sábado, 6 de julio de 2024

'Historia de los metales que cambiaron el mundo', de Álvaro Martínez Camarena [Reseña]

 

Ficha del libro

Hay un lugar entre las esferas del Paraíso de Dante reservado para los divulgadores de la ciencia como Álvaro Martínez Camarena. Y el ejemplo más notorio es este, su último libro, donde nos propone un fascinante viaje por los siete metales de la Antigüedad. 

En Historia de los metales que cambiaron el mundo he encontrado todo lo que le pido a un libro de divulgación: rigor, amenidad, historia y la ciencia bien contada. Bueno, y humor, que también lo hay. Desde el oro de los dioses que viaja en la Voyager 1 hasta el peligroso mercurio, pasando cobre, plata, plomo, estaño y hierro, cada capítulo dedicado a uno de los siete metales es, en sí mismo, una novela de aventuras. Álvaro enlaza pasado, presente e incluso futuro con una maestría narrativa digna de elogio. Y con mucha elegancia, diría yo, acostumbrado a encontrarme cada vez menos este tipo de estilo en las novedades de las estanterías del género. 

Termina el libro con un epílogo y conclusiones que he leído y releído varias veces, con el fin de aprender a bordar finales redondos. Brillante. No os lo perdáis. 

 


domingo, 30 de junio de 2024

Hans Bethe

 


Hans Albrecht Bethe (1906-2005) fue un físico teórico alemán-estadounidense cuyas contribuciones a la física y la astrofísica fueron fundamentales en el siglo XX. Bethe nació en Estrasburgo, que en ese momento formaba parte del imperio alemán. Su padre era un anatomista judío y su madre provenía de una familia cristiana alemana.

Bethe estudió física en la Universidad de Frankfurt y la Universidad de Múnich, donde obtuvo su doctorado en 1928 bajo la supervisión de Arnold Sommerfeld. Tras obtener su doctorado, Bethe trabajó en diversas instituciones académicas en Europa, incluyendo el Instituto de Tecnología de Karlsruhe y la Universidad de Tubinga.

En 1933, con el ascenso del nazismo en Alemania, Bethe, siendo de ascendencia judía, se vio obligado a abandonar su país. Emigró primero al Reino Unido, donde trabajó en la Universidad de Manchester, y luego a Estados Unidos en 1935, donde se unió a la Universidad de Cornell, en Ithaca, Nueva York. En Cornell, Bethe se convirtió en una figura destacada en la física teórica.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Bethe fue un miembro clave del Proyecto Manhattan, trabajando en el Laboratorio Nacional de Los Álamos. Fue jefe de la División Teórica y jugó un papel crucial en el desarrollo de la bomba atómica. Su trabajo incluyó la teoría de la difusión y la fusión nuclear, que fueron vitales para el éxito del proyecto. Aparece brevemente en la película Oppenheimer (2023).

Después de la guerra, Bethe volvió a Cornell y continuó haciendo importantes contribuciones a la física. En 1967, recibió el Premio Nobel de Física por su trabajo sobre la producción de energía en las estrellas. Bethe desarrolló la teoría del ciclo de Bethe-Weizsäcker, que explica cómo las estrellas convierten hidrógeno en helio y generan energía a través de la fusión nuclear.

Bethe también tuvo un papel activo en la política científica y el desarme nuclear, abogando por el control de armas y el uso pacífico de la energía nuclear. Fue asesor científico de varios gobiernos y un firme defensor de la responsabilidad ética de los científicos.

A lo largo de su carrera, Bethe recibió numerosos honores y premios, incluyendo la Medalla Nacional de Ciencia de Estados Unidos y la Medalla Enrico Fermi. Continuó activo en la investigación y la enseñanza hasta su muerte, siendo una fuente de inspiración para generaciones de físicos.

Hans Bethe falleció el 6 de marzo de 2005 en Ithaca, Nueva York, a la edad de 98 años. Su legado perdura a través de sus contribuciones fundamentales a la física y su compromiso con la ética científica. Un grande. Y como muestra de ello, no os perdáis esta lista de reproducción de vídeos de Youtube. 


sábado, 29 de junio de 2024

'No todas las drogas son iguales', de David Nutt [Reseña]

 

Ficha del libro


Por fin llega traducido al español, de la mano de Pinolia, este interesante libro del psiquiatra y farmacólogo David Nutt cuyo título original es Drugs Without the Hot Air: Minimizing the Harms of Legal and Illegal Drugs

La portada es de lo más contundente, ¿verdad? Y todo un reflejo de lo que encontraremos en las páginas de este interesante ensayo.

