viernes, 28 de junio de 2013

Consejos de Michael Faraday para dar una conferencia de divulgación

Faraday divulgando la ciencia en la Royal Institution (1856)

Considerado como el héroe científico de la clase media británica del siglo XIX, Michael Faraday es uno de los personajes más interesantes y apasionantes de la historia de la ciencia. Fue el mejor discípulo de Humphry Davy, y entre sus contribuciones destacan el descubrimiento de compuestos orgánicos tales como el benceno o el etileno, la licuación de los gases, la inducción magnética, estableció las leyes de la electroquímica y su nomenclatura, introdujo el concepto de líneas de fuerza..., y un largo etcétera de logros relacionados con la química y la física, repleto de aplicaciones prácticas en la vida que nos rodea.

Pero quizá sea menos conocida de Faraday su faceta como divulgador científico. De hecho, fue una conferencia de divulgación la que le cambió la vida. El 24 de febrero de 1812 Faraday asistió a una charla de Humphry Davy en la Royal Institution (RI), una organización fundada en 1799 que se dedicaba -y dedica- a la educación e investigación científica. Y el resto es la historia que todos conocemos. De origen muy humilde, Faraday nunca fue a la universidad, y esta clase de conferencias eran de las pocas oportunidades que existían de acceder a la ciencia fuera de las aulas del sistema elitista universitario de la Inglaterra de principios del siglo XIX.

Años más tarde era ya el propio Michael Faraday quien impartía estas conferencias en la RI y preocupado por hacer bien su trabajo se dedicó a perfeccionar el arte de hablar y transmitir en público. En una carta a su amigo Abbott, Faraday expone una serie de consejos sobre cómo tiene que ser una conferencia de divulgación. Merece la pena echarle un vistazo (traducción extraída del libro El gran cambio en la Física de J.A. Díaz-Hellín):

«No conviene que la mesa de la conferencia esté atestada de aparatos, y es conveniente que las experiencias se distribuyan uniformemente durante el transcurso de la exposición. 
 (...) La cualidad que más realza a un conferenciante, aunque tal vez no sea la más importante, es una buena elocución (...). El conferenciante debe producir impresión de serenidad y facilidad, no debe parecer preocupado, ni temeroso, ni desatento, ni con la mente concentrada en la contemplación y descripción de su tema. Sus gestos no deben ser apurados o violentos, sino lentos, fáciles y naturales, consistentes principalmente en el cambio de la posición del cuerpo, con el objeto de evitar la impresión de tiesura o de monotonía que de otro modo resultaría inevitable. Todo su comportamiento debe evidenciar respeto por el auditorio y de ninguna manera debe olvidar que se halla en su presencia. Ningún accidente debe alterar su compostura o modificar su comportamiento, salvo que afecte a la comodidad del auditorio; nunca en lo posible, debe volver la espalda al público, y en cambio, debe darle todos los motivos para que piense que el conferenciante ha concentrado toda su energía para procurarle entretenimiento e instrucción»

Pues habrá que tomar nota ;-) 
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Esta entrada participa en la XXVI Edición del Carnaval de Química alojado por segunda vez en el genial blog de @luisccqq El cuaderno de Calpurnia Tate.

jueves, 27 de junio de 2013

Una docena de documentales de divulgación científica


Si te interesa la ciencia y tienes una curiosidad increíble por conocer algo de astronomía, o de física, o de neurociencia, o de la evolución de las especies o de cualquier otra rama de la ciencia ¡enhorabuena! estás en la mejor época para “conocer”. La información está ahí, al alcance de la mano del que quiera buscarla, del que tenga interés, del que quiera aprender. Si te interesa un tema, puedes sentarte en tu ordenador, y en un par de clicks conseguir mucha más información y muchos más datos de los que jamás podrás asimilar.
Pero ¿qué pasa con la gente que no sabe lo que es la astronomía o los ecosistemas submarinos o ni siquiera sabe que existe algo así?
Para intentar que la ciencia llegue a todos, el mejor modo es s hacerlo desde un medio de comunicación común, corriente y que está presente en cada casa: la televisión.
La divulgación de la ciencia en televisión no tiene porqué ser exhaustiva, ni excesivamente especializada, ni muy compleja.
“Hay una necesidad apremiante de un mayor conocimiento público de la ciencia. La televisión no puede proporcionarlo todo sola. Pero si queremos que haya mejoras a corto plazo en la comprensión de la ciencia, la televisión es el sitio ideal para empezar” Carl Sagan
Su objetivo debe ser encender una chispa de curiosidad, un leve destello de interés en la sociedad que luego puede correr al ordenador y lanzarse a bucear en en Internet o en la amplía oferta de libros y revistas de divulgación.
La ciencia en televisión debe ser televisiva. Esto es una obviedad, pero es fundamental. El mensaje de la ciencia debe ajustarse al medio televisivo, ha de tener formato televisivo y un guión que además de informar, enganche. Una producción con el objetivo de explicar y que resulte visualmente atractiva. Si tiene un presentador, además de dominar la materia del programa tiene que saber comunicarla.
El Sr. Torregrosa y Molinos, traemos una docena de documentales que cumplen todos esos requisitos: tienen un contenido científico impecable capaz de encender la chispa de la curiosidad en el espectador y se ajustan perfectamente al formato televisivo.

