo, 27 de agosto de 2023

El infierno de los desagradecidos

 


El 28 de septiembre de 2016, tuve el inmenso honor de pisar el escenario del Teatro Victoria Eugenia de San Sebastián para participar en Passion for Knowledge, un evento internacional que surgió para promover la ciencia, entendida esta como una actividad cultural esencial que contribuye al progreso social y económico y a la libertad de la sociedad. Aquel día, delante de un plantel de asistentes de los que producen vértigo, con figuras tan importantes de la historia reciente de la ciencia, como la astrofísica Jocelyn Bell y varios Premios Nobel en el patio de butacas, como Dudley R. Herschbach (Química,1986); Martin Karplus (Química, 2013); Claud Cohen-Tannoudji (Física, 1997); y Klaus Von Klitzing (Física, 1985), no se me ocurrió otra cosa que ponerlos a prueba enseñándoles la foto de nuestro protagonista de hoy. 

Tras mostrar las imágenes de nombres como Charles Darwin, Lord Kelvin, Charles Lyell, el matrimonio Curie y Ernest Rutherford, implicados todos ellos en la determinación de la edad de la Tierra, les enseñé la foto de Clair Cameron Patterson. El resultado lo pueden comprobar, si tenéis curiosidad por ver mi osadía, en este enlace, donde sigue disponible. Nadie lo reconoció. Yo tampoco lo hubiera hecho apenas un par de años antes. Y tú, querido lector del blog, ¿has oído hablar alguna vez de él? Mal hecho si es que no, porque es una de las historias que cuento en mi libro Química Asombrosa. ;)

Patterson fue un brillante geoquímico estadounidense que, analizando la proporción de isótopos de plomo en muestras de meteoritos, consiguió determinar con bastante exactitud la edad de la Tierra. En 1956, con los resultados de años de investigación en la mano y un resultado concluyente, fue a visitar a su madre para que fuera la segunda persona del mundo en conocer la edad de la Tierra. Hasta esa fecha, nadie sabía con certeza científica la antigüedad de nuestro planeta. Las estimaciones previas rondaban unas cifras de 3.300 millones de años, pero sin ser concluyentes. La madre de Patterson escuchó esta frase: «La Tierra tiene 4.550 millones de años», un dato que se sostiene prácticamente igual a día de hoy. Con solo este hallazgo, su nombre debería haber sido esculpido en letras de oro a lo largo y ancho de su país y del resto del mundo, bautizando centros de investigación o galardones. Pero no fue así.

Durante los años que estuvo analizando el plomo procedente de las muestras de meteoritos, Patterson se encontró con una contaminación externa que desvirtuaba los resultados de su trabajo. Su desesperación le llevó a crear una de las primeras sala limpias de la historia, filtrando de forma obsesiva el aire exterior que entraba en su laboratorio, implantando procedimientos de limpieza de todo el material y utilizando ropa de protección especial desechable. Tras la datación de la Tierra, centró parte de su investigación en cuantificar los niveles de plomo medioambientales de las ciudades, comparándolos con otros periodos históricos, mediante el análisis de muestras marinas y de estratos congelados del hielo de Groenlandia y la Antártida. 

Patterson advirtió a la comunidad científica de que los niveles de plomo en el aire eran enormes, de hasta mil veces por encima de lo esperable si consideráramos solo un origen natural, experimentando un incremento desmesurado y creciente desde 1920. El origen estaba en la industria de los carburantes para automóvil, en concreto, en el tetraetilo de plomo, un aditivo con propiedades antidetonantes que se añadía a la gasolina. Y aquí comenzó una batalla sin cuartel, entre la todopoderosa industria petroquímica y el genio que calculó la edad de la Tierra. 

Durante más de una década, Clair Cameron Patterson no cesó en su empeño por conseguir la limitación y prohibición de los aditivos con plomo, se enfrentó sin apenas recursos a demandas contra él por difamación, le cancelaron proyectos de investigación, fue apartado de congresos científicos, sufrió el ostracismo de algunos de sus compañeros, pero no cesó de aportar datos y evidencias. En 1976, la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA) comenzó a reducir progresivamente el plomo en la gasolina, hasta que desapareció definitivamente en 1995, el mismo año que murió Patterson. El descenso de la contaminación fue exponencial.

Cuentan los biógrafos de este nuevo Prometeo que se enfrentó a los dioses del poder, que cuando la prensa publicó el descubrimiento de la edad de la Tierra, un vecino creacionista de Patterson fue a su casa para advertirle cortésmente de que ardería en el infierno. Y metafóricamente, así le ocurrió en vida, tras años de sufrimiento defendiendo la evidencia científica sin descanso. De los desagradecidos está lleno el infierno, que diría Cervantes. 

