viernes, 23 de mayo de 2014

El Proyecto Diana [El origen de la Astronomía por radar]



El Proyecto Diana, llamado así por la diosa romana de la caza y la Luna, fue un experimento que se realizó en el año 1946 por ingenieros estadounidenses del Signal Corp Laboratories (SCL) en el borough de Belmar (Nueva Jersey) bajo la dirección de John H. DeWitt

DeWitt y su equipo consiguieron por primera vez en la historia contactar con la Luna a través de señales de radar. Se trató por tanto de la primera experiencia de la Astronomía por radar y constituyó el primer intento de sondear activamente un cuerpo celeste dejando la primera piedra para las técnicas de rebote lunar (EME) (Earth-Moon-Earth).


El equipo utilizado constaba de un enorme transmisor, un receptor y una agrupación de antenas que se construyeron específicamente para este propósito. El transmisor era un radar  SCR-271 modificado de la Segunda Guerra Mundial. 

Tras varios intentos el 10 de enero de 1946 a las 11:58 de la mañana se detectó con éxito el primer eco por parte del propio DeWitt y su jefe científico de entonces, el ingeniero eléctrico Edwin R. Stodola. Las ondas de radio tardaron alrededor de dos segundos y medio en viajar desde Nueva Jersey a la Luna y de vuelta, recorriendo una distancia de casi 800.000 km. El experimento se repitió durante los siguientes tres días y ocho más durante ese mes. Os dejo un interesante documento audiovisual de la época donde cuentan la noticia:




Algunos autores afirman que el Proyecto Diana no solo supuso el nacimiento de la disciplina de la Astronomía por radar sino el nacimiento del propio programa espacial de los Estados Unidos. Yo no lo tengo tan claro, pero de lo que no hay duda es que representó la primera demostración de que las señales creadas artificialmente podrían penetrar en la ionosfera abriendo la posibilidad de que las comunicaciones por radio se transmitieran más allá de la Tierra. También se dice que este proyecto inició la costumbre de nombrar a los proyectos espaciales con nombres de dioses mitológicos: Mercurio, Apolo... Yo no lo tengo nada claro. De hecho, por poner un ejemplo, el nombre del programa Apolo lo eligió Abe Silverstein más por mera casualidad que otra cosa, inspirado en un Apolo arquero.

Esta historia la he conocido viendo el episodio 11 de la nueva versión de Cosmos. Insisto. Es muy recomendable, no os la perdáis. Por razones obvias me ha llamado mucho la atención el nombre del proyecto, y como no puede ser de otra manera, termino con una foto de otra Diana observando la Luna ;-) Buen fin de semana.






jueves, 22 de mayo de 2014

Meme de música [Recogiendo el testigo de @DrLitos]

Ayer el bueno de @DrLitos me lanzó un desafío muy gamberril inspirado por Don @Eulez, líder intelectual indiscutible de la Egoblogoirrelevancia.



El desafío en cuestión consiste en describirse a uno mismo respondiendo a un cuestionario pero utilizando exclusivamente títulos de canciones de tu grupo favorito. Y crear, o como se diga, un meme para lanzar el testigo a otro incauto. Algo parecido, salvando las distancias, a lo que hice por aquí con libros. Pues allá vamos. No he utilizado a mi grupo favorito porque son tantos que sería imposible elegir pero bueno, al menos es uno de los que me gustaron bastante durante una época de mi vida:

  • Normas : Escoge una banda/grupo favorito, y responde solo con títulos de sus canciones.
  • Nominado por: DrLitos
  • Banda o grupo elegido: The Doors

Preguntas:


  • ¿Eres hombre o mujer? : «I'm a King Bee» 
  • Descríbete: «Break on Through» 
  • ¿Qué sienten las personas acerca de ti?: «People Are Strange»
  • ¿Cómo describirías tu anterior relación sentimental?: «Five to one»
  • Describe tu actual relación con tu pareja: «Easy Ride»
  • ¿Dónde quisieras estar ahora?: «The Cosmic Movie» 
  • ¿Cómo eres respecto al amor?: «To Come of Age»
  • ¿Cómo es tu vida?: «Riders on the Storm» 
  • ¿Qué pedirías si tuvieras un solo deseo?: «Not to Touch the Earth» 
  • Escribe una cita o frase sabia: «No Me Moleste Mosquito» 
  • Ahora despídete: «The End»

Nomino a @kpitel, que seguro nos sorprenderá. Y eso es todo, criaturas de internet. Como bien dice el crack @Eulez ¡Viva el egoblogueo sin pretensiones! [¡Viva!]

miércoles, 14 de mayo de 2014

La influencia de la mitología en la ciencia (15ª Parte): Eolo

Eolo entrega los vientos a Ulises (Isaac Moillon) | Fuente

Eolo es un nombre compartido por tres personajes al que se asocia como gobernante de los vientos en la mitología griega. Se menciona a un Eolo, hijo de Hélen y de la ninfa Orséis, otro que era hijo de Poseidón y Arne, y hasta un tercero que se considera hijo de Hípotes y que es el que aparece mencionado en la Odisea como el dios que regaló a Ulises (Odiseo) todos los vientos, menos el que conducía a Ítaca, dentro de un odre. Bastaba con no abrir el odre para llegar a casa pero la torpe tripulación del barco de Ulises lo abrió creyendo que había oro en su interior desencadenando una enorme tormenta que los alejó de nuevo de su hogar.