1. Cosmos: Un viaje personal

La obra maestra de Carl Sagan y su equipo. Si no has visto esta serie, deja todo lo que estés haciendo en este momento y corre ahora mismo a verla. Estrenada en 1980, Cosmos es una serie de 13 episodios que abarca una amplia gama de temas científicos, desde el origen de nuestro universo, la formación del sistema solar y de la Tierra, el origen de la vida…, todo ello salpimentado con el toque poético de Sagan y la inolvidable música de Vangelis. Más de quinientos millones de espectadores de más de 60 países la han visto, ganó un premio Emmy y un Peabody que destacan entre decenas de galardones y menciones durante más de treinta años, un libro editado después de la emisión de la serie y que es, en su versión inglesa, el libro más vendido de divulgación científica… Una serie que todos los grandes de la divulgación y la ciencia admiran. La SERIE (con mayúsculas).
2. ... (Sigue leyendo en unadocenade)
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Post escrito a cuatro manos con @molinos1282 y publicado originalmente en una docena de, un divertido y original sitio web que recomiendo encarecidamente. Como también recomiendo el blog de Molinos y especialmente su libro, aunque de esto último tengo que hacer una reseña.

martes, 25 de junio de 2013

Reto EPAP #28


Volvemos a la carga. ¿Qué personaje relacionado con la ciencia se esconde tras estas pistas?:

1. Su nombre aparece mencionado, junto a otros autores,  en el libro Cosmos de Carl Sagan, concretamente en el apartado "Lecturas recomendadas".
2. Es miembro de una famosa Academia de Ciencias, que curiosamente rechazó a Carl Sagan cuando fue propuesto como miembro de la misma.
3. Posee un distinguido premio otorgado por una conocida asociación de escépticos.
4. Su director de tesis doctoral era ruso pero nuestro personaje se graduó en Salamanca.
5. Está vivo.

viernes, 21 de junio de 2013

Per aspera ad astra [Nace ADCMurcia]




Como prácticamente todos sabréis a estas alturas de la semana (y de la película), ya sea a través de las redes sociales o por los medios de comunicación tradicionales o porque te lo ha contado una vecina, un grupo de pirados por la ciencia (y no solo de Murcia, porque locos hay en todas partes) hemos constituido la Asociación de Divulgación Científica de la Región de Murcia. Un proyecto cuyos orígenes y objetivos explicó hace unos días bastante bien por aquí Jose (@ScientiaJMLN), nuestro aclamado presidente, y sin duda alguna el mejor divulgador científico de la blogosfera hispana. El pasado miércoles 19 de junio tuvimos la presentación oficial de la asociación en la terraza del Museo Arqueológico de Murcia. ¿Y por qué en una terraza? Porque si el objetivo es llevar la ciencia a la calle, qué mejor sitio que ese, el ágora. La presentación en sociedad de ADCMurcia fue un éxito total de público y organización que podéis ver de nuevo, o por primera vez, desde este enlace. No os perdáis a Moncho Núñez Centella, nuestro padrino, y su emotivo discurso, principio y fin de Arquímedes incluido ;-). Gracias, Moncho.

Estos días han sido de euforia. Los miembros de la asociación, en especial los de la Junta directiva, nos hemos visto desbordados por la cálida acogida que prácticamente todos los sectores de la sociedad murciana, y no solo murciana, nos ha trasmitido. Los apoyos interesándose por nuestro proyecto han llegado hasta desde del otro lado del charco. Y aquí el charco no es el Mar Menor, ni el mar Mediterráneo, el charco es el océano Atlántico. Impresionante. Ya lo contaremos.