Gracias, Clair Cameron Patterson. 


martes, 22 de agosto de 2023

La rutina diaria de Benjamin Franklin


Las listas de libros más vendidos están repletas de ensayos sobre los hábitos, las rutinas, la motivación y el éxito. No es algo nuevo, ni mucho menos, pero últimamente parece que no hay otra manera de triunfar en el mundo editorial, con permiso de la novela histórica. Os confieso que en alguna ocasión he (h)ojeado alguno de esos libros. Lo siento, pero son aburridísimos y repetitivos. Por no hablar de las emanaciones espirituosas que destilan... Ese mantra que dice «Si quieres, puedes» y otras lindezas del estilo.

En fin. Mi sorpresa, y motivo de esta entrada de hoy, ha sido encontrarme con que el gran Benjamin Franklin, ¡ni más ni menos!, tenía anotada una rutina diaria al más puro estilo de las que nos venden los generadores de humo actuales. Aquí la tenéis. 

Fuente

Nada que envidiar a las propuestas de los gurús del aprovechamiento del tiempo. Os resumo sus seis bloques de tiempo programados para realizar cada día:

Preparándose para el día: ducha, desayuno, estudio personal y preparación para el trabajo (3 horas)

Trabajo matutino (4 horas)

Revisión de proyectos actuales y almuerzo (2 horas)

Trabajo de tarde (4 horas)

Cena y descanso y cierre del día (4 horas)

Dormir (7 horas)


Maravilloso. No creo que se necesite comentar demasiado que el bueno de Franklin se encontraba con la casa limpia, la mesa puesta, los niños colocados en el cole o en las actividades extraescolares... 

Ojalá se pudiera viajar en el tiempo para decirle a este genio, que lo era, aquello de Et tu, Ben?


sábado, 12 de agosto de 2023

El viaje de Earendel, la estrella más lejana (con permiso de Tolkien)

Salve, Earendel, el más brillante de los ángeles.
Enviado a los hombres sobre la tierra media.
          —«Christ I», anónimo (versos 104-105).

El telescopio espacial James Webb no deja de sorprendernos y de darnos alegrías. La última es esta imagen de Earendel, la estrella más lejana que conocemos.

Earendel fue descubierta el año pasado por el telescopio espacial Hubble. La luz que vemos de esta estrella ha tardado 12.900 millones de años en llegar a la Tierra, lo que significa que la existía solo mil millones de años después de que el Big Bang diera origen a nuestro universo. Sin embargo, Earendel no se encuentra a 12.900 millones de años luz de nosotros, ya que la expansión del universo (del espacio) hace que lo que fue esa estrella, porque desaparecería hace mucho tiempo, está a 28.000 millones de años luz de la Tierra. Cifras abrumadoras, sin duda. Pensad en ello.

En su momento, el telescopio Hubble fue capaz de detectar Earendel gracias a un fenómeno conocido como lente gravitatoria (o gravitacional), en el que la gravedad de un objeto masivo en primer plano actúa como una lente al deformar el tejido mismo del espacio y el tiempo, curvando y haciendo más brillante la luz de un cuerpo más distante a medida que pasa. El equipo del James Webb utilizó como lente el cúmulo WHL0137-08, que actúa como una suerte de gigantesco espejo cósmico que dobla y amplifica la luz proveniente de Earendel, permitiendo a los instrumentos captar imágenes y datos mucho más detallados y profundos de lo que sería posible de otra manera. El resultado es brutal. 

Earendel debe su nombre a un personaje de la obra de J.R.R. Tolkien que aparece en El viaje de Eärendel y luego se incorporó a El Silmarillion, precuela de El Hobbit y de la inmortal trilogía de El Señor de los Anillos. Y puede que no esté sola. Basándose en los colores de la estrella, los astrónomos ven indicios de la potencial presencia de una estrella compañera, más fría y roja.

La presencia de una compañera estelar no sería en absoluto una revelación inesperada. Más bien, sería un hermoso añadido a la sinfonía celestial que nos recuerda la riqueza y diversidad que el universo tiene para ofrecernos con los ojos de este prodigio tecnológico que tenemos orbitando a más de un millón y medio de kilómetros de la Tierra. Ahora la pregunta es... ¿cuándo veremos un poco más lejos?

viernes, 11 de agosto de 2023

El mapa de sabores de la lengua



He de reconoceros que este es uno de mis mitos científicos favoritos y os diré el motivo al final del post. 

Durante décadas, hemos visto multitud de veces, libros escolares incluidos, un mapa de sabores en la lengua, un gráfico detallado como el que he puesto y que representa las diferentes zonas de la lengua responsables de detectar los cuatro sabores básicos: dulce, salado, ácido y amargo. También hay versiones que incluyen al umami. Este concepto ha permeado en la cultura popular y también ha llegado a la enseñanza de la gastronomía. Por suerte, en las últimas décadas, parece que ha llegado algo de luz sobre la verdadera naturaleza de cómo percibimos los sabores, desmontando así este mito popular. 

La idea del mapa de sabores en la lengua se originó a principios del siglo XX, cuando el científico alemán David Pauli Hänig publicó un artículo en 1901 sobre la distribución de las papilas gustativas en la lengua. Sin embargo, sus hallazgos fueron malinterpretados y exagerados con el tiempo, dando lugar a la creencia de que ciertas áreas de la lengua eran sensibles a sabores específicos.

