jueves, 2 de agosto de 2012

Curiosity

«-Mirad, chicos. -Mamá extendió un brazo largo y suave-. Una ciudad muerta.

Los chicos miraron con una expectación fervorosa, y la ciudad muerta estaba allí, muerta sólo para ellos, adormilada en el cálido silencio estival puesto allí por algún marciano hacedor de climas.

Y papá miró la ciudad como si le gustase que estuviera muerta.

Eran unas pocas piedras rosadas, dormidas sobre unas dunas; unas columnas caídas, un templo solitario, y más allá otra vez las extensiones de arena. Nada más, un desierto blanco a lo largo del canal, y encima un desierto azul.

De repente un pájaro atravesó el espacio, como una piedra lanzada a un lago celeste; golpeó, se hundió y desapareció.

Papá lo miró con ojos asustados.

-Creí que era un cohete.

Timothy observó el profundo océano del cielo, tratando de ver la Tierra en llamas, las ciudades en ruinas y los hombres que no dejaban de matarse unos a otros.

Pero no vio nada. La guerra era algo tan apartado y lejano como el duelo a muerte de dos moscas».
 -Crónicas Marcianas, El picnic de un millón de años. Ray Bradbury.-

3 comentarios:

  1. Qué maravilla de libro, ese hombre era un poeta. Y algo marciano, sin duda: no se puede ser tan genio.

    Un párrafo bien escogido... llevamos décadas obteniendo imágenes de la superficie marciana, y sin embargo la sensación que nos deja esta misión dispara nuestra imaginación como si se tratase de un mundo absolutamente nuevo. Es la magia del cosmos.

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  2. Gracias por pasar, Doc. Ojalá salga todo bien el próximo lunes y tengamos datos científicos sobre Marte para catapultar aún más la imaginación.

    Salud!

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  3. Como eres tú Dani, te perdono el minidestripamiento del libro, que lo estoy leyendo ahora :)

    Un saludo

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