Nutt nos aporta un examen convincente y riguroso del complejo mundo de las drogas, tanto las legales como las ilegales. Desde su perspectiva como expresidente del Consejo Asesor sobre el uso indebido de drogas del Reino Unido, el autor utiliza su amplio conocimiento y experiencia para presentar una perspectiva basada en evidencia sobre el uso de drogas y la política relacionada con ellas.

Una de las principales fortalezas del libro es su enfoque objetivo al discutir las drogas. Nutt compara sistemáticamente los daños de varias sustancias, incluidas las ampliamente aceptadas como legales, como el alcohol y el tabaco, contra las drogas ilegales como el cannabis, el MDMA y la heroína. Desafía al lector a repensar creencias convencionales presentando datos que a menudo muestran que las sustancias legales son más dañinas que sus contrapartes ilegales​​.

Nutt también se adentra en las dimensiones sociales de la política de drogas, criticando la postura moralista y a menudo hipócrita que adoptan muchos gobiernos. Aboga por políticas que se centren en la reducción de daños en lugar de la criminalización, destacando cómo las medidas punitivas a menudo exacerban los problemas que pretenden resolver. Por ejemplo, discute las consecuencias no deseadas de la «guerra contra las drogas», como el aumento de las tasas de encarcelamiento y la marginación de poblaciones vulnerables​​.

El libro está estructurado para ser accesible a un público amplio, incluidos los responsables políticos (que ojalá lo lean), los profesionales de la salud y el público en general. El personal estilo de Nutt hace que los temas científicos y relacionados con políticas complejas sean amenos y utiliza numerosos ejemplos del mundo real para ilustrar sus razonamientos. Me ha gustado ver las comparaciones entre los daños de las drogas, ya que utiliza un modelo de evaluación de daños multidimensional para clasificar las sustancias según su impacto general en los usuarios y la sociedad​. Algo alejado de la simplificación que nos rodea en este y otros ámbitos.

Además, Nutt aborda conceptos erróneos comunes sobre la adicción y los posibles beneficios de ciertas sustancias controladas. Proporciona información sobre cómo algunas drogas, a menudo estigmatizadas, podrían tener usos terapéuticos si se regularan e investigaran adecuadamente. Por ejemplo, señala el potencial terapéutico de los psicodélicos y el MDMA en el tratamiento de trastornos de salud mental, un campo obstaculizado por las políticas de drogas actuales​.

Muy interesante todo, la verdad. Y personalmente, me deja claro que lo mejor es no acercarse ni con un palo, ni a las drogas legales ni a las ilegales. Es así, nos guste más o menos. Por poner un ejemplo, hay un capítulo titulado Si hoy se descubriera el alcohol, ¿sería legal?

Ahí lo dejo. 

sábado, 18 de mayo de 2024

'Hard-luck' Scheele



Carl Wilhelm Scheele nació el 9 de diciembre de 1742 en Stralsund, Suecia (actual Alemania) y se le considera como uno de los químicos más influyentes del siglo XVIII. A pesar de que su nombre no es tan conocido como otros gigantes de la química, sus descubrimientos tuvieron un impacto significativo en la ciencia y la industria. Su vida y obra ofrecen una fascinante visión de la química en su estado naciente, y sus logros fueron cruciales para el desarrollo de la química moderna.

Primeros años y formación

Scheele nació en el seno de una familia de comerciantes. Desde joven mostró un interés notable por la química, influenciado en gran parte por su hermano, quien también se dedicaba a esta disciplina. A los 14 años, Karl Wilhelm fue enviado a Gotemburgo como aprendiz del farmacéutico Martin Anders Bauch. Durante este periodo, Scheele aprovechó cada oportunidad para aprender y experimentar con sustancias químicas.

La formación que recibió de Bauch fue fundamental, proporcionándole acceso a un laboratorio y la libertad para realizar sus propios experimentos. Scheele se convirtió en un autodidacta excepcional, estudiando obras de renombrados químicos como Johann Rudolf Glauber y Andreas Marggraf. La curiosidad insaciable y la dedicación de Scheele lo llevaron a realizar experimentos con sustancias que otros químicos de la época apenas se atrevían a tocar.

Descubrimientos notables

Oxígeno

Uno de los logros más importantes de Scheele fue el descubrimiento del oxígeno. Aunque comúnmente se acredita a Joseph Priestley y Antoine Lavoisier con este descubrimiento, Scheele lo aisló de manera independiente alrededor de 1772, antes que Priestley y Lavoisier. Scheele denominó al oxígeno «aire de fuego» debido a su capacidad para sostener la combustión. Sin embargo, debido a retrasos en la publicación de sus hallazgos, no obtuvo el reconocimiento inmediato por este descubrimiento.

Cloro

Scheele también fue el primero en identificar y describir el cloro en 1774. Lo descubrió a través de la reacción del ácido clorhídrico con el mineral pirolusita (dióxido de manganeso). Llamó al gas resultante "aire de ácido marino desflogisticado". Más tarde, Sir Humphry Davy confirmaría que se trataba de un elemento nuevo, dándole el nombre de cloro.