Investigaciones posteriores refutaron el concepto del mapa de sabores en la lengua, pero el 'daño' ya estaba hecho. Los estudios de cartografía de papilas gustativas más precisos han demostrado que las papilas que detectan diferentes sabores se distribuyen de manera uniforme en toda la superficie de la lengua. Esto significa que todas las áreas de la lengua son igualmente sensibles a todos los sabores básicos.

Además, investigaciones neurocientíficas han revelado que la percepción del sabor es un proceso mucho más complejo que simplemente activar áreas específicas de la lengua. Nuestro sentido del gusto involucra una interacción intrincada entre las papilas gustativas, las neuronas sensoriales y varias áreas del cerebro. Diferentes sabores desencadenan respuestas en múltiples partes del cerebro, lo que crea una experiencia de sabor rica y completa.

El desmontaje del mito del mapa de sabores de la lengua tiene implicaciones significativas en la gastronomía y la percepción culinaria. La idea de que ciertos sabores se deben experimentar en áreas específicas de la lengua ha llegado a influir en la forma en que algunos chefs diseñaban sus platos y cómo combinaban los ingredientes. O eso dicen.

¿Y por qué este mito me gusta tanto? Pues muy sencillo, al contrario que otras falsas creencias que puede ser más o menos complicado comprobar, aquí basta coger un poco de sal, azúcar, zumo de un cítrico o un poco de vinagre para ir probando el mapa... En fin.

miércoles, 9 de agosto de 2023

Cómo calmar la ansiedad, con la ayuda de la neurociencia

Vaya por delante que lo que hay que hacer cuando aparece algún trastorno de ansiedad que limita de alguna manera nuestra vida, es acudir a un profesional. No hay remedios mágicos ni atajos para casi nada (ver el post de ayer), y mucho menos para algo tan serio. Y dicho esto, comparto por aquí un vídeo de la neurocientífica Wendy Suzuki, que me ha parecido interesante en su enfoque. Más simple que un botijo, la verdad. Pero a veces lo simple puede ayudar. Son apenas siete minutos, juzgad vosotros mismos...

[Podéis activar los subtítulos del vídeo si es necesario]

martes, 8 de agosto de 2023

Atajos


Cuentan que el rey Ptolomeo I de Egipto, angustiado al verse desbordado para asimilar y entender los conceptos matemáticos de su tiempo, se dirigió al gran Euclides para preguntarle si no había otra forma más rápida de aprender geometría que no fuera mediante el lento y tortuoso estudio de los Elementos, el colosal tratado en el que Euclides recopiló en trece volúmenes el conocimiento de las matemáticas su época. Y el griego, tras mirar al rey con cierta complacencia, le respondió: «Majestad, no hay atajos reales para la Geometría». La anécdota, a todas luces apócrifa, sigue vigente como ejemplo de la tendencia de la naturaleza humana hacia la búsqueda de atajos.

Queremos perder peso sin hacer dieta ni deporte, aprender un idioma en una semana, dejar el tabaco de un día para otro, ganar dinero fácil jugando a la lotería… Es normal que nos atraiga pensar en la posibilidad de buscar estos atajos, ya que nos ofrecen el camino corto y sin esfuerzo para resolver nuestros problemas. Y por ese motivo, puede que algunos desaprensivos se aprovechen de ello. El caso más despreciable está en las falsas terapias que, aprovechándose de la desesperación causada por una enfermedad propia o la de un familiar, prometen la curación por la vía del «atajo», frente a los tratamientos basados en la evidencia, en ocasiones duros y dolorosos, de la medicina convencional. 

Otro tipo de atajos con los que convivimos son los sesgos cognitivos. Se trata de unos patrones sistemáticos de desviación de la racionalidad en el juicio y se producen por la tendencia del cerebro humano a simplificar el procesamiento de la información a través de un filtro de experiencias previas y de creencias. Este proceso de filtrado, por decirlo de algún modo, es un mecanismo de supervivencia que nos permite priorizar y procesar rápidamente grandes cantidades de información. Aunque el mecanismo es eficaz y puede ser útil en una situación de peligro, nos puede causar errores de pensamiento. El concepto de sesgo cognitivo fue introducido en 1972 por los psicólogos israelíes Daniel Kahneman y Amos Tversky, considerados los padres de la economía conductual. 