Pero claro... Esto acaba de comenzar. Ahora llega lo duro, las dificultades y el esfuerzo, sacar tiempo de donde no hay y buscar apoyos. Tenemos muchas ideas que solo son superadas por la ilusión de llevarlas a cabo. Todo es más fácil con el tremendo equipo de socios que tenemos (podéis echar un rápido vistazo a esta lista provisional, no exhaustiva, que crece y crece día a día)... Y si crees que este proyecto merece tu apoyo, asóciate. No te arrepentirás ;-)

Per aspera ad astra

sábado, 1 de junio de 2013

La influencia de la mitología en la ciencia (13ª Parte): Titán


Los Titanes (en masculino) y Titánides (en femenino) eran, según la mitología griega, una poderosa raza de dioses que gobernaron la Tierra durante la idílica Edad de oro. Constituían la descendencia más importante de Urano y Gea, y debido a que los griegos solían representarlos a menudo como unas enormes criaturas gigantes, la palabra «titán» se ha convertido en un sinónimo de algo muy grande y poderoso. 

Un acertado nombre elegido por casualidad
Como cuenta John Emsley en su maravilloso y muy recomendable libro Nature's Building Blocks, el titanio fue descubierto en 1791 por el clérigo y geólogo aficionado William Gregor, quien por entonces ocupaba la vicaría de la ciudad de Creed. Gregor se sentía intrigado por la composición de una arena negra que se encontraba cercana a un arroyo por el que solía pasar. Esta arena tenía propiedades magnéticas y Gregor, con los escaso medios de los que disponía en su época, determinó la presencia de dos óxidos metálicos en la misma: óxido de hierro (que explicaba la atracción por un imán) y un óxido de un metal blanco que no pudo identificar. Al sospechar que se podría tratar de un nuevo mineral comunicó su hallazgo a la Real Sociedad Geológica de Cornualles. Su descubrimiento se anunció en 1791 en la revista Chemische Annalen. El mineral en cuestión era la ilmenita (FeTiO3), un mineral que se encuentra en la Luna y que podría incluso servir como fuente de hierro y titanio, en una imaginaria y futurista colonización lunar.

Cuatro años después, en 1795, el químico alemán Martin Heinrich Klaproth redescubrió el mismo elemento y lo bautizó como titanio en honor de los mitológicos Titanes. Un nombre que resultó adecuado por pura casualidad porque de hecho cuando el titanio es impuro es frágil. Kraproth había bautizado ya el telurio y el uranio en honor a los dioses Tellus y Urano, y ahora le tocaba el turno a sus hermanos los Titanes. Años después, en 1910, un destacado químico de la empresa norteamericana General Electric, Matthew A. Hunter, consiguió aislar el titanio puro. Comenzó una nueva era tecnología basada en la dureza excepcional de este metal.



El mayor satélite de Saturno
Titán en su color natural
Titán fue descubierto en 1665 por el astrónomo y matemático holandés Christiaan Huygens pero el nombre mitológico fue sugerido bastantes años después por John Herschel, hijo de William Herschel. Fue John quien buenamente se dedicó a poner nombres inspirados en la mitología griega, alguno de Titánides, al resto de los satélites de Saturno que eran conocidos en su época: Mimas, Encélado, Tetis, Dione, Rea y Jápeto. Como curiosidad, en 1905 se comunicó el descubrimiento de un nuevo satélite de Saturno, el décimo, al que se le dio el nombre de la Titánide Temis. Más tarde se descubrió el error y Temis tuvo que conformarse con ser un mero asteroide.

Dinosaurios, bichos, cohetes y un barco
El nombre de los Titanes también se ha usado en la ciencia y la tecnología inspirado en su fortaleza, para designar por ejemplo al clado de los Titanosauria, el escarabajo Titanus giganteus, la familia de cohetes Titan de la NASA..., o cómo no, fue el nombre que se escogió para el orgullo de la Royal Mail Ship. El más grande y más glamuroso barco construido jamás en su época: el Titanic.


Paradójicamente los Titanes sufrieron un destino muy similar al dramático final del transatlántico Titanic, cuyo buque hermano mayor se llamaba curiosamente Olympic, otra casualidad. Titánides y Titanes fueron derrotados por el todopoderoso Zeus y sus olímpicos dioses en la mítica Batalla de los Titanes y acabaron hundidos y condenados en el Tártaro, en la oscura y olvidada profundidad del inframundo.
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Puedes leer la serie completa 'La influencia de la mitología en la ciencia' desde este enlace.
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NOTA: Esta entrada participa en las bodas de plata del Carnaval de Química que se celebran en el blog “ISQCH – Moléculas a reacción”, el blog de divulgación del Instituto de Síntesis Química y Catálisis Homogéneadel CSIC y la Universidad de Zaragoza. Y también en la V Edición del Carnaval de Humanidades acogido en el recomendable blog Pero eso es otra historia.