En la antigua Grecia, los dioses del viento eran conocidos con el nombre genérico de Anemoi (vientos, en griego antiguo) y eran unas deidades que se correspondían con los distintos puntos cardinales, y estaban relacionados con las estaciones y los fenómenos meteorológicos. En los escritos de Hesíodo se distinguen los vientos beneficiosos como Noto, Argestes, Bóreas y Céfiro, que eran hijos de Astreo y Eos, de los vientos destructivos, hijos de Tifón. Y a todos ellos los gobernaba el poderoso Eolo.

El viento, su velocidad y su componente mayoritario
Podemos definir el viento de forma sencilla como el movimiento de una masa de aire en la atmósfera de forma horizontal. Más o menos. Se atribuye al físico y matemático Evangelista Torricelli (1608-1647), inventor del barómetro, la primera aproximación a una definición más científica cuando dijo aquello de "(...) los vientos son producidos por diferencias en la temperatura del aire, y por tanto de la densidad, entre dos regiones de la Tierra". 


Anemómetro de Robinson
Como todos sabemos, para medir la velocidad del viento se utiliza el anemómetro (recordad los Anemoi), un instrumento que se cree fue ideado por primera vez por el sacerdote y arquitecto Leon Battista Alberti a mediados del siglo XV. Dos siglos después Robert Hooke (1635-1703) desarrolló otra versión mejorada. De hecho se le atribuye a Hooke erróneamente la invención del anemómetro. Y ya mucho más tarde llegamos a modelos más modernos y familiares, como el de las cuatro copas semiesféricas, de John Thomas Romney Robinson, en 1846. 

¿Y qué transporta el viento? Pues normalmente aire. ¿Y de qué está compuesto el aire? Pues de una mezcla de gases en distintas proporciones: nitrógeno (78 %), oxígeno (21 %) y en menor proporción otras sustancias químicas como vapor de agua, ozono, dióxido de carbono, gases nobles como el argón, etc.




Y como el ganador es el nitrógeno, pues vamos a profundizar un poco en la curiosa historia de su descubrimiento, por parte del que fuera tío de Walter Scott y un joven estudiante posgraduado de química cuando hizo historia con su aislamiento.

La sal amoniacal (nombre vulgar del cloruro de amonio) se conoce desde muy antiguo y era un compuesto que intrigaba especialmente a los alquimistas por su volatilidad. Para introducirnos en la historia del nitrógeno tenemos que comenzar con la década de 1760 donde Henry Cavendish (1731-1810), Joseph Priestley (1733-1804) y Carl Wilhelm Scheele (1742-1786) lo estudiaron por separado acercándose bastante a su identificación, pero tuvo que ser un joven estudiante llamado Daniel Rutherford (1749-1819) quien finalmente lo aislara en 1772. 

Daniel Rutherford fue un químico y médico escocés, conocido también como hemos dicho antes por ser tío carnal del novelista Sir Walter Scott, que durante su tesis se dedicó a experimentar indagando sobre la composición del aire. Rutherford dejó arder unas velas en un contenedor de aire cerrado y observó que tras un tiempo, la vela ya no ardía, y lo que es más importante, ninguna otra sustancia se quemaba en aquel aire. Tampoco podían vivir allí animales como los ratones.

Daniel Rutherford

Rutherford mantuvo un ratón con una cantidad limitada de aire dentro de una campana hasta que se finalmente murió. Luego quemó una vela en lo que quedaba dentro del recipiente hasta que la vela se apagaba. Y después quemó fósforo en lo que quedaba hasta que el fósforo no ardía. A continuación, hizo pasar este aire a través de una solución que tenía la capacidad de absorber dióxido de carbono. El aire que quedaba tras el proceso no permitía la combustión de una vela y un ratón no podía vivir al respirarlo aisladamente.

Rutherford y Black estaban convencidos de la validez de la teoría del flogisto y trataron de explicar sus resultados en función de esta teoría. Por ese motivo Rutherford llamó al gas que había aislado aire desflogisticado. Pero lo que en realidad había conseguido es lo que hoy todos conocemos como nitrógeno.

En septiembre de 1772, con tan solo 22 años de edad, Rutherford publicó sus resultados en una tesis doctoral escrita en latín y titulada De aere fixo dicto aut mephiticio, pocos meses antes de que Priestley anunciara el mismo descubrimiento.

Cinco años después del famoso hallazgo de Rutherford, el padre de la química Antoine-Laurent de Lavoisier (1775-1776) demostró que el aire que respiramos es una mezcla de un 21% en volumen de oxígeno y un 79% en volumen de nitrógeno, y lo denominó ázoe, que se refiere a algo incapaz de sostener vida. Finalmente fue Jean-Antoine Chaptal el que le dio el nombre definitivo al nitrógeno en 1790.


Referencias:
http://www.logicenergy.com/articles/history-anemometer/
Nature's Building Blocks, John Emsley

NOTA1: Esta entrada participa en la edición Br (XXXV) del carnaval de Química alojada en el recomendable blog Ciencia para todos

NOTA2: Mi agradecimiento a mi amigo Manuel Susarte, químico y escritor, por la idea de Eolo para esta serie.