Hay muchos tipos de sesgos cognitivos. Tenemos el sesgo de anclaje, que se produce cuando confiamos demasiado en la primera información que recibimos al tomar una decisión. El sesgo de confirmación es la tendencia a buscar, interpretar o recordar información de forma que confirme nuestras creencias preexistentes. Por ejemplo, las personas que defienden o se oponen a un asunto en concreto, buscarán información para reforzar sus ideas previas y las recordarán reforzando este tipo de pensamiento selectivo. En el efecto de encuadre, la forma en la que se presenta la información afecta a cómo la interpretamos. Se han hecho experimentos sociales en los que se demuestra que si nos dicen que un producto está libre de grasa en un 98% tendrá más éxito que si nos dicen que tiene solo un 2% de grasa. El sesgo retrospectivo es la tendencia a interpretar acontecimientos pasados como más previsibles de lo que fueron en realidad. ‘A posteriori’, cualquier hecho insólito es fácilmente predecible. Y luego está el efecto halo, que se produce cuando la primera impresión que tenemos de alguien influye en lo que pensamos sobre su personalidad, estatus o comportamiento. Recuerden el dicho popular de que no existe una segunda oportunidad para causar una primera buena impresión. También tenemos al sesgo de la representatividad, que ocurre cuando juzgamos la probabilidad de un acontecimiento en función de su parecido con un prototipo que tenemos establecido previamente en nuestra mente.

Es importante ser conscientes de nuestros sesgos mentales para poder superarlos. Y podemos lograrlo mediante diversos métodos, como buscar perspectivas diferentes, cuestionar nuestras propias creencias e intentar replantear nuestro pensamiento de forma activa. Al reconocer y abordar estas trampas del pensamiento, mejoraremos nuestra capacidad para tomar decisiones y fortalecer nuestras relaciones con los demás. Pero somos más eficaces detectando los sesgos de los demás que los propios. Ténganlo en cuenta y no intente cambiar los sesgos de su suegra, suegro, cuñada o cuñado. Difícil tarea, soy consciente. 

[Una versión de este artículo se publicó en el diario La Verdad, el 24/12/2022]

sábado, 5 de agosto de 2023

¿Podemos recrear la voz de una momia de 3000 años? [Charla TED]

Hace mucho tiempo que no comparto por aquí alguna charla TED, donde de vez en cuando aparece alguna maravilla. Como esta que os traigo hoy, donde a partir de una investigación sobre la recuperación del sistema vocal de un sacerdote del antiguo Egipto, el experto en fonética David M. Howard explora tres fascinantes etapas en la evolución del lenguaje humano. Además, resalta la relevancia de cuidar y cultivar nuestra propia voz en un entorno cada vez más lleno de distracciones y ruido. 

Espero que os guste, a mí me ha parecido acojonante. 

Buen finde, folks.


El Hubble sigue vivo [Imagen del cúmulo globular NGC 6652]


Pues sí, ya sé que nuestro 'ojito derecho' es el telescopio espacial James Webb, y con motivo porque es brutal, pero nuestro querido Hubble sigue vivo. Y tan vivo. 

Mirad con atención y ampliad esta imagen porque merece la pena:

Fuente | NASA


La imagen anterior muestra el resplandeciente y deslumbrante contenido del cúmulo globular NGC 6652, un conjunto de estrellas capturado por el Telescopio Espacial Hubble de la NASA/ESA. La región central del cúmulo brilla con un suave tono azul, iluminada por una multitud de estrellas, mientras que algunas estrellas cercanas resplandecen intensamente, presentando puntas de difracción que se entrecruzan. NGC 6652 se localiza en la constelación de Sagitario dentro de nuestra propia galaxia, la Vía Láctea, a una distancia de casi 30.000 años luz de la Tierra y a solo 6500 años luz del núcleo galáctico.

Los cúmulos globulares son agrupaciones estables y fuertemente unidas por la gravedad, compuestas por un rango de decenas de miles a millones de estrellas. La intensa fuerza gravitatoria entre estas estrellas cercanas es lo que confiere a estos objetos su característica forma esférica.

Según la NASA, esta imagen es el resultado de la combinación de información recopilada por dos de las cámaras más avanzadas del Hubble: la Cámara Avanzada para Encuestas y la Cámara de Campo Amplio 3. Además, se aprovecharon los datos obtenidos de dos programas de observación distintos, llevados a cabo por equipos de astrónomos diferentes. Uno de los equipos se enfocó en el estudio de los cúmulos globulares de la Vía Láctea, con el propósito de arrojar luz sobre aspectos que abarcan desde la edad de estos objetos hasta el potencial gravitatorio de la galaxia en su conjunto. El segundo grupo de astrónomos empleó tres filtros altamente sensibles en la Cámara de Campo Amplio 3 del Hubble para analizar las proporciones de carbono, nitrógeno y oxígeno en cúmulos globulares como NGC 6652. Impresionante, sin duda. Gracias, Hubble. :-)

viernes, 4 de agosto de 2023

Mijaíl Lomonósov, el hijo del pescador





Una de las figuras más desconocidas de la historia de la ciencia es la del polímata ruso Mijaíl Vasilyevich Lomonósov (1711-1765). Al menos para la mayoría de la población, incluso la más implicada en la ciencia y su divulgación. Muchos de los descubrimientos realizados por Lomonósov destacan por adelantarse a los avances científicos posteriores durante varios siglos. Los estudios llevados a cabo por Lomonósov dejaron una impronta indeleble en la configuración de la ciencia en Rusia. La pena es que en aquella época la transmisión de conocimiento no es como ahora. Vamos a recordarlo.