Ácido Cítrico

En 1784, Scheele aisló el ácido cítrico de los limones (no sabemos si los de Murcia), lo que tuvo importantes implicaciones para la química y la industria alimentaria. Este descubrimiento permitió una mejor comprensión de los ácidos orgánicos y sus propiedades, y facilitó su uso en diversas aplicaciones industriales.

Glicerina

Scheele descubrió la glicerina en 1779 al calentar una mezcla de aceite de oliva y óxido de plomo. Este compuesto, que él llamó "aceite dulce de Scheele", se convirtió en un componente vital en la industria farmacéutica y cosmética.

Otros descubrimientos

Scheele tuvo una carrera prolífica con numerosos otros descubrimientos, incluyendo el ácido láctico, el ácido tartárico, el ácido oxálico y el ácido arsénico. Además, fue el primero en identificar varios compuestos de mercurio y bario. Su habilidad para aislar y caracterizar nuevas sustancias fue incomparable en su época, y su trabajo sentó las bases para la química analítica moderna.

Contribuciones a la química moderna

Los métodos experimentales de Scheele y su enfoque sistemático para la investigación química influyeron profundamente en la química moderna. Fue uno de los primeros en adoptar y perfeccionar técnicas como la destilación y la cristalización para purificar compuestos. Su trabajo ayudó a establecer la importancia de la experimentación precisa y repetible en la investigación científica.

Oliver Sacks y Scheele

El gran neurólogo y escritor Oliver Sacks escribió sobre Scheele en su libro El tío Tungsteno: Recuerdos de un niño químico. Sacks admiraba profundamente a Scheele, considerándolo uno de los grandes héroes de la química. Destacaba la increíble capacidad de Scheele para realizar descubrimientos significativos con recursos limitados y en un ambiente relativamente aislado.

Sacks mencionó cómo Scheele, trabajando en su modesto laboratorio de farmacia, realizó experimentos que desentrañaron los misterios de la química. Admiraba la creatividad y la intuición de Scheele, así como su incansable dedicación a la ciencia. Para Sacks, Scheele representaba la esencia misma de la curiosidad científica y el deseo de entender el mundo natural.

Desafíos y peligros de su trabajo

La vida de Scheele no estuvo exenta de desafíos. A lo largo de su carrera, enfrentó numerosos peligros debido a la toxicidad de los materiales con los que trabajaba. Sin las precauciones de seguridad modernas, Scheele manipulaba compuestos peligrosos como el mercurio y el cianuro, lo que eventualmente afectó su salud.

En 1786, Scheele falleció a los 43 años, probablemente debido a su constante exposición a sustancias tóxicas. A pesar de su temprana muerte, su legado perdura en la vasta cantidad de descubrimientos que realizó y en la inspiración que brindó a futuras generaciones de químicos.
El Legado de Carl Wilhelm Scheele

El impacto de Scheele en la química es incuestionable. Sus descubrimientos de elementos y compuestos químicos fundamentales proporcionaron la base para numerosos avances científicos y tecnológicos. Su enfoque meticuloso y su habilidad para identificar nuevas sustancias cambiaron la manera en que se entendía y practicaba la química.

Scheele fue un pionero cuya obra influyó en figuras clave de la química como Antoine Lavoisier, quien revolucionó la química con la teoría del oxígeno y la combustión. Aunque Scheele no recibió el mismo nivel de reconocimiento que Lavoisier durante su vida, sus contribuciones fueron cruciales para el desarrollo de la química como ciencia moderna.

Podéis verme hablando del bueno de Hard-luck Scheele, como lo llamaba Asimov, en esta charla de 2015: https://www.eitb.eus/es/divulgacion/naukas-bilbao/videos/detalle/3467928/video-naukas-bilbao-2015--daniel-torregrosa/

viernes, 5 de abril de 2024

'Ese punto azul pálido' cumple catorce años

Catorce años que han pasado volando. Y la sensación de que aunque el blog no se actualice con la frecuencia que os merecéis, seguís ahí. ;)

Si el año pasado os contaba una novedad en el post de aniversario, este año no va a ser menos... Y pensaréis: ¿Otro libro? Pues va a ser que sí. 

En apenas dos semanas estará en vuestra librería de barrio favorita El olor de las almendras amargas. Un paseo por la ciencia de los venenos y su presencia en el arte y la ficción, publicado por Menoscuarto. Os dejo la cubierta en primicia. :)



Y poco más que decir, que espero os guste. Iré informando sobre el lanzamiento por aquí y por las redes sociales. 

Mil gracias por todo, queridos supervivientes de la blogosfera. 

Besos y abrazos