sábado, 25 de junio de 2016

La influencia de la mitología en la ciencia (30ª Parte): Eón

[Nota inicial: Se puede consultar el resto de entregas de la serie sobre la influencia de la mitología en la ciencia desde este enlace]


Mosaico romano de comienzos del siglo III con Eón acompañado de
Tellus y cuatro niños que representan las estaciones. | Fuente

En la mitología fenicia, el Soplo primitivo y la Noche dieron a luz a Eón, el dios del tiempo eterno. Los romanos lo adoptaron para su mitología y se suele confundir con Cronos (Saturno), hijo de Urano y Gea, y padre de Zeus. Solía aparecer representado en forma de joven semidesnudo en el interior de un círculo zodiacal y acompañado por Tellus, la diosa romana de la Tierra.

Eón era una deidad distinta que se contrapone al titán griego del tiempo puesto que representa la eternidad sin inicio ni final mientras que Cronos era el dios del tiempo humano, el de las estaciones, calendario y cosechas. En todo caso sí que se correspondería con el Crono primigenio (Chronos), la personificación griega del tiempo con sus tres cabezas: de león, toro y hombre. 

Las divisiones del tiempo y los universos cíclicos

En geología y paleontología se conoce como éon a cada una de las divisiones de tiempo de la historia de la Tierra. La IUGS reconoce en su cuadro estratigráfico internacional varios eones: Fanerozoico, Proteozoico, Arcaico y Hádico. Los tres últimos se agrupan a su vez en el supereón Precámbrico.


Reloj geológico (Clic para ampliar) | Fuente

En ocasiones hemos leído o escuchado que un eón equivale a mil millones de años, pero en realidad esta idea -que surgió en 1957- no se aceptó como unidad de medida y en la actualidad se suele emplear como una cantidad muy grande de tiempo pero arbitraria e indefinida.


El polémico físico británico Roger Penrose publicó en 2010 en la revista arXiv un artículo titulado Concentric circles in WMAP data may provide evidence of violent pre-Big-Bang activity, donde afirmaba que los datos de la radiación de fondo de microondas obtenidos por el satélite WMAP demostraban la validez de un modelo de universo cíclico donde el tiempo y el espacio no comenzaron a existir en el Big Bang y nuestro universo existe en un ciclo continuo eterno de creaciones y extinciones.



En el modelo cosmológico de Penrose, denominado CCC (Conformal Cyclic Cosmology) cada etapa o rebote recibe el nombre de «eón»... Muy bonito y evocador pero altamente especulativo, y de momento, sin evidencia.


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