Lomonósov nació en 1711 en la costa del mar Blanco, en una pequeña localidad que ahora lleva su nombre. Era hijo de un pescador y vivió la pobreza en primera persona. A los diez años empezó a trabajar con su padre, pescando, en unas condiciones muy duras. En diciembre de 1730, cuando los pocos libros que pudo conseguir ya no satisfacían su creciente sed de conocimientos y el mar se le había quedado pequeño, abandonó su aldea natal, a pie y sin dinero, rumbo a Moscú. Su ambición era educarse para unirse a los sabios a los que el zar Pedro I el Grande llamaba para transformar Rusia en una nación moderna.

Antes de ser aceptado en la Academia eslavo-greco-latina, tuvo que esconder su origen humilde. Los hijos de las familias nobles se burlaban de él y apenas tenía dinero suficiente para cubrir sus necesidades básicas. Sin embargo, su buena salud y sus habilidades intelectuales excepcionales le permitieron completar el equivalente de ocho años de estudio en solo cinco años. Durante este periodo, logró aprender griego por sí mismo y explorar las obras clásicas de la antigüedad. 

Su talento no pasó desapercibido y finalmente, en enero de 1736, Lomonósov fue admitido como estudiante en la Academia de San Petersburgo. Poco después, en un lapso de siete meses, se trasladó a Alemania para estudiar en la Universidad de Marburgo, donde se sumergió en la vida estudiantil alemana. A pesar de esta experiencia, su dedicación al trabajo no disminuyó. En un plazo de tres años, logró abordar los principales logros en filosofía y ciencia occidental. Su mente, despojada de prejuicios, reaccionó en contra de la visión estrecha del empirismo que limitaba las ciencias naturales según los discípulos de Isaac Newton. A través de ensayos enviados a San Petersburgo, abordó el desafío de comprender la estructura de la materia.

En 1739, mientras se encontraba en la universidad alemana de Freiberg, Lomonósov se sumergió en un estudio práctico de las tecnologías relacionadas con la minería, la metalurgia y la manufactura de vidrio. Además, cultivó amistades con destacados poetas de la época, permitiéndose expresar libremente su inclinación por la poesía.

Después de algunos desacuerdos con uno de sus mentores, el químico Johann Henckel, y tras atravesar varios desafíos, incluyendo su matrimonio en Marburgo, Lomonósov regresó a San Petersburgo en julio de 1741. En ese momento, la dirección de la Academia estaba en manos de nobles que carecían de competencia, lo que generó un problema para Mijaíl, al no recibir el reconocimiento que merecía. Esta situación de injusticia y ostracismo lo impulsó a tomar parte en acciones de protesta. Su temperamento vehemente y su valentía lo llevaron a rebasar las normas de etiqueta de la época. Como resultado, en mayo de 1743 fue arrestado. Sin embargo, gracias a dos odas que envió a la emperatriz Isabel, logró ser liberado en enero de 1744, ganándose así un prestigio poético dentro de la Academia. La poesía al servicio de la ciencia, quién lo diría. 

Su obra científica es impresionante. En 276 Notas sobre Filosofía y Física Corpusculares expuso las ideas dominantes de su obra científica. Fue profesor por la Academia en 1745, y ese año tradujo los Estudios de filosofía experimental, de Christian Wolff, al ruso; y escribió, en latín, importantes obras sobre el calor y la electricidad. Su buen amigo, el genial matemático suizo Leonhard Euler, reconoció la originalidad creativa de sus publicaciones. 

En 1748 se le concedió el laboratorio que Lomonósov venía solicitando desde 1745 y comenzó una etapa productiva descomunal.  Registró en tres años más de 4.000 experimentos en su laboratorio. Y aquí fue donde desarrolló uno de los aportes más ampliamente reconocidos y de mayor trascendencia que Lomonósov realizó al campo de la ciencia natural: la formulación de la teoría cinético-molecular del calor. Esta teoría surgió en una época en que prevalecía la noción de la "caloría" como entidad que cedía calor de manera específica. Según esta teoría, la masa de un objeto aumentaba durante su calentamiento debido a que la caloría penetraba en sus poros y allí quedaba retenida. No obstante, Lomonósov, a través de un análisis minucioso de eventos físicos particulares, refutó con contundencia la teoría calórica y, en consecuencia, evidenció la eliminación de las especulaciones desordenadas en torno a la naturaleza de la materia que se desplaza de manera anárquica. En su concepción teórica, Lomonósov optó por emplear la denominación "átomo" en lugar de "elemento", término predominante en la época, y sustituyó "corpúsculo" por "molécula" (1748).

Obsesionado en la formación de los estudiantes, escribió en 1752 una introducción al un curso de química física que iba a establecer en su laboratorio. Las teorías sobre la unidad de los fenómenos naturales y la estructura de la materia que expuso en Origen de la luz y los colores y en sus trabajos teóricos sobre la electricidad, en 1753 y 1756, también maduraron en este nuevo laboratorio.

En 1755 funda la primera universidad rusa, que hoy lleva su nombre. Fue miembro de la Real Academia Sueca de Ciencias y de la de Bolonia. Sus teorías sobre el calor y la constitución de la materia fueron rechazadas por los científicos empiristas de Alemania, aunque fueron analizadas con interés en revistas científicas europeas.

Las persecuciones que sufrió, particularmente después de la muerte de la emperatriz Isabel en 1762 lo agotaron físicamente y murió en 1765. La emperatriz Catalina II la Grande hizo enterrar a este genio de la historia con gran ceremonia, pero confiscó todas las anotaciones donde plasmó las grandes ideas humanitarias que había desarrollado. Las publicaciones de sus obras fueron purgadas del material que constituía una amenaza para el sistema de servidumbre feudal, en particular por todo lo relacionado con sus ideas materialistas y humanistas. Se le recordó más como un poeta de la corte y un defensor de la monarquía y la religión que como un enemigo de la superstición y un pionero de la educación popular. Sin embargo, la injusta reescritura de su vida y obra no lograron extinguir su recuerdo. Fue la publicación de su "Polnoye sobraniye sochineny" (Obras completas), entre 1950 y 1983, por parte de eruditos soviéticos lo que finalmente reveló al mundo las contribuciones integrales de Lomonósov. Durante un largo período, este insigne pensador, el hijo de un humilde pescador, había sido malinterpretado por los historiadores de la ciencia. Y la pena es que, a día de hoy, siga siendo un desconocido en occidente.

lunes, 31 de julio de 2023

Paul Dirac y la elocuencia [Anécdotas (6ª Parte)]

Retomamos la sección de anécdotas de este blog con la aparición estelar de Paul Adrien Maurice Dirac (1902-1984), uno de los titanes de la física del siglo XX (aunque estudió ingeniería eléctrica), conocido por ser un teórico de una intuición incomparable. Wolfgang Pauli, conociendo el ateísmo militante de Dirac, dijo de él: «Si entiendo correctamente a Dirac, él dice: no hay Dios, y Dirac es su profeta».



Dirac ocupó la prestigiosa Cátedra Lucasiana de Matemáticas en Cambridge, una posición antes desempeñada por Isaac Newton —y que años después ocupó Stephen Hawking—, lo que le otorgó un aura legendaria. Ganó el Premio Nobel de Física en 1933. A pesar de su renombre, era un hombre amable pero extremadamente parco en palabras. Se decía que su conversación se limitaba mayormente a "sí", "no" y "no lo sé".

En una ocasión, durante un seminario, alguien le preguntó sobre una derivación particular, a lo que Dirac simplemente respondió: "No". Aunque sorprendidos por la brevedad de la respuesta, todos entendieron que no ampliaría más.

Durante una entrevista, alguien le preguntó si las iniciales de su nombre significaban algo en particular, a lo que Dirac respondió: "No", indicando que podían escribirlo de la forma que quisieran. Divertido por la situación, le preguntaron si podría significar "Poincaré Aloysius Mussolini", a lo que él respondió: "Sí".

Cuando se le preguntó sobre sus investigaciones, nuevamente contestó con un escueto "No". Divertido, el entrevistador le sugirió que escribiría sobre él como "El profesor Dirac resuelve todos los problemas de la física matemática, pero es incapaz de encontrar una forma mejor de calcular el promedio de bateo de Babe Ruth", a lo que él respondió afirmativamente.

Entre risas, el entrevistador le preguntó sobre sus gustos, y Dirac sorprendió a todos al mencionar que le gustaban "las patatas". Aunque parecía poco usual, continuaron la conversación preguntándole sobre otras actividades, como si iba al cine. Dirac mencionó que sí, pero se remontó a la década de 1920 y quizás también en los años 1930.

Luego, el entrevistador mencionó que le gustaba leer cómics del domingo, y Dirac respondió con más entusiasmo de lo usual, diciendo que sí. El entrevistador bromeó diciendo que, según los rumores, Dirac y Einstein eran las únicas personas realmente cultas que podían entenderse entre sí. Aunque Dirac era modesto, confesó que había encontrado a alguien a quien no podía entender, y se trataba de Weyl, refiriéndose al matemático Hermann Weyl, colega de Einstein en Princeton.

Por todo esto, Cuentan que sus compañeros en Cambridge inventaron lo que llamaron una unidad "dirac", que representaba el número más bajo imaginable de palabras que alguien con la capacidad de hablar podría pronunciar en compañía, calculando que sería de aproximadamente una palabra por hora.

A pesar de su naturaleza callada y enigmática, Dirac dejó una marca indeleble en la física y cambió el curso de la ciencia con sus ideas innovadoras. Su forma única de ver el mundo y su capacidad para resolver problemas complejos lo convirtieron en una figura legendaria en la historia de la física. _________________________

Fuente: 
Eurekas y Euforias, de Walter Gratzer

domingo, 30 de julio de 2023

La poesía de la materia


La química y la poesía nos pueden parecer dos disciplinas muy alejadas entre sí. Una es una ciencia y la otra un arte, pero tras la primera impresión, lo cierto es que ambas comparten un lugar de encuentro común. Química y poesía pueden unirse como una amalgama que nos acerca al lado más lírico de la ciencia, una destilación de sentimientos, evocaciones, belleza, matraces y cromatógrafos. Y con la música de los versos actuando como catalizador de la reacción.

Cuando se habla de los puentes entre química y poesía, siempre sale a relucir el nombre del químico teórico estadounidense Roald Hoffmann y, en particular, su poemario Los hombres y las moléculas. Su obra literaria es el ejemplo más citado cuando se habla sobre cómo la química y la poesía pueden complementarse y enriquecerse mutuamente. Hoffmann nació en 1937 en la ciudad polaca de Zólochiv, que actualmente pertenece a Ucrania, y emigró a los Estados Unidos en 1949, donde estudió química en la Universidad de Columbia. Se le conoce por sus contribuciones a la teoría de la estructura molecular y ha recibido numerosos reconocimientos por sus investigaciones científicas, destacando el Premio Nobel de Química en 1981.

En su obra, Hoffmann utiliza la poesía para explorar temas científicos, utilizando metáforas y analogías que nos ayudan a comprender la complejidad de la química. En Vino viejo, ánforas nuevas utiliza la química como una fuente de inspiración para explorar la experiencia humana. Y en sus poemas, ha utilizado el lenguaje de la química para abordar temas como el amor, la muerte y la identidad. Los versos de Hoffmann son un ejemplo de cómo la creatividad y la imaginación pueden ser fundacionales, tanto en la creación científica como en la literaria. Y nos enseña que la poesía puede ser una herramienta muy valiosa para despertar la curiosidad hacia la ciencia y convertirla en accesible y emocionante para las personas sin formación científica.

Hoffmann es un superviviente del Holocausto. Tras la ocupación alemana de su ciudad natal, toda su familia fue encerrada en un campo de concentración. Su madre y él pudieron escapar sobornando a unos guardias y permanecieron escondidos en el altillo de una escuela hasta el final de la guerra. Peor suerte tuvo su padre, que fue asesinado por los nazis cuando descubrieron su participación en un complot para armar a los prisioneros de los campos.

Otro químico y poeta que sobrevivió a la infamia de la Solución Final fue el italiano Primo Levi. Durante la Segunda Guerra Mundial, Levi se unió a un grupo de partisanos italianos que luchaban contra la ocupación nazi de su país. En 1943, fue capturado por los alemanes y enviado al campo de concentración de Auschwitz, donde pasó más de un año. Levi sobrevivió en Auschwitz gracias a sus conocimientos de química. Encontró en el laboratorio, en el que trabajaba junto a su amigo Alberto, unos cilindros de ferrocerio, que utilizó para fabricar piedras de mechero que cambiaba por comida. Lo contó en su libro El sistema periódico de esta manera: «Una piedrecita de mechero se cotizaba lo mismo que una ración de pan, es decir, valía tanto como un día de vida. Yo había robado por lo menos cuarenta cilindros, de cada uno de los cuales se podían sacar tres piedras de mechero acabadas. En total, ciento veinte piedrecitas, dos meses de vida para mí y dos para Alberto». Después de la guerra, Levi regresó a Italia y se doctoró en química en la Universidad de Turín. Durante tres décadas, compaginó su trabajo en la industria química con la escritura. En la obra de Primo Levi encontramos sus memorias, novelas, ensayos y mucha poesía.

En el enlace covalente entre poesía y química destaca también la unionense María Cegarra, una brillante poetisa que fue amiga de Miguel Hernández. Ejerció como perito químico, siendo la primera mujer en serlo en España, antes de dedicarse plenamente a la enseñanza. La evocación química en los poemas de María Cegarra alcanzan su máxima conexión en su libro Cristales míos, con versos como «Hidrocarburos que dais la vida: Sabed que se puede morir aunque sigáis reaccionando; porque no tenéis risa, ni mirada, ni voz. Sólo cadenas» o «La sonoridad de las ebulliciones y de los alambiques, es como un viento sin mar y sin molinos».

Dylan Thomas dijo en una ocasión que el mundo no vuelve a ser el mismo cuando le agregamos un buen poema. Pongamos poesía en nuestras vidas. No hay mejor química que la lírica.

[Una versión de este artículo se publicó en el diario La Verdad el día 5 de marzo de 2023]

sábado, 29 de julio de 2023

J. Robert Oppenheimer [Documental]

Otro día (o quizá no) os dejaré mi crítica sobre el reciente biopic de Oppenheimer perpetrado por Christopher Nolan, pero ahora quiero compartir con vosotros un documental de apenas 30 minutos, que comparados con las tres horas del metraje de Nolan supongo que no os supondrá un esfuerzo. Y sin necesidad de inventarse (aunque se lo inventaran antes en el libro Prometeo americano) el tema de la manzana envenenada, sin retratar —y volver a caer en el tópico— del científico 'weird', como pasó con la película de Alan Turing de hace unos años, sin ningunear a las mujeres (fueron pocas, pero las hubo) del proyecto... Bueno, me callo y aquí tenéis la recomendación (vía Veritasium). Podéis activar los subtítulos o verlo directamente en español en este enlace



Juzgar a Oppenheimer es muy complicado. E injusto. La sombra de la Segunda Guerra Mundial lo llevó a cruzar su brillante carrera científica con uno de los proyectos más polémicos de la humanidad: el Proyecto Manhattan. Al frente de un equipo de científicos cuyos nombres han pasado a la historia de la ciencia, Oppenheimer se embarcó en una tarea monumental y polémica para desarrollar una nueva arma, la bomba atómica.

La detonación de la primera bomba en Alamogordo, Nuevo México, el 16 de julio de 1945, marcó un punto de quiebre en su vida y en la historia. La conciencia del poder destructivo de su creación lo sumió en una profunda reflexión personal. Recordando las palabras del antiguo texto hindú, el Bhagavad Gita, expresó un sombrío temor por haberse convertido en «la Muerte, el destructor de mundos».

Conforme el mundo se enfrentaba el amargo legado de la guerra y el surgimiento de la Guerra Fría, Oppenheimer luchó con las sugerencias éticas de sus acciones. Sus sospechas y su activismo a favor del control de armas nucleares lo pusieron en un conflicto constante con los estamentos de su país, llevándolo a la sospecha y a cuestionar su lealtad.

Aunque su legado como visionario científico y defensor de la paz perdura todavía, pese a su protagonismo en la infame historia de la guerra, la década de 1950 representó un capítulo oscuro en su vida. Se vio sometido a una investigación por presuntos lazos comunistas, lo que afectó su carrera y reputación.

Su vida es un recordatorio inquietante de la ambivalencia inherente en el conocimiento científico y de los dilemas morales que acompañan los avances tecnológicos.

En el vasto lienzo cósmico de los personajes de la historia de la ciencia, J. Robert Oppenheimer fue una estrella que ardió con intensidad luminosa, pero también tuvo sus sombras. Su legado nos recuerda que debemos enfrentar el poder del conocimiento con sabiduría y responsabilidad, guiados por un firme compromiso con la humanidad y la búsqueda de un futuro de paz y comprensión en este punto azul pálido que habitamos.

Buen finde, folks.

viernes, 9 de junio de 2023

'La costumbre ensordece', de Miguel A. Delgado [Libro]

 

Ficha del libro | Enlace


La última obra de Miguel Ángel Delgado, La costumbre ensordece, es un auténtico tesoro destinado a convertirse en un éxito. Pasear por sus páginas es pasear por la vida cotidiana de un día cualquiera, desde que suena el despertador hasta que nos acostamos. Y esto, que puede parecernos intrascendente comparado con historias de civilizaciones extintas, agujeros negros o singularidades cuánticas, lo convierte precisamente en una fascinante aventura que nos descubre lo más cercano.

Una de las grandes fortalezas de esta obra radica en la originalidad y profundidad con la que el autor explora la conexión humana con la ciencia, la tecnología y la cultura. Delgado nos invita a reflexionar sobre la importancia de cada pequeño acto que conforma nuestra vida diaria, desde el sonido del despertador hasta el momento de descanso en la noche. 

Es más que destacable la habilidad de Delgado para seleccionar referencias culturales bien traídas y entrelazarlas de manera magistral en su narrativa. La prosa es fluida y evocadora, marca de la casa Delgado, capturando con acierto la esencia de cada momento de nuestro día a día. Sus descripciones, su cercanía... nos transportan a los escenarios que nos propone, permitiéndonos experimentar los sonidos, los olores y las emociones con una intensidad sorprendente.

Termina el libro con un brillante epílogo, del que me resisto a comentar nada, para no estropear el Grand Finale. Solo deciros, que tras leerlo busqué en mi biblioteca las palabras de uno de mis poetas favoritos de la segunda mitad del siglo XX (con permiso de mi amigo Luis Alberto de Cuenca). 

Y así, con Jaime Gil de Biedma y sus Noches del mes de junio cierro esta pequeña reseña de un libro que me ha encantado y perturbado.

Alguna vez recuerdo
ciertas noches de junio de aquel año,
casi borrosas, de mi adolescencia
(era en mil novecientos me parece
cuarenta y nueve)
porque en ese mes
sentía siempre una inquietud, una angustia pequeña
lo mismo que el calor que empezaba,
                                                                          nada más
que la especial sonoridad del aire
y una disposición vagamente afectiva.
 
Eran las noches incurables
                                                       y la calentura.
Las altas horas de estudiante solo
y el libro intempestivo
junto al balcón abierto de par en par (la calle
recién regada desaparecía
abajo, entre el follaje iluminado)
sin un alma que llevar a la boca.
 
Cuántas veces me acuerdo
de vosotras, lejanas
noches del mes de junio, cuántas veces
me saltaron las lágrimas, las lágrimas
por ser más que un hombre, cuánto quise
morir
           o soñé con venderme al diablo,
que nunca me escuchó.
                                              Pero también
la vida nos sujeta porque precisamente
no es como la esperábamos.