martes, 11 de octubre de 2016

La influencia de la mitología en la ciencia (39ª Parte): Lucifer

[Nota inicial: Se puede consultar el resto de entregas de la serie sobre la influencia de la mitología en la ciencia desde este enlace]


Fuente del Ángel Caído (Parque del Retiro de Madrid)


En la mitología romana Lucifer (del latín lux «luz» y fero «llevar») era el equivalente al dios griego Eósforo o Fósforo, el portador de la Aurora o lucero del alba, y hermano de Vesper (Héspero), el lucero vespertino.

Lucifer y Vesper, para los griegos Eósforo y Héspero, son personificaciones del planeta Venus. Que un mismo planeta fuera en la Antigüedad clásica identificado con dos deidades diferentes podría parecer un indicio de que se les consideraba como objetos celestes distintos, uno que aparecía por la mañana (stella matutina) y otro por la tarde (stella vespertina). Pero según parece fueron los astrónomos babilonios quienes concluyeron siglos antes que era el mismo objeto, al que llamaron Ishtar, que en la mitología mesopotámica era la diosa del amor y la guerra, la vida y la fertilidad.

Lucifer, por Neil Gaiman


Lucifer es uno de los mitos más conocidos y reconocibles de nuestra cultura tanto clásica como moderna y lo encontramos, principalmente por influencia de la tradición cristiana, en el arte, la literatura, cómics, etc. Y también en la ciencia.

Luces, asteroides y langostinos

Las luciferinas son unas proteínas implicadas en el proceso de obtención de luz de ciertos organismos y que conocemos como bioluminiscencia, un impactante fenómeno de la naturaleza que nos deja estampas de gran belleza como estas.


Lingulodinium polyedrum | Fuente

Gusano de la especie Lampyris noctiluca | Fuente


Simplificando el proceso, la molécula de luciferina facilita la generación mediante oxidación de energía lumínica a partir de energía química en una serie de reacciones bioquímicas catalizadas por una enzima llamada luciferasa. Las funciones de la bioluminiscencia van desde el camuflaje y la defensa a la reproducción, pasando por otras como iluminación o comunicación.

Luciferina de las luciérnagas


Este fenómeno luminiscente está bastante extendido en la naturaleza y podemos encontrarlo en una amplia variedad de organismos como bacterias, hongos, insectos, crustáceos, moluscos y peces, siendo en los océanos donde lo observamos con mayor abundancia.

(1930) Lucifer es un asteroide descubierto en 1964 desde el observatorio naval de los Estados Unidos por la astrónoma Elisabeth Roemer (1929-2016), también conocida por ser codescubridora en 1975 de Temisto, una de las 67 lunas de Júpiter. La propia Elisabeth, fallecida en abril de este año, también tiene un asteroide con su nombre, el (1657) Roemera.

Como Lucifer se conoce también a un género poco conocido de langostinos pertenecientes a la familia Luciferidae. Hay varias especies reconocidas: Lucifer orientalis, Lucifer chacei, Lucifer faxoni, Lucifer hanseni, Lucifer intermedius, Lucifer penicillifer y Lucifer typus.


Bonus sobre el fósforo (elemento químico):

En 1669 
Hennig Brandtel «último alquimista», como le gustaba decir a Isaac Asimov, buscaba el sueño de la antigua y oscura alquimia, la piedra filosofal, la posibilidad de transmutar los metales vulgares en el preciado oro metal. Y se fijó en el agua, pero más en concreto en la orina y la posibilidad de combinación de la misma con otros materiales. 

Tras recoger una gran cantidad de orina (se habla de al menos 50 cubos) la dejó reposar durante un par de semanas para seguidamente calentarla, evaporando todo el agua, quedándose con el residuo sólido seco. Mezcló el polvo de este sólido con arena, calentó en un horno el combinado y recogió el vapor generado en un recipiente. Cuando el vapor se enfrió Brandt se encontró con un material sólido de color blanco, que ardía con llama muy llamativa y brillaba en la oscuridad. 

Precisamente esta última característica fue la que le dio nombre: phosphorus mirabilis, el portador de la luz milagrosa (del latín phosphŏrus, y a su vez del griego φωσφόρος, portador de luz).

El alquimista, en busca de la piedra filosofal, descubre el fósforo y ruega
por el éxito y la conclusión de su obra como era la costumbre de los
antiguos astrólogos alquimistas.
(Joseph Wright of Derby, 1771) | Fuente


La magnificente luz que irradia del matraz en este cuadro del pintor Joseph Wright (Wright de Derby) no es comparable a la producida por el fósforo recién sintetizado y resulta algo exagerada si la comparamos con la realidad, salvo que sea fósforo blanco ardiendo

El motivo del autor al reflejar tan evocadora inundación luminosa del laboratorio era bien distinto y existen varias interpretaciones sobre esta obra de arte, cuyo título simplificado es El alquimista, para la que algunos autores afirman que representa el triunfo de la ciencia empírica sobre el oscurantismo y la superstición (Weighing Light: the role of metaphor in 18th century optical discourse, G. Cantor), pero otros no lo tienen tan claro (Light and Enlightenment in Joseph Wright of Derby's The Alchymist). 

Otros autores dudan de que el personaje que encarna la figura del iluminado alquimista sea Henning Brandt. Pero en cualquier caso, lo que queda claro es que el origen del término fósforo no tiene una inspiración mitológica, sin que sirva de precedente. Una pena.


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