sábado, 16 de enero de 2016

La influencia de la mitología en la ciencia (23ª Parte): Eris

[Nota inicial: Se puede consultar el resto de entregas de la serie sobre la influencia de la mitología en la ciencia desde este enlace]


Eris (pintura ateniense, c. 575-525 a. C.) | Wikipedia

Eris o Éride era la hermosa diosa de la discordia en la mitología griega. En la mitología romana su equivalencia era la diosa Discordia. Y sus opuestas eran Harmonía o Concordia, según estuviéramos en Grecia o Roma.

La historia de Eris está asociada a la guerra de Troya puesto que fue la responsable de los acontecimientos que llevaron al rapto de Helena por Paris. Años atrás, Eris asistió a la boda de Peleo y la nereida Tetis, los padres de Aquiles, que se celebró en la cueva de Quirón, en el monte Pelión. Fue una boda maravillosa y por todo lo alto a la que estaban invitados casi todos los dioses del Olimpo, al menos los más glamourosos. Todos menos Eris, que ante el agravio, se presentó sin estar invitada con el fin de liarla parda.

En pleno banquete de boda, y al igual que se hace en la actualidad con el ramo de flores, Eris lanzó a las invitadas una manzana de oro con la inscripción «Para la más bella». La pelea quedó entre las diosas Hera, Atenea y Afrodita. Todas querían ser las más guapas y se creían merecedoras de poseer la manzana de Eris, la manzana de la discordia. 

Se crearon tres bandos que discutieron acaloradamente sobre la belleza de una u otra, hasta que un hastiado Zeus pensó en llamar a alguien imparcial, por ejemplo un mortal, para que pusiera orden y actuara como juez. El elegido fue el príncipe Paris, hijo de Príamo y Hécuba, los reyes de Troya. Y el encargado de darle la buena nueva al cándido Paris fue Hermes (Mercurio), el mensajero de los dioses, que en esta ocasión fue acompañado de las tres bellas diosas en disputa. 

Paris vio venir la catástrofe, ya que eligiera a quien eligiera y dentro de la dificultad de la belleza de las tres, se buscaría problemas con los fans de las perdedoras. Unos fans que incluían dioses y demonios del inframundo. Era una decisión muy difícil y se dispuso a escuchar propuestas o promesas no muy legales, por decirlo de alguna forma. Las tres diosas en su desesperación sedujeron a Paris con darle algo a cambio de ser elegidas. Hera le prometió riqueza y poder, Atenea el don de la sabiduría y la prudencia, y Afrodita le ofreció el poder para seducir a Helena de Esparta, la que estaba considerada como mujer más bella y hermosa de la Tierra.

La elección fue rápida y clara para Paris -recordad que era un mortal y los mortales somos así- y dictaminó que la manzana de oro de Eris la merecía Afrodita. Las despreciadas diosas Hera y Atenea prometieron venganza y destrucción. Después vino lo que ya conocemos aunque sea por el cine, el rapto de Helena y la guerra de Troya.


El mayor de los enanos, arañas y una simulación galáctica

Fijaos bien en la punta de la flecha. Muestra
el movimiento de Eris en las imágenes de su
descubrimiento durante un periodo de 3 horas

En 2005 los astrónomos Michael Brown, Chad Trujillo, David L. Rabinowitz y su equipo, anunciaron el descubrimiento de un nuevo planeta, más grande incluso que Plutón -o eso se creía-, a partir de unas imágenes tomadas un par de años antes en el Observatorio del Monte Palomar con el telescopio Samuel Oschin

La historia de Eris, al que se le nombró en un principio y de forma provisional como 2003 UB2013, es de lo más curiosa. El anuncio de su descubrimiento acaparó portadas de prensa e incluso se habló de considerarlo como el décimo planeta del Sistema Solar. Sí, el décimo, porque en aquel momento nuestro siempre querido Plutón, y más aún después de las fotos de este verano, era el noveno planeta. La comparación, por no decir competición entre 2003 UB2013 (Eris) y Plutón acabó en un from lost to the river en donde ambos objetos acabaron fuera del Olimpo de los planetas y terminaron con el calificativo de «enanos». Con una polémica en el mundo de la astronomía, que todavía continúa, finalmente la IAU estableció en 2006 la definición oficial de planeta bajo estas tres condiciones que deben cumplirse en su totalidad:
1. El objeto debe estar en órbita alrededor del Sol.
2. El objeto debe ser lo bastante masivo como para que su gravedad lo haya redondeado. 
3. El objeto debe haber limpiado la vecindad de su órbita.
Ni Plutón ni el nuevo planeta cumplían el tercer requisito. El nuevo planeta estuvo a punto de llamarse Xena, como la serie de tv, pero al final se impuso el de nuestra protagonista de hoy. Algo que tiene hasta cierta lógica tras el culebrón, que todavía colea, sobre la clasificación de los planetas.




Las carcajadas de Eris, la diosa de la discordia, se escucharon más allá del cinturón de Kuiper... O eso dicen.

Actualmente podemos asegurar que Eris es el más masivo de los planetas enanos conocidos, su superficie es muy brillante y blanca, puede que no tenga atmósfera y no se descarta que haya agua en su interior. Tiene un pequeño satélite que se llama Disnomia, demonio del desorden cívil y la legalidad e hija de Eris.


«Salticidae Eris sp» de Bruce Marlin  
En zoología se conoce como Eris a un género de arañas saltarinas del tipo araneomorfas, que son aquellas que tienen sus quelíceros en diagonal, al contrario que las migalomorfas donde los quelíceros no se cruzan. Otra discordia, por lo que parece, aunque no he encontrado la referencia que confirme que se eligió el nombre por este motivo.



Y por último Eris es el nombre de una simulación por ordenador sobre la formación de la Vía Láctea, nuestra galaxia, realizada por astrofísicos del Instituto de Física Teórica de la universidad de Zúrich. Podemos ver el resultado en este vídeo:

miércoles, 13 de enero de 2016

Moselio [Propuesta de nombre para un nuevo elemento químico]

La noticia del reciente descubrimiento de cuatro nuevos elementos químicos superpesados que vienen a completar el séptimo periodo de la tabla periódica fue comentada de forma magistral por mi gran y admirado amigo Bernardo Herradón en el último programa (11/01/2016) del siempre recomendable A hombros de gigantes. Lo podéis escuchar a continuación. 



Pues bien, un poco antes del minuto nueve Bernardo rompe una lanza por que un elemento químico debería llamarse moselio, en honor a Henry Moseley. En cuanto lo he escuchado me he quedado frío como el hielo pensando en lo desconocido que sigue siendo un personaje tan importante como Moseley y la justicia que se le haría con el bautizo que propone Bernardo. Incluso me he emocionado. Me parecería un nombre infinitamente más adecuado y serio que esas propuestas que hemos leído por internet y que buscan homenajear a personajes como Terry Prattchet o Lemmy, líder del grupo Motörhead. Sí, parece coña pero no lo es, y si no os lo creéis abrid los enlaces anteriores. Pero Moseley fue mucho Moseley, con todos mis respetos para Mundodisco o Ace of Spades.



Moseley en su laboratorio

Henry Gwyn-Jeffreys Moseley (1887-1915) era hijo del famoso naturalista y amigo de Charles Darwin, Henry Nottidge Moseley, fundador de una importante escuela de zoología en Oxford y miembro de la expedición científica Challenger. Pero al final, y pese a que le apasionaba la botánica y la zoología, fue seducido por el mundo de la física. A Moseley, también alumno de Ernest Rutherford (1871-1937) en Manchester, le debemos la confirmación de la hipótesis de Van den Broek cuando descubrió el número atómico de los elementos químicos.

Con la ayuda de su amigo Charles Galton Darwin (1887-1962), nieto de Charles Darwin, y mediante el estudio de espectros de rayos X, Moseley descubrió en 1913 que había una correlación entre el número de orden de cada elemento en la tabla periódica y la frecuencia de la radiación emitida.


Primero seleccionó catorce elementos, entre el titanio y el cinc, que se encontraban en forma de secuencia continua en la tabla. Al trazar la gráfica de la frecuencia de los rayos X emitidos en función del cuadrado de un número entero, que representaba la posición de cada elemento en la tabla periódica, Moseley obtuvo una línea recta. 

Todo encajaba y ese número de orden en la tabla era una propiedad inherente de los núcleos atómicos, y por tanto, lo que distinguía a un elemento de otro no era precisamente su peso atómico sino un número entero, el número atómico. Y la tabla periódica se volvió a ordenar.

Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, Moseley se alisto como voluntario en el cuerpo de ingenieros del Ejército británico como oficial técnico de comunicaciones. El 10 de agosto de 1915 un francotirador acabó con su vida en la península turca de Galípoli mientras telegrafiaba una orden al mando británico. Sus últimas cartas describían de forma entusiasta la flora de la península de Galípoli. Tenía veintisiete años.

Si algún lector tiene algún primo en la IUPAC que le recuerde la figura del gran Henry Moseley. ;-)

NOTA: esta entrada participa en la LIV edición del Carnaval de Química, Edición Xenón, alojada en el recomendable blog SiempreConCiencia de @MartaI_Soria

sábado, 9 de enero de 2016

Mi propuesta para #CarnavalTertuliasCiencia2016

Comienza un nuevo año y lo hace con el regreso de la iniciativa Tertulias Ciencia. Un proyecto coral que trata de crear discusiones, reflexiones y comentarios alrededor de la lectura de un libro de divulgación científica. Igual que las tertulias clásicas de toda la vida pero con la ventaja que da el mundo virtual.

Elegir un libro con los escasos pero contundentes criterios que se indican en la convocatoria no es fácil. Debe ser básicamente accesible y motivador. Podría recomendar decenas pero he elegido un libro que destaco especialmente por su amenidad, rigor y belleza. Un libro que aparentemente está dirigido a un público infantil y juvenil aunque la realidad es que se disfruta a cualquier edad. Ideal para nuevos iniciados al género de la divulgación y con ganas de abrir los ojos un poco más si cabe. Con preciosas ilustraciones del gran Dave McKean y escrito por Richard Dawkins, quien pocas veces defrauda, propongo para #CarnavalTertuliaCiencia2016 a... La magia de la realidad.


Puedes valorar este libro en la siguiente encuesta y estar atento a otros siguiendo el hashtag #CarnavalTertuliasCiencia2016 o en la web del proyecto hasta finales de mes. Anímate a participar